jueves, 19 de diciembre de 2019

DOUGLAS LANZ GÓMEZ


Douglas Lanz Gómez, podríamos titularlo como el genealogista de las familias de su nativa Upata, pues casi toda la vida se la ha pasado reproduciendo ese árbol humano del lugar con ramificaciones extendidas y aún inescrutables y, como es natural, el amigo Douglas inició la paciente e inconmensurable tarea por los antepasados de su madre qie son los Gómez.
Según Carlos Rodríguez Jiménez  la Familia Gómez es una de las más antiguas de la Villa de San Antonio de Upata, de pura y directa descendencia española, habiendo dado ilustres hijos a este pueblo, en donde es considerada como de la más encum­brada alcurnia y abolengo. También es una de las que ha dado más numerosos descendientes, repartidos hoy, en sus diversas ramas, en Upata, Caracas, el resto del país y aun en el extranjero. Fue fundada por don Felipe Gómez.
En cuanto a la Familia Lanz,  los fundadores de esta familia proceden del Estado Anzoátegui, Aragua de Barcelona, de donde vinieron a Upata en 1850 tres her­manos: Francisco Tomás, Pedro y Luis Lanz, estableciéndose aquí, en donde han continuado viviendo sus descendientes, entre ellos, Douglas Lanz Gómez (en la foto), también,  Ángel Custodio Lanz, apodado por su ferocidad guerrillera como “Angelito Lanza”, se sublevó contra la reforma de la Constitución Nacional propiciada ante el Congreso por el General Juan Vicente Gómez, para perpetuarse en el Poder.   Estuvo Angelito Lanz alineado siempre con Cipriano Castro y había participado al lado de Gómez y junto con el General Anselmo Zapata contra la llamada Revolución Libertadora que tuvo a Ciudad Bolívar como último baluarte.  Sin embargo descompadró con Gómez y se le sublevó en “Las Chicharras”, altiplanicie de Nuria, distrito Roscio, capital Guasipati.

Hemos de mencionar igualmente, al doctor Eudoro Sánchez Lanz,  Gobernador del Estado Bolívar y a Olimpo Lanz, quien murió acribillado por sicarios en el Estado Zulia. (AF)

miércoles, 18 de diciembre de 2019

EL HOSPITAL DE UPATA



El antiguo Hospital de Upata se llamó “Jesús Crucificado”, pero el  24 de julio de 1945 le cambiaron el nombre por el del doctor Eduardo Oxford, eminente médico que combatió exitosamente la fiebre amarilla. Lo bendijo paradójicamente Monseñor Constantino Gómez Villa, Vicario Apostólico de las Misiones del Caroní. Estuvieron presentes en el acto inaugural, el obispo monseñor Miguel Antonio Mejía acompañado del padre Constantino Maradey Donato, el doctor Raúl van Prag, director del hospital y también presidente Municipal. Vino expresamente de Caracas  el senador Eduardo Oxford López, hijo del doctor Oxford. Este hospital que vino a sustituir al antiguo “Jesús Crucificado”, fue decretado y comenzó a construirse bajo la gestión del presidente del estado Ovidio Pérez Ágreda y continuado hasta su terminación por gobiernos sucesivos. Después que murió su director Raúl van Prag, pasó a llamarse Hospital Gervasio Vera Custodio, upatense que luego de su pasantía por la Universidad de la Sorbona en Paris, prestó servicios a dicho hospital y además fue diputado a la Asamblea Legislativa al iniciarse el periodo democrático en Venezuela.   Pero el médico upatense, Carlos Alberto Zerpa Malavé (en la gráfica) hoy jubilado luego de ejercer toda una vida  en ese nosocomio y a quien conocimos recientemente en el Hato Guacaima, nos aclaró cuando la preguntamos por qué eliminaron el nombre de Oxford  que el actual Hospital Gervasio Vera Custodio es completamente nuevo y distinto al antiguo Hospital Oxford que funcionaba en un edificio no adecuado para la actual ciudad de Upata, que ha evolucionado con los nuevos tiempos. (AF)


