jueves, 4 de mayo de 2017

El Fauno cautivo

El 25 de agosto de l913 es capturado el poeta Alfredo Arvelo Larriva a los cinco meses de haber sido puesto en libertad por vía de gracia luego de  enjuiciado por Tribunales de Ciudad Bolívar  El poeta fue capturado al desembarcar desde Curazao junto con el general Simón Bello y un grupo de venezolanos que proyectaban invadir por las costas de Coro.  Este General Bello era cuñado del General Cipriano Castro, y hermano de Jorge Bello, que era jefe de la Fortaleza de San Carlos cuando Arvelo Larriva llegó allí en 1907, transferido de la Cárcel de Ciudad Bolívar.
El poeta barinés, Alfredo Arvelo Larriva, estuvo preso en la cárcel de Ciudad Bolívar  desde el 5 de abril de 1905 y finalmente transferido a la Fortaleza de San Carlos por haber herido mortalmente durante una riña al señor José María Guevara, dueño del Hotel donde se hospedaba junto con el escritor Rufino Blanco Bombona, quien se dirigía a encargarse de la Gobernación del territorio Amazonas.
Juan Vicente Gómez temiendo una invasión de Cipriano Castro se había declarado en campaña y establecido su campamento en Maracay.  Entonces se dijo que no era otra cosa que una maniobra para eternizarse en el poder y que tuvo como principal autor al General León Jurado, presidente del Estado Falcón.
Maniobra o no, lo cierto es que el poeta barinés cayó preso por segunda vez.  Cuando salió libre de la pena impuesta por el Tribunal Penal de Ciudad Bolívar, escribió  “Atrás quedó mi juventud ¿perdida? / Yo la mate: lo digo sin adornos, / Yo la mate: lo digo sin bochornos / Así mata un amante su querida/.
El poeta barinés permaneció preso y engrillado en el Castillo de Puerto Cabello durante ocho años, una prisión más prolongada y penosa que la sufrida en la Cárcel Vieja de Ciudad Bolívar, según recoge su sobrino Luis Alejandro Angulo Arvelo en su biografía “El Fauno Cautivo”.
La situación de Alfredo Arvelo Larriva en la cárcel, la describe Miguel Otero Silva en el prólogo a la primea edición de las obras completas del poeta, publicada en 1977: “En aquellas mazmorras peor que feudales lo mantuvieron sepultado entre 1913 y 1921, sometido a tan cavernoso aislamiento que ni siquiera se enteró del transcurso de la primera guerra mundial”.
A los grillos los recuerda Alfredo Arvelo Larriva al final de su soneto “Repiques de aleluya”:  “Mi alma es una ruina dorada por la aurora / Mis pascuas infantiles resucitan ahora /cual un tropel de pájaros sonoros y sencillos / mientras con ritmo isócrono y son áspero y rudo / contra el sórdido suelo de la celda sacudo / los treinta kilogramos de hiero de mis grillos”.
Ya en libertad, el poeta junto con sus amigos Pocaterra y el pintor español Emilio Gilbert rinden homenaje a Lisandro Alvarado en la revista “Actualidades” que dirige Rómulo Gallegos.

Alfredo Arvelo Larriva siguió conspirado contra la dictadura de Juan Vicente Gómez moviéndose de un lugar a otro con Gabaldón y con Román Delgado Chalbaud.  Viaja a México y luego a Paris para regresar a Venezuela en misión conspirativa que le encarga Delgado Chalbaud y que tuvo relación con el Falkes.  Para no levantar sospechas y aconsejado por Jóvito Villalba visita en Maracay al Dictador y le pide le regale el pasaje para regresar a Paris.  Así lo hizo, pero sus inmensos  deseos de ver desaparecer al Dictador no se cumplieron, murió un año antes que él, en Madrid, el 13 de mayo de 1934.  Sus restos fueron repatriados a Venezuela en 1949 cuando el hijo de Román Delgado Chalbaud, Carlos, era Presidente de la Junta Militar de Gobierno.

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