martes, 23 de mayo de 2017

La novedad de las bombillas


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La llegada de la luz eléctrica a Ciudad Bolívar inclinó a numerosas casas mercantiles a incorporar el ramo de los artefactos eléctricos como bombillas, sócates, cables, fusibles y la última novedad en esa materia según publicidad de entonces fueron las llamadas “Lámparas eléctricas movedizas” de la marca Wolf. Esta lámpara se podía colocar en cualquier lugar “y siempre la luz sin lastimar la vista”. La recomendaban para los doctores como algo indispensable. Asimismo para los dentistas, dibujantes y escribanos. Para las señoras que acostumbraban coser en máquinas, lo mismo que para las señoritas que tocaban el piano. La dicha lámpara constaba de tres brazos, 42 pulgadas, extendidas y 14 dobladas. 
Niqueladas, de latón o cobre. Estas lámparas llegaban por el puerto fluvial de la ciudad procedentes de la casa Mendoza Bros de Nueva York.
Había casas de familias y sedes de instituciones oficiales que no obstante haber contratado el servicio de energía eléctrica difícilmente abandonaron las antiguas lámparas de carburo granulado o acetileno. Por ejemplo, la Catedral instaló el 13 de marzo el alumbrado de gas acetileno con un aparato central generador marca “Monach” importado de los Estados Unidos. Daba una luz clara en tres arañas, con diez mecheros cada una en la nave mayor; 14 mecheros en el Presbiterio del Altar Mayor; una en la Sacristía; 5 en el Coro Alto; 15 en la nave lateral del Carmen; 15 en la lateral de Cristo; por su instalación el obispo Durán pagó 682,85 pesos.
La bombilla o lámpara incandescente llegó a Ciudad Bolívar al mismo tiempo que entró en servicio en julio de 1911 la Planta Eléctrica movida por vapor producido en calderas con carbón antracita. Las bombillas se instalaban dentro de las edificaciones y en el ambiente externo los llamados arcos voltaicos, de una luz más intensa producida por electrodos alimentados con una corriente de 10 amperios. La corriente provocaba un gran calentamiento en el punto casi de contacto de los electrodos dando lugar entre ellos una descarga luminosa similar a la llama.
La bombilla es uno de los inventos más utilizados por el hombre desde su creación hasta la fecha. Según la revista Life es la segunda más útil de las invenciones del siglo XIX. La comercialización de la bombilla por parte de la compañía Edison estuvo plagada de disputas de patentes con sus competidores.
En torno a 1914 las bombillas sufrieron una fuerte reducción de su vida útil, disminuyendo su duración de las 2 mil 500 a las mil horas. La bombilla se convirtió así en el primer objeto de consumo víctima de la obsolescencia programada. El cartel de productores, participado entre otros por Phillips, Osram y Zeta, llegó a un acuerdo de colusión para fomentar la adquisición de bombillas reduciendo conscientemente su duración.
Los bolivarenses de la ciudad capital estaban felices con la llegada de la electricidad y todo cuanto ello significaba para el porvenir de la ciudad. Los únicos que parecían preocupados eran los vecinos de la planta por el ruido que producía y optaron por ofrecer en ventas sus viviendas a la compañía. Preferían disfrutar a la distancia del beneficio de una electricidad a la cual muchos le atribuían algo mágico. Si era capaz de imitar la luz del día para disolver la noche, cualquier cosa más podía esperar la gente del fenómeno y de ello estaba seguro el doctor Chass De Grath, quien inventó el específico “Aceite eléctrico” para calmar toda clase de dolor. Se hacían entonces toda clase de especulaciones y hubo quien pensara si acaso los arcos voltaicos no contribuirían a aumentar la temperatura del verano  por las noches. (AF)

lunes, 22 de mayo de 2017

La Publicidad del Siglo Pasado

CABALLERO HAGASELA SUAVE Y PLACENTERAMENTE. 
Su afeitada le proporcionara un suave placer con la crema de afeitar MENNEN. 