martes, 17 de diciembre de 2019

RAFAEL OJEDA GUEDEZ TRIPLE CAMPEON EN PESCA DEL PAVÓN


Rafael Ojeda Guedez, de 36 años, la mano derecha del ganadero Pedro Castro Fernández, allá en el hato Guacaima, entre Upata y San Félix, ha sido tres veces campeón en la pesca del pavón, el verdadero Pavo Real de los ríos y lagos de Guayana debido a su vistosa coloración.
La primera vez, que  Rafael se hizo campeón, fue  porque   pescó un pavón de diez kilogramos, de 12 kilos en la segunda temporada y recientemente se enredó en su señuelo uno de 14 kilogramos, el más grande y pesado hasta ahora,  una auténtica sensación. 
Según el libro del biólogo Daniel Novoa “Los recursos pesqueros del ró Orinoco y su explotación” publicado por la CVG en 1983, un pavón puede llegar  a pesar hasta cinco kilos, pero ya vemos que no es así.  Seguramente en las lagunas marginales del río  Caura, pero desde que la especie se sembró y multiplicó en otros cuerpos de agua como Guri y Tocoma, la fauna del pavón vive otro o quizá su mejor  momento.
Es una especie depredadora  por excelencia, según biólogos como el doctor Daniel Novoa, y para su captura se utiliza principalmente el anzuelo con carnada viva o la modalidad de pesca con señuelos en movimiento.  Es la especie deportiva de los ríos venezolanos y su pesca está regulada por las autoridades ambientales y de los recursos renovables que tratan de impedir su explotación comercial a fin de protegerlo de la pesca indiscriminada.
Debido a su propiedad de especie depredadora, fue sembrado en el Lago de la Gran Presa de Guri para exterminar o neutralizar las pirañas o Caribe que llegaron allí nadie sabe cómo.
El pavón está considerado como uno de los peces más inteligentes y agresivos y produce una explosión al morder el señuelo y saltar pare librarse de la captura para lo cual el aficionado tiene que estar bien preparado y con una caña muy especial.

Se alimenta de presas vivas como camarones y lombrices. ..Hay muchísimos nombres comunes para estos peces en Brasil. El más popular es tucunaré. En el Estado Bolívar se conoce como Pavón. Aunque la ciencia conoce solo cinco especies, algunos ictiólogos creen que hasta hay 12 en lagos y ríos de agua dulce de Sudamérica. (AF)

lunes, 16 de diciembre de 2019

JUAN VICENTE GÓMEZ


A Juan Vicente Gómez lo tenemos desde hace dos años en Ciudad Bolívar.  No se asusten, que no es el hombre de la  mulera redivivo, sino el hijo predilecto del Capitán Ramos que si era gomcro o gomrcista y le puso al nacer ese nombre en honor  al General  que gobernó a Venezuela con mano de hierro durante casi tres décadas,
Pues bien, a Juan Vicente Gómez Ramos lo conocí a bordo de una camioneta.  Ambos viajábamos como invitados de su colega, médico veterinario también, Pedro Castro Fernández, dueño del Hato Guacaima, entre Upata y San Félix. Castro había organizado una tertulia para hablar de lo humano y lo divino como decía Luis Herrera.  El Chófer era nada menos que Rafael Ojeda Guedez, tres veces campeón de pesca del pavón que tanto abunda en los lagos de Tocona y Guri. Pero el almuerzo obsequio no fue de pavón sino de un “marrano ecológico” a decir del amable anfitrión.

Juan Vicente es nativo de Guanape. Anzoátegui, pero su vida de estudiante y profesional ha transcurrido en España, Alemania, Inglaterra, Barquisimeto  y, Yaracuy, de donde es su esposa y también sus hijos que ahora ruedan por el mundo arrastrados por la diáspora de la crisis venezolana.  JVGR es, ya lo dijimos, médico veterinario, pero la política lo ha conquistado hasta el punto de haber sido senador, diputado regional, nacional y candidato a gobernador por Yaracuy,  pero ya ha llegado el reposo del guerrero aquí en –Ciudad Bolívar donde vive una fracción de la familia disfrutando quizá de sus anécdotas que son muchas en torno a ese nombre tan pesado y al mismo tiempo tan  liviano a la hora de la broma y del chiste a domicilio. (AF).

