lunes, 31 de octubre de 2011

Angelito “Lanza” alzado contra Gómez


En 1914, el upatense  Ángel Custodio Lanz, apodado por su ferocidad guerrillera como “Angelito Lanza”, se sublevó contra la reforma de la Constitución Nacional propiciada ante el Congreso por el General Juan Vicente Gómez, para perpetuarse en el Poder.
            Estuvo Angelito Lanz alineado siempre con Cipriano Castro y había participado al lado de Gómez y junto con el General Anselmo Zapata contra la llamada Revolución Libertadora que tuvo a Ciudad Bolívar como último baluarte.  Sin embargo descompadró con Gómez y se le sublevó en “Las Chicharras”, altiplanicie de Nuria, distrito Roscio, capital Guasipati.
En el curso de ese levantamiento tomó tres veces la Plaza de Upata, por lo que el Gobierno de David Gimón, por instrucciones del gobierno central, comisionó a los Generales Marcelino Torres García y Vicente Vásquez para perseguir, enfrentar y capturar a los sublevados, particularmente a su cabecilla  
            El 19 de junio, desde la base militar de Guasipati, el General Marcelino Torres, comandante general de las tropas, envía al Gobierno el siguiente telegrama: “Angelito Lanza (Ángel Custodio Lanz) con pocos compañeros que le quedan se salió por una pica reservada.  Ayer a la una lo alcanzó la caballería del General Morales, le tomó algunos prisioneros y lo obligó a internarse en la montaña. El encuentro fue en Cerro Largo, Sabanas de los Grúber.  Todas las salidas se las tengo tomadas mientras el General Vásquez le sigue el rastro.  A Lanza le queda poca gente hambrienta y descalza, pues no les ha dado tiempo ni de comer.”
            Tres días después, 22 de junio, el telegrama desde Upata, es distinto, pues el guerrillero Angelito Lanza se había salido con la suya.  Le armó una emboscada a la tropa del Gobierno  y dio muerte a su comandante el General Vicente Vásquez, en el llamado Paso del León, inmediaciones de El Palmar.
            Al final triunfaron  las fuerzas del Gobierno, pero  no pudieron capturar a Angelito Lanz porque este muy sagazmente evadió el cerco y fue a parar a Puerto España, Trinidad, donde solicitó asilo dejando en la penuria a su esposa  Francisca María Muñoz con la cual tuvo a su único hijo, Alejo, a quien más tarde reclamaría para educarlo en Trinidad.
            En Trinidad fue acogido por otros exiliados políticos y comenzó de nuevo a conspirar para invadir Venezuela por Guayana.  El enlace con los comprometidos en Guayana era el fotógrafo I. E. Rebolledo, quien tenía un estudio en la calle Venezuela de Ciudad Bolívar, pero el complot fue descubierto y Rebolledo fue a parar con sus huesos al Castillo de Puerto Cabello.
            Después de la muerte de Gómez en 1935, Angelito Lanz volverá a Upata con su hijo Alejo que educó en Trinidad.  Alejo, un intelectual en potencia que llegaría a escribir varios libros, entre ellos, las memorias de su padre, se vio en la imperiosa necesidad de sobrevivir trabajando en las minas de oro del Yuruari.
Entretanto, Angelito se volvería a casar en  segunda  nupcias con Santiaga Isabel Silva, viuda de un comerciante. En Upata se mantuvo hasta 1960, cuando ya pobre y en estado de salud deplorable,  su hijo Alejo, quien se había establecido en la población de El Tigre, se lo llevó para tenerlo más cuidado de cerca.
Angelito Lanz, quedó ciego y físicamente desgastado, pero nuca perdió su vivacidad y lucidez.  El  12 de julio de 1963, a los 82 años puesto que había nacido en Upata en 1881, falleció dejando en uno de sus nietos la vocación por las armas.
Los upatenses lo recuerdan a través de la tradición oral como un guerrillero audaz que fue fiel al pensamiento liberal que profesaba, que nunca claudicó y supo burlar los acosos de las tropas del dictador Juan Vicente Gómez.