 La publicidad es tan antigua como el mercado mismo. La necesidad de dar a conocer un producto o un servicio por el medio masivo más adecuado, impuso lo que actualmente conocemos como publicidad.

La técnica de comunicación comercial de nuestros días está más que avanzada en comparación con las formas primitivas de hacer publicidad, Hoy en día se cuida mucho la forma y estética del mensaje tomando en cuenta lo que se recomienda o sugieren algunas disciplinas relacionadas con el comportamiento del ser humano como la psicología, la sociología, la antropología, la estadística y la economía. Todos estos temas, por lo general, son indispensables, científicamente hablando, en el estudio de mercado y concepción de un mensaje adecuado para el público.

Por supuesto que hasta mediados del siglo veinte, la publicidad era más simple y menos científica pues el mensaje publicitario no contaba con los medios radioeléctricos y audiovisuales de hoy, sino con el mensaje periodístico completado con los cartelones, los vidrios cinematográficos y los impresos tipográficos.

Particularmente, los periódicos bolivarenses hasta muy avanzado el siglo pasado distribuían la publicidad en primera y última páginas. Una publicidad constante, frecuente en primera página, era la Emulsión de Scott, la del hombre del bacalao, que para le época parecía no sólo la panacea de muchos males comunes sino que además prometía buena salud y crecimiento. Destacaba la que el establecimiento mercantil “El Cóndor” dedicaba a los fonógrafos portátiles recién llegados de los Estados Unidos, distribuidos por Miguel L. Ramírez.  Asimismo, E. Boulissiere vendía fonógrafos y discos Pathé.  Nunca faltaba la publicidad de las Velas Huecas, de superior estearina considerada de mayor duración que las macizas a juicio de su fabricante en Caracas, E. Franklin.
Los cigarrillos La Colombina cuya cajetilla venía con la figura de un animal que se sorteaba todos los meses y se pagaba cinco bolívares por cada animal premiado. El febrífugo de Valentiner Behrens preparado con plantas indígenas que según la publicidad era infalible contra el paludismo, las afecciones del bazo y del hígado. Las píldoras topológicas del N. Bolet, recomendadas para regenerar la sangre y tonificar el sistema nervioso.
Perfumes de toda clase, especialmente los de marca Rigaud, violeta blanca, de Birmania, Flores de Auvrnia, Luis XV, Lilas de Persia; píldoras vegetales de Bristol, purificador zarzaparrilla, píldoras purgativas del Doctor Guillie, Ron viejo hilo de oro, el Cholagogue universal publicitado como el más poderoso, el más activo y el más popular de todos los específicos contra el Paludismo, Hemoglobina en vino y granulada para combatir la anemia, la Febricine para  atacar las fiebres y disentería, el jarabe de Nafé contra la tos, el resfriado y la bronquitis.

La Botica El Águila de Guillermo Lange se gastaba un cuarto de aviso en los periódicos para promocionar su variedad de perfumes importados. Agostine & Mariani vendía el vino Medoc; Alejandro Castro tenía una Agencia de despacho de buques en la calle Dalla Costa; La Botica del Orinoco, situada en la Alameda vendían Bacilina anticatarral. Boragina competía con sus tijeras de barbero desde la calle Orinoco con las de Antonio Lauro en su “Petit Trianon Barbería”.

Estaban de moda y bien publicitadas novelas de Víctor Hugo, Dumas, Claretie, Sué Pierre Loti, Belot. Se vendía el tomo a 2 reales. La heladería de Iberia de los Hermanos Palazzi vendía unos helados que muchos mezclaban con la colita Cardier.