domingo, 15 de diciembre de 2019

El QUESO GUAYANÉS


*                      Existe tanta variedad de queso en Venezuela que siempre, o casi siempre, nos quedamos con el queso guayanés, guayanés porque de Guayana es, aunque actualmente se produce en numerosos hatos llaneros, pero nunca con la misma calidad o fórmula que, al parecer, es, o fue un secreto de familia que se extinguió con el ultimo heredero, según información recogida durante una tertulia organizada por Pedro Castro Fernández en la churuata del hato Guacaima de su propiedad y en la que estuvieron Douglas Lanz Gómez con su prima Julia Almeda Gómez, Juan Vicente Gómez Barrios, médico Carlos Alberto Zerpa Malavé, el chef de cocina Rafael Ojeda Guedez y el ingeniero agrónomo Eithel Castro Daly, El nombre “Queso Guayanés” perdura, no obstante la extinción de sus productores originales, porque comercialmente así lo exige la oferta y la demanda. El Queso Guayanés, específicamente es de Upata, originalmente del Hato Macorumo de los Grúber Lezama. Se caracteriza por su suavidad y gusto exquisito. Es un queso de capas o telitas que los productores actuales logran cocinando la cuajada hasta obtener una textura elástica. Luego se va amasando formando capas o telas que se cortan en trozos y se colocan en moldes. Frecuentemente recomiendan los degustadores consumirlo fresco, preferiblemente en el momento de comprarlo, extraído del suero donde es conservado toda vez que si es refrigerado pierde la textura que lo caracteriza. (AF)

sábado, 14 de diciembre de 2019

LA CASA PIAR DE UPATA



La Casa Piar de Upata queda a una cuadra de la Plaza Bolívar, lamentablemente vencida, en el suelo, en penoso estado de ruinas. “Pero la vamos a reconstruir y dejarla como era ella originalmente”, exclama optimista Pedro  Castro Fernández  Han pasado cuatro Alcaldes y sus promesas han caído en el vacío. Siempre se  reconoció como “La Casa de los Daly”, porque la adquirió el irlandés Abdón Daly, llegado a Upata y que, como todo forastero que llegaba con fuerza y empuje creador, hizo familia y fortuna en la bendita tierra del río Yocoima. Existen testimonios históricos que han fluido hasta nuestros días, según los cuales, allí estuvo alojado el general en Jefe Manuel Piar en el curso de los días de ocupación de las Misiones del Caroní y posteriormente en 1817 cuando Bolívar lo envió a formar cuartel en Upata junto con el Padre José Félix Blanco.  Era la única casa colonial con una fuente interna en el primer patio  que quedaba en Upata, era relativamente una casona con todas las comodidades y, seguramente por esas bondades arquitectónicas  la adquirió el irlandés, especialmente cuando contrajo matrimonio (en la  foto) con Eufemia Torres, hermana del Presidente del Estado, General Marcelino Torres García  (1915-1921).  Allí nacieron tres Eufemia, la última, madre de Eithel Castro Daly, casada con Pedro Fernández Amparan, muerto por los sicarios provincianos del dictador Juan Vicente Gómez, y, por lo tanto, abuela del  médico veterinario Pedro Castro Fernández, quien nos suministra la información con tantos facetas que por los prolijo fue difícil retener, pero que habla indudablemente de la memoria genealógica que tiene nuestro anfitrión en su Hato Guacaima donde ha hecho levantar una churuata, sin palmas y amarres indígenas, sólo de madera extraída del propio lugar, para recibir y atender a visitantes, familiares y amigos y donde jamás falta la energía eléctrica, pues las torres de Edelca que sostienen los conductores que alumbran a toda Venezuela, pasan por sus tierras que es toda una fortuna amasada con trabajo y energía creadora por las manos de Pedro que ocultan su sencillez, camaradería y buen trato. (AF)




Dinapiera Di Donato Amigo Américo, agrego datos que me acaba de escribir mi prima Almida Daly de Casado, hermana de Álvaro Daly:
"Me encanta! Con algunos errores de genealogía. Mi abuela tuvo 12 hijos que nacieron en esa hermosa casa. Mi tía Eufemia no fue la última en nacer. Fue Lucrecia la menor. Lástima que no fue restaurada. Me crié en ella en todo su esplendor. 


