viernes, 1 de noviembre de 2013

La Lengua Indígena Kariná

Fray Cesáreo de Armellada - Kavanayén, Venezuela
El Kariná, lengua indígena estudiada hace doscientos años por el capuchino Martín de Tarandei y la cual se creía extinguida, fue localizada en el habla de medio millar de indígenas que habitan el sector selvático por donde pasa el río Corumo.
         La comprobación la hizo durante una excursión de varios días durante junio de 1973, el padre capuchino Cesáreo Armellada, Director del Instituto Venezolano de Lenguas Indígenas de la Universidad Católica Andrés Bello.
         El sacerdote lo anunció a su regreso de la misión indígena de La Calzeta, cerca de Tumeremo, donde obtuvo información acerca de grupos más numerosos de indios que habitan en las cabeceras del Río Guarampin, al Noreste de Estado y que habla el mismo idioma Kariná.
         Por supuesto, que esto lo observó el Padre Cesáreo muy de paso, por lo que prometió luego volver por esos puntos de la selva disponiendo de un mayor tiempo para estudiar de nuevo la dicha lengua y ver si sufrió variantes a lo largo de dos siglos.  El grupo Kariná pertenece al tronco Caribe al igual que otras ocho o diez lenguas diseminadas en  los estados Bolívar, Amazonas, Zulia y Anzoátegui.
         En Venezuela el Instituto tiene ubicadas y clasificadas 34 lenguas indígenas.  La Guajira es la que tiene el mayor número de hablantes seguida por el Warao y el Pemón. En lo que respecta al Estado Bolívar es evidente la existencia de nueve lenguas: Pemón, Kariña, Sapé, Arutani, Maquiritare, Panare, Acawayo, Waica y ahora la Kariná.
El Padre Cesáreo Armellada, quien llegó a Venezuela en 1933 expresamente para dedicarse al estudio de lenguas indígenas,  sobre las cuales escribió 14 libros, dijo en esa ocasión que en el hoy Estado Amazonas se hablan 14 lenguas indígenas, sin incluir la lengua “Joti” localizada por una estudiante de la Universidad Central de Venezuela. También el Instituto verificaba en 1973 si el Chicano es el mismo Panare
A propósito de el Chicano, debo decir que en una entrevista que le hice a Henry Corradini  en agosto de 1972, informó que en sus periódicas excursiones por  lugares donde habitan Panares y Makiritares, observó la existencia de un grupo de indígenas distintos  que moradores del Bajo Cuchivero identifican como Chicanos, indios rubios  de pelo largo y ojos azules.  Fieros guerreros temidos por las otras tribus  vecinas y que viven aislados en lo profundo de la selva, trashumantes, nómadas  que nunca dejan rastros de sus pasos.  El dialecto de estos indios es distinto, de procedencia desconocida, aunque entreveía rasgos físicos y prácticas de vida afines con razas indígenas australianas.  Se preguntaba Corradini si son acaso los pobladores más antiguos del continente.
Lamentablemente al padre capuchino Cesáreo Armellada no le alcanzó el tiempo para profundizar en la investigación tanto de lo Jotti como de los Chicanos, pues falleció el 9 de octubre de 1996, en un pueblito llamado Armellada de la Provincia de León, España.  Su nombre de pila era el de Jesús María García Gómez. Y llegó a ser como escribió uno de sus hermanos: uno de los mejores chavales que llevase el pendón misionero en las selvas americanas, sin que lo derribasen vientos, tormentas, dificultades, riesgos ni peligros.
Fue miembro de la Sociedad de Estudios Americanistas de París, de la Sociedad Bolivariana de Caracas, Director de la revista Venezuela Misionera de Caracas, Director del Archivo Arzobispal de Caracas, periodista graduado, escritor fecundo y publicista renombrado.

Entre sus obras sobresalen: Literaturas indígenas venezolanas, El Rabipelado Burlado, Taurón pantón I y II, La causa indígena americana en las Cortes de Cádiz, Cómo son los Indios Pemón de la Gran Sabana y Diccionario Pemón. 

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