Blohm, Acquatella y Pietrantoni exportaban cueros, Domingo Valery exportaba Balatá; Virgilio Casalta, cauchos del Caura; Palazzi Hermanos, plumas de garza; Rafael Bermúdez, café y oro fundido. Todos estos productos publicitados casi diariamente en la prensa local. (AF)

miércoles, 10 de mayo de 2017

La Docencia y sus desafíos


Enedina Temiche de Villaroel y su hija Yuglis Coromoto se asociaron en la investigación y escritura de “La Docencia y sus desafíos”, un libro de excelente formato, editado y diseñado por el equipo editorial de Néstor Curra Arciniegas, un guayanés metido a caraqueño desde hace tiempo.

La obra plantea “un contenido ideológico, reflexivo, humanista y técnico innovador, para reconocer y establecer estrategias que permiten al educador liderar los retos que demanda el nuevo milenio”.

Las autoras de este libro  se auxilia con una bien seleccionada bibliografía que al ritmo de la reflexión de ellas en sintonía con sus experiencias en diversos campos de la enseñanza, se va traduciendo en un lenguaje natural, asimilable y orientador, a los largo de sus diez capítulos.

El eje de la obra es el educador como líder social comprometido a poner de lado si es necesario el recetario tan común de los programas oficiales, abriéndose a las fuerzas del cambio, pero siempre apoyado en los principios filosóficos universalmente admitidos por la pedagogía moderna.

Interpretamos a la luz de una rápida lectura del libro que el educador no debe quedar encasillado en la rutina de la enseñanza sino abrirse, respirar otros aires del conocimiento y plantearse retos de acuerdo con la dinámica de la sociedad que avanza, plantearse cuál es su visión-misión personal, profesional y ciudadana, conocer la visión-misión de la institución donde labora y saber cuál es la visión misión del país en general, sólo así podrá aclarar su papel dentro y fuera del aula.

Se propone en el libro como visión del educador venezolano, ser un profesional de dimensión humanista preparado académicamente, que represente la esperanza de un país, guía, orientador, facilitador, formador de un proceso educativo integrador, crítico, creativo, activo, participativo, con soluciones prácticas y cónsonas al momento vivido, con visión de futuro en la preparación del venezolano, para poder incorporarse de manera creativa, constructiva positiva en la interacción de una democracia participativa, hacia la autorrealización individual y colectiva de un país próspero y solidario con bases sólidas de libertad, solidaridad y justicia social.

Y como misión plantea la formación de este capital humano en el país, toda misión es servicio, toda misión es acción, tarea, esfuerzo, compromiso. Garantizando la proyección de los valores y principios enmarcados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica de Educación y demás instrumentos legales de la Nación, con capacidad manifiesta de paz, libertad y bien común. El educador debe trabajar en formarse internamente bajo la visión del educador venezolano.

Enedina Villaroel es una educadora con amplia experiencia en los diferentes niveles y modalidades del sistema educativo venezolano, profesora de castellano y literatura, postgrado en Currículum practitional en ONL, profesora de postgrado (Gerencia educativa y planificación y evaluación), participó en la elaboración de los diseño curricular de Educación Básica (1987), directora de Educación del estado Bolívar, supervisora V del Ministerio de Educación, coordinador del equipo de investigación educativa del estado Bolívar, administradora del docente de aula, verdadero protagonista de la transformación educativa del país.

Su hija Yuglis Villaroel es maestra especialista y profesora de educación especial, amplia experiencia en las diferentes áreas de la Modalidad de Educación Especial (déficit cognitivo, dificultades de aprendizaje, sordo ceguera, deficiencia auditiva y problemas del lenguaje, Talleres laboristas, Educación Básica) coordinadora de Educación especial de la Zona Educativa del estado Miranda (2000). Profesora de Pregrado y extensión universitaria Unefa, actuación en el proceso de desarrollo y actualización docente, identificada plenamente con los cambios profundos del 111 milenio y el Rol del Docente y la sociedad en la dinámica educativa. (AF)