viernes, 13 de diciembre de 2019

EL AGRÓNOMO EITHEL CASTRO Y EL HATO GUACAIMA




Eithel Castro es ingeniero agrónomo.  Estudió en Columbia y se graduó en Texas.  Trabajó 22 años en el MAC y todos sus ahorros los invirtió en su aspiración de toda la vida, una finca moderna en las feraces tierra del Yocoima.  Las tierras, “un peladero”, como suele decirse vulgarmente, pertenecieron a las Misiones del Caroní. Pasaron en tiempos de la República al Colegio Federal de Guayana y finalmente a Antonio Liccioni, fundador de El Callao, quien terminó vendiéndola a los arrendatarios.  Por esa vía llegó a las manos de Eithel Castro, quien pacientemente y a través de los años fomentó lo que es actualmente el Hato Guacaima, connotado con el mismo nombre toponímico de esas antiguas tierra misioneras.
Cuando avanzo a cierta edad, Either Castro  transfirió el Hato a uno de sus cuatro hijos, específicamente a Pedro Castro Fernández, quien siguió sus huellas recibiéndose en Estados Unidos de Veterinario y quien  elevó técnicamente  la finca de 1552 hectáreas en la que miles de reses, búfalos y caballos pastan en hondonadas que llenas de gracia y verdor  realzan el paisaje
Either Castro es hermano de la arquitecto Matilde Castro, a quien en los años sesenta entrevisté en la Terminal de Aeropuerto de Ciudad Bolívar,  una mujer sonriente y muy bella.  Ambos son hijos de la última de las tres Eufemia de la familia. La primera, hermana del General  Marcelina Torres García, Presidente en dos periodos del Estado Bolívar en tiempos de Juan Vicente Gómez, casada ella con el irlandés Abdón Daly, a quien Gallegos en su novela Canaima asume como “Bellorín, el bueno”.
El Hato Guacaima está situado a unos 10 kilómetros de San Félix en dirección a Upata y el paisaje del Hato que visité en estos días me trasladó  a este pasaje de Gallegos en la novela Canama: ““Aire y clima suave sobre un valle apacible entre dulces colinas (…) Unos montes lejanos, tiernamente azules” . (AF)



miércoles, 11 de diciembre de 2019

GUILLERMO SUCRE


Guillermo Sucre Figarella un bolivarense nacido en Tumeremo, 15 de mayo 1933 y muerto en Caracas el 22 de julio de 2021, ha sido valorado como uno de los críticos literarios más destacados de Hispanoamérica. Tanto así, que fue propuesto para dar cátedra en una de la Universidades más prestigiosas del mundo, la Universidad anglosajona de Cambridge por el Premio Nobel de literatura Octavio Paz. 
El Nobel mexicano se refiere a Guillermo Sucre "como uno de los mejores ensayistas y críticos literarios hispanoamericanos", sumando su valiosa opinión a los apoyos y méritos que finalmente le valieron a Sucre la elección para esta importante posición académica.
Dice Octavio Paz de Guillermo Sucre que "Sus ensayos, artículos y antologías son modelos en su género y han sido y siguen siendo contribuciones fundamentales en el dominio de la crítica literaria contemporánea en nuestra lengua. En esos textos y estudios encuentro una rara alianza entre la penetración intelectual y la erudi­ción, la sensibilidad y la elegancia del estilo. Sucre es, sin duda, uno de nuestros mejores ensayistas".
Guillermo Sucre Figarella es autor de ensayos literarios y poemarios y traductor de autores como André Breton, Saint-John Perse, William Carlos Williams y Wallace Stevens.
Del poeta, escritor y profesor de varias universidades, entre ellas, por supuesto, la Universidad Central de Venezuela donde inició su formación, se conocen; Mientras suceden los días (1961), La mirada (1970), En el verano cada palabra respira en el verano (1976), Serpiente breve (1977) La vastedad (1988) Borges, el poeta (1967).
De su obra ensayística sobresale La máscara, la transparencia (1975), estudio  ambicioso y cabal acerca de la aventura de la poesía hispanoamericana del siglo XX que tuvo amplia resonancia internacional y que constituye una referencia imprescindible.
Guillermo Sucre, hermano de Leopoldo y Juan Manuel Sucre Figarella, pasó  su infancia en Ciudad Bolívar y cursó el bachillerato en Caracas. Siendo todavía un joven estudiante se opuso a la dictadura perezjimenista, y hubo de exiliarse a Santiago de Chile, donde estudió la carrera de filosofía y letras, que concluiría en la Universidad Central de Venezuela. Perteneció al grupo Sardio, cuya revista fundó y dirigió, y estuvo casado con Julieta Fombona, traductora y ensayista venezolana, con la que tuvo tres hijos. Profesor de la Universidad de Stanford, se dedicó en Estados Unidos a estudiar a fondo la poesía hispanoamericana y a escribir La máscara, la transparencia.
Desde su regreso a Venezuela a mediados de la década de 1970, impartió clases de literatura en las universidades Simón Bolívar y Central de Venezuela y formó parte del círculo de amigos de Octavio Paz, quien le abrió las puertas de su revista, Vuelta, y publicó uno de sus libros de poesía, La vastedad. En 1970 había recibido la beca Guggenheim, y en 1998 fue profesor titular de la Cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Agudo lector y exégeta de Albert Camus.
La escritora y profesora de letras de la UCV, María Fernanda Palacios escribió un interesante ensayo sobre este personaje bolivarense de la estirpe de los Sucre: “Guillermo Sucre: la palabra, la pasión, el esplendor (1987), en el que expresa  que “la poesía de Guillermo Sucre no está hecha de contingencias anecdóticas sino con los ritmos más subterráneos del vivir; no refleja su vida tanto como la refracta. Por otra parte, Sucre es un hombre que nunca habla de sí mismo o de su familia o de sus afectos en público; más bien tiende a resguardar celosamente su intimidad. Hombre secreto y discreto, enemigo de las entrevistas e inmune al halago y al denuesto de sus pares, uno de los más grandes críticos literarios de Hispanoamérica y un poeta riguroso y dotado de algo que escasea entre los poetas de su país y cualquier otro: una ética del lenguaje”. (AF) 