domingo, 30 de octubre de 2011

Furor por los autos en 1915


El 12 de julio de 1915, llegaron más automóviles a Ciudad Bolívar en cubierta abordo de los vapores que venían de ultramar.  Se incrementó así el acervo rodante de la capital guayanesa y las publicaciones locales desplegaron la noticia: “Llegaron el sábado autos nuevos en el vapor “Thosa” procedente de Nueva York, cinco autos nuevos distribuidos así:  un “Velice” de 7 asientos y 40 HP, para el señor Virgilio Casalta; un “Dodge” barnizado de blanco de 6 asientos y 25 HP para el señor Willy Handerson y 3 Ford corrientes, consignados al agente Savelli, de ellos uno para el señor D. Golía y otro para los señores Bermúdez Hermanos, de Soledad.  Por último, el vapor “Delta” también llegó con automóviles de la afamada marca francesa “Dion Bouton” de 6 asientos y 40 HP, propiedad de los señores Carlos Palazzi, A. Mannoni y S. Khasen.
            La vecina Soledad, al otro lado del río, no se quedó atrás, pues  días después, el 20 de julio, el diario vespertino de la ciudad tituló “Automóviles en Soledad sin precedente” seguido del siguiente texto: “Es la facilidad que proporciona hoy en Soledad, el famoso Ford que acaban de recibir por el último vapor americano los señores Bermúdez Hermanos y Francisco Palermo, con lo cual quedan evitadas las molestias y dificultades que sufrían los bañistas que desean saborear las caricias de los inmejorables chorros del río La Peña y los no menos famosos chorros de La Romana en donde más de un enfermo de allende y de aquende el Orinoco, han encontrado en sus aguas termales la salud deseada que no lograra devolver la ciencia y paciencia del mismo Yaguarín.  Por viaje de automóvil desde una hasta 4 personas, a La Peña ida y vuelta Bs. 20.  A La Romana, Bs. 16.  Por hora la primera Bs. 14 y la subsiguiente Bs. 12 e igual precio cualquier fracción.  Después de las 6 de la tarde Bs. 16.  Los viajes a Cantaura, Pariaguán y puntos intermedios, a precios convencionales y puntos intermedios, a precios convencionales”.
            Pero no todo era felicidad o placer sobre ruedas, el gozo trajo sorpresivamente aparejada la tragedia y el  26 de julio ocurrió la primera que para los parroquianos es “una gran tragedia”. Ocurrió en Los Farallones.  Dos muertos y seis heridos.  Un auto Ford en el abismo.  Regresaba de los baños La Mariquita a las 3 de la madrugada conducido por el caraqueño Luis Ramón Rosas, de 31 años, quien resultó muerto al igual que Sebastián Benigno, de 36 años, de Barcelona y residía junto con su familia en la ciudad desde la época de Nicolás Rolando.  Heridos: General Quintín Aguilera,  Andrés Benigno, María Osorio, Magdalena García, Ana Luisa Silva y Mercedes García.  El automóvil siniestrado  un Ford, patente 135, propiedad de “Rojas & Núñez” y única unidad de la empresa.  Quedó totalmente siniestrada salvándose únicamente las ruedas.  Lo rescataron más de un centenar de personas por la cañada del arroyuelo Quinta Calzón y trasladado de allí a la ciudad.  El Chofer murió dos días después.
       A medida que aumentaba el furor por la velocidad, se iban registrando accidentes.  Luego de esta tragedia que enlutó a la ciudad y dio pábulo por largo tiempo a tertulias familiares, ocurrió el primer choque de vehículos.  Fue el 4 de octubre entre los vehículos patentes (matrícula) 134 y 237 conducidos respectivamente por Eduardo Porto y Fraude Waldram.  Colicioron de noche en  La Lajita”, pero afortunadamente no hubo desgracias que lamentar.  El susto nada más y la prevención para el futuro de no correr más de veinte kilómetros por hora. (AF)