viernes, 5 de mayo de 2017

LO QUE EN 1916 SE DECÍA DE PIAR


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En febrero de 1916 se desató en Ciudad Bolívar una polémica periodística sobre el origen de Manuel Piar. Salieron a relucir dos versiones. La del historiador colombiano Ernesto Restrepo Tirado que presenta a Piar como curazoleño al igual que su esposa María Marta Boom y su hija María Elizabeta. Restrepo se basa en el expediente instruido en 1822-1827 sobre reclamación de los haberes militares del general Piar, y la del historiador carupanero Bartolomé Tavera Acosta, quien escribe que desde 1874, año de la destrucción de los conventos en Caracas, comenzó a decirse que en un archivo de las monjas de la Concepción se había hallado la partida de nacimiento de Piar. Narra Tavera que desde entonces comenzaron los historiógrafos como el prelado Arroyo y Niño, Pesquera Vallenilla,  Vergara y Velasco, Julio Calcaño, Laureano Villanueva, Ángel Núñez y Lino Duarte Level, entre otros distinguidos letrados, a solidarizarse con la especie según la cual Piar realmente habría nacido en Caracas en 1777, hijo de un príncipe de Braganza y Soledad Jeres Aristeguieta, del mantuanaje caraqueño. El apellido Piar le vendría por don Fernando Piar, su padre adoptivo, y la mulata Isabel Gómez, nodriza y partera.
Pero es bueno aclarar que si bien Lino Duarte Level coincide en decir que Piar nació en un convento de Caracas, no así con la especie según la cual era hijo de un príncipe de Braganza. Por el contrario, Duarte Level (angostureño, secretario de Guzmán Blanco) sostiene que era hijo de Marcos Ribas, el padre de José Félix Ribas quien siendo viudo sostuvo un flirteo con Soledad Jeres Aristeguieta, de allí lo bien que siempre se llevaron Piar y Ribas en la lucha por la independencia.
La versión Restrepo fue confirmada en fecha reciente al hallarse en el Archivo Nacional de Holanda, en los libros de bautismos referentes a Curacao, Aruba y Bonaire, años 1774, el acta o fe de bautismo, escrita en latín, por el padre franciscano holandés William Brada. De ella se concluye que el héroe de la batalla de San Félix nació en la ciudad de Willemstad y recibió las aguas lustrales con el nombre de Manuel María Francisco, hijo de María Isabel Gómez y de Fernando Piar Lottyn. Manuel por su abuelo materno, María por su madre y Francisco por haber nacido (probablemente) el 2 de abril, día de San Francisco de Paula. El bautizo tuvo lugar el 28 de abril de 1774 en la iglesia Santa Ana de Curazao y sirvieron de padrinos el reverendo padre Juan Antonio de Aquino y Juana Paulina Gómez.
El segundo nombre Carlos, con el cual la posteridad a veces lo señala, no aparece en ninguno de los documentos de la campaña militar firmados por Piar.  Se ha dicho, sin embargo, que aparece inexplicablemente en un momento solemne de su vida, cual fue el de su matrimonio con María Martha Boom, celebrado a la edad de 24 años en el castillo de Amsterdam (Curazao) el 8 de abril de 1798. De esa unión nació María Elizabeta, nacida el 16 de diciembre de 1798, según partida de bautizo extendida el 6 de abril de 1817 por Jak Muller, presidente de la parroquia luterana. Ni antes ni después, aparece Piar con el nombre de Carlos.
La Academia Nacional de la Historia no admite ni reconoce el segundo nombre de Carlos porque no existe ningún documento fehaciente que lo testifique.  Sin embargo, en Guayana es común, incluso a nivel de las autoridades, decir “Manuel Carlos” y hasta se comete la perversión de “Carlos Manuel”. Los medios de comunicación contribuyen en ese sentido, lamentablemente. (AF)