sábado, 29 de octubre de 2011

Visita del Cometa Halley en 1910


Desde el 17 de febrero, la prensa local comenzó a informar sobre la llegada del Cometa Halley así como de las opiniones y pronósticos de  científicos y astrónomos como  Camilo Flanmarión, Ambrosio Paré y del ruso Serge Borodonowsky. Estos señores decían del astro que nos visita cada 76 años, que a medida que se acercara a la atmósfera terrestre provocaría grandes catástrofes telúricas. Particularmente, Flanmarión especulaba que la humanidad podría morir de alegría por la influencia magnética de la electricidad de que está cargada la cauda del cometa.
            El astro errante se anunciaba para abril y ya a finales de enero el Bachiller Ernesto Sifontes, aficionado a la astronomía, tenía instalado su telescopio en la azotea morisca del Colegio Nacional (Casa del Congreso de Angostura), donde también dictaba clases.  Esta afición la había heredado del padre del poeta Héctor Guillermo Villalobos, director del Colegio Federal.
            La aparición del Cometa Halley se viene registrando desde 240 años antes de Cristo.  Luego apareció en el año 163, en el 87 y en el año 11 cuando lo vieron como la estrella de Belén que orientó a los Reyes Magos.  Después de Jesucristo, apareció 25 veces.  Seguidamente, en 1835 y 1910.
            Es el único cometa excomulgado y lo fue en el año 1456 por anatema de Calixto III, Papa que hizo tocar el Angelus del mediodía, para contrarrestar la victoria de los sarracenos contra los cristianos.
            El bachiller Ernesto Sifontes comenzó a observarlo desde la madrugada del 16 de abril, a las 4 horas  de la mañana, hasta las 6 cuando desaparecía a causa del resplandor del Sol.  Se presentaba brillando en su núcleo como una estrella de tercera, siempre con su cola opuesta al astro rey.   Durante sus observaciones el Bachiller Ernesto Sifontes utilizaba un cronómetro inglés marca “Luis Casartelli” fabricado en Liverpool para precisar la hora, sin error de segundo, en que la cola de este singular astro descubierto por Halley en 1682, arrasaría la Tierra, pero nada ocurrió, los habitantes del planeta aspiraron otro aire y nuevamente los envolvió el manto de la tranquilidad.
            La cola se acercó a la Tierra y nada catastrófico  pasó en  Venezuela ni en el mundo. Tampoco aquí en Ciudad Bolívar, a  menos que se le quieran atribuir sucesos relativamente menores como el desquiciamiento mental de un negro inglés y el incendio registrado esos días en un vapor surto en el Orinoco.  El pobre negro de nombre William que trabajaba en la caleta, improvisó un larga-vista de cartón y desde entonces hasta que murió hurgaba el cielo a toda hora tratando de localizar a “Mister Halley”, como el poeta Diego Alberto Blanco tituló este poema: “Tenemos la amenaza del Cometa / El astro pavoroso y vagabundo / que dada la opinión de un gran profeta / tal monstruo acabará con este mundo / Cuando Halley, veloz como saeta / y en viaje celestial sport jocundo / tropiece con la costra del planeta / ¡A morir chicharrados y sitibundos!  / Pero nada temáis que nuestras beatas / se saben las horribles profecías / A sus santos consagran letanías / y los héroes soltando sus bravatas / esperan el jorungo entre cañazas / para darle tan sólo mil planazos”.
La revista quincenal de Edmundo van der Biest, reseñó: “Halley, toda una decepción.  Pasó sin pena ni gloria.  La flamígera cola que se pensó arrasaría todo, se torció y resultó más corta y vaporosa que lo presumido.  Entonces, los vaticinadores y astrólogos comenzaron a perdonarnos la vida”.
            En 1986 volvió a aparecer y no volverá a ser visible hasta el 2061.  A lo largo de los siglos este Cometa ha inquietado a la humanidad.  En 1986 sirvió para que los astrónomos conocieran más del origen de nuestra vida a través de una misión espacial.

El Caimán que devoró a una mujer


El 17 de junio de 1916, un Caimán devoró a una mujer en el puerto de Los Corrales, pero tan pronto se corrió la voz salieron en su busca hasta que fue ubicado y muerto de un disparo en sus fauces por Santo Rodulfo, marinero de la lancha de Juan Andrés Pietrantoni.  Traído a la playa orinoqueña fue el blanco de atracción de numerosos curiosos.
Ese mismo año (1916), en la playa de Soledad, el viejo patrón Andrés Pérez, mató un caimán a canaletazo limpio. Increíble, pero así fue. Hasta ese momento nadie imaginaba que fuese posible acabar con la vida de un saurio asestando reiteradamente un canalete sobre la misma testa.
            Frente al Resguardo de Ciudad Bolívar, bello inmueble restaurado  por el gobierno de Andrés Velásquez después de un largo abandono, el oficial de policía, Samuel Gutiérrez, de un solo tiro de máuser, acabó con la amenaza de un caimán, de 3 metros, que merodeaba por esos lados en el año 1931.
            Había otro por la zona de Orocopiche que no dejaba en paz a las tradicionales lavanderas del sector. Este fue capturado el 3 de julio de 1950, entre la Boca del San Rafael y La Toma, cerca de la Cerámica, por el Mayor José Antonio González, jefe militar de la plaza, Jorge Suegart, aficionada a la cinegética y un hijo de éste que así se lo propusieron de manera exitosa.
            El último caimán que moraba por estos lares lo mató el prefecto del distrito, capitán José León Medina, en agosto de 1951 cuando el Orinoco se metió hasta algunas calles de la ciudad y hubo la alarma de un hermoso caimán que veían asomar sus fauces por el muelle de la Aduana, dispuesto a tragarse al primer caletero que cayera al río.
            Para los años del cincuenta ya quedaban pocos caimanes en la cuenca del Orinoco, debido a la constante persecución y captura, no sólo porque representara una amenaza para los usuarios del río sino por el elevado valor comercial de su piel en Europa, donde es utilizada en la confección de zapatos, bolsos y maletines.
            Había en Venezuela empresas que se dedicaban a la caza de estos saurios para el comercio de exportación en una acción incontrolable, rayana en lo vandálico, hasta el punto de quedar la especie reducida al borde de la extinción.
            Para 1990 se estimaba que tan sólo quedaban en la cuenca del Orinoco unos 266 hidrosaurios repartidos, 76 en el río Cojedes, 78 en el Capanaparo, 67 en el Meta, 19 en  Cinaruco, igual número en Tucupido y 7 en el Tinaco. En Colombia sobreviven unos 300, según estudios conjuntos realizados por la Universidad británica de Cambridge, la Fundación para la defensa de la naturaleza (FUDENA), la Universidad de Los Llanos y los fundos pecuarios Masaragual y el Frío, donde existen centros de cría en cautiverio.
            En 1974, el Gobierno Nacional decretó la veda y cuatro años después se implementó en caño Guariquito de Apure y otros puntos de los Llanos un plan de recuperación y reintroducción del caimán en el Orinoco. Se recolectan huevos en sitios silvestres, los cuales se incuban artificialmente. Hasta ahora el índice de supervivencia se ubica en un 70 por ciento, el cual representa una importantísima mejora sobre el 95 por ciento de mortalidad que se registra en las poblaciones de estado natural.
            De acuerdo con los resultados de los programas puestos en ejecución para evitar la extinción del animal que más se aproxima al dinosaurio, el caimán volverá a poblar al Orinoco, pero no será un caimán domesticado, capaz de conciliarse con el hombre que tanto perjuicio le ha causado.