jueves, 4 de mayo de 2017

El Fauno cautivo

El 25 de agosto de l913 es capturado el poeta Alfredo Arvelo Larriva a los cinco meses de haber sido puesto en libertad por vía de gracia luego de  enjuiciado por Tribunales de Ciudad Bolívar  El poeta fue capturado al desembarcar desde Curazao junto con el general Simón Bello y un grupo de venezolanos que proyectaban invadir por las costas de Coro.  Este General Bello era cuñado del General Cipriano Castro, y hermano de Jorge Bello, que era jefe de la Fortaleza de San Carlos cuando Arvelo Larriva llegó allí en 1907, transferido de la Cárcel de Ciudad Bolívar.
El poeta barinés, Alfredo Arvelo Larriva, estuvo preso en la cárcel de Ciudad Bolívar  desde el 5 de abril de 1905 y finalmente transferido a la Fortaleza de San Carlos por haber herido mortalmente durante una riña al señor José María Guevara, dueño del Hotel donde se hospedaba junto con el escritor Rufino Blanco Bombona, quien se dirigía a encargarse de la Gobernación del territorio Amazonas.
Juan Vicente Gómez temiendo una invasión de Cipriano Castro se había declarado en campaña y establecido su campamento en Maracay.  Entonces se dijo que no era otra cosa que una maniobra para eternizarse en el poder y que tuvo como principal autor al General León Jurado, presidente del Estado Falcón.
Maniobra o no, lo cierto es que el poeta barinés cayó preso por segunda vez.  Cuando salió libre de la pena impuesta por el Tribunal Penal de Ciudad Bolívar, escribió  “Atrás quedó mi juventud ¿perdida? / Yo la mate: lo digo sin adornos, / Yo la mate: lo digo sin bochornos / Así mata un amante su querida/.
El poeta barinés permaneció preso y engrillado en el Castillo de Puerto Cabello durante ocho años, una prisión más prolongada y penosa que la sufrida en la Cárcel Vieja de Ciudad Bolívar, según recoge su sobrino Luis Alejandro Angulo Arvelo en su biografía “El Fauno Cautivo”.
La situación de Alfredo Arvelo Larriva en la cárcel, la describe Miguel Otero Silva en el prólogo a la primea edición de las obras completas del poeta, publicada en 1977: “En aquellas mazmorras peor que feudales lo mantuvieron sepultado entre 1913 y 1921, sometido a tan cavernoso aislamiento que ni siquiera se enteró del transcurso de la primera guerra mundial”.
A los grillos los recuerda Alfredo Arvelo Larriva al final de su soneto “Repiques de aleluya”:  “Mi alma es una ruina dorada por la aurora / Mis pascuas infantiles resucitan ahora /cual un tropel de pájaros sonoros y sencillos / mientras con ritmo isócrono y son áspero y rudo / contra el sórdido suelo de la celda sacudo / los treinta kilogramos de hiero de mis grillos”.
Ya en libertad, el poeta junto con sus amigos Pocaterra y el pintor español Emilio Gilbert rinden homenaje a Lisandro Alvarado en la revista “Actualidades” que dirige Rómulo Gallegos.

Alfredo Arvelo Larriva siguió conspirado contra la dictadura de Juan Vicente Gómez moviéndose de un lugar a otro con Gabaldón y con Román Delgado Chalbaud.  Viaja a México y luego a Paris para regresar a Venezuela en misión conspirativa que le encarga Delgado Chalbaud y que tuvo relación con el Falkes.  Para no levantar sospechas y aconsejado por Jóvito Villalba visita en Maracay al Dictador y le pide le regale el pasaje para regresar a Paris.  Así lo hizo, pero sus inmensos  deseos de ver desaparecer al Dictador no se cumplieron, murió un año antes que él, en Madrid, el 13 de mayo de 1934.  Sus restos fueron repatriados a Venezuela en 1949 cuando el hijo de Román Delgado Chalbaud, Carlos, era Presidente de la Junta Militar de Gobierno.