martes, 10 de diciembre de 2019

VICTOR INOJOSA EN GAITA DECEMBRINA

Víctor Inojosa, el bolivarense a quien el periodista Juvenal Herrera, connotaba como “El Clemens Guayanés” por sus impecables cortes de sastrería que fascinaban a Gobernadores como Sánchez Lanz y Leopoldo Sucre Figarella, es recordado en Diciembre con una folklórica gaita maracaibera
Buen tiempo para recordar a este amigo Sastre de la ciudad tradicional por cuya Taller de la Calle Bolívar desfilaba cada fin de año, con un vaso de scoch en alza, cada paisano, cada amigo, cliente o conocido, Ciudad Bolívar tuvo sastrerías de fama, las primeras regentadas por corsos e italianos. Después, los guayaneses que aprendieron se hicieron tan renombrados como Víctor Inojosa, quizás el más popular, que le confeccionaba los trajes a muchos gobernadores y en la Semana de la Patria hacía su agosto cortándole los liquiliqui a toda aquella cáfila afecta al Nuevo Ideal Nacional. Me enteré, por su hija Sonia y también por Cesar Pérez Rossi que me envió el mensaje por WhatsApp, según el cual por la red estaban disfrutando una Gaita reminiscente de aquellos diciembres del pasado. Víctor Inojosa no dejaba pasar un 31 de diciembre sin que reuniera en la puerta de su taller de sastrería a todos los contertulios del Casco Histórico de la ciudad. Mario Briceño Iragorri, Carlos Ticono Rodil, Julio César Paván, Héctor Guillermo Villalobos, Fernando Álvarez Manosalva, Angel Fariñas Salgado, José Gervasio Barceló Vidal, Eudoro Sánchez Lamz, Leopoldo Sucre Figarella, Rafael Sanoja Valladares, Pedro Battistini, Luis Raúl Vásquez Zamora, Carlos Eduardo Oxford Arias, Manuel Garrido Mendoza, Domingo Álvarez Rodríguez, Roberto Arreaza Constasti, Fortunato Adrián Morillo, Jesús Alvarez Fernández, Miguel Gómez Bello, Alberto Palazzi, Paúl Von Buren, Edgar Vallé Vallé, René Silva Idrogo y Luis Felipe Goubat, gobernadores todos, se vistieron con trajes cortados por Inojosa. Entre los pocos que no lo hicieron está Alcides Sánchez Negrón porque a decir del propio Inojosa, es lo que se llama “hombre de percha”, vale decir en su argot, hombre de una talla adaptable a los trajes que ya vienen confeccionados de la industria. Pablito Gamboa tampoco, pero estuvo a punto cuando pasó por la calle a mandar a modificar la Plaza Farreras. Cuentan que Leopoldo Sucre Figarella cuando era aficionado a la cinegética, Inojosa le confeccionaba los trajes safari para viajar a la jungla africana hasta que lo picó la mosca Tse-tse para luego de un sueño profundo despertar aborreciendo la casería mayor. Después su única afición, cuando le quedaba tiempo porque desde la madrugada estaba en pie de guerra, era pescar pavón en el Lago de Guri. Lo que nunca dejó de confeccionar Inojosa es el tradicional traje de liquiliqui. Una tarde me contó que en febrero del año 52 cuando colocaron la primera piedra para la fundación de Puerta Ordaz, hubo por orden del gobernador Sánchez Lanz que confeccionarle liquiliqui a varios norteamericanos, entre ellos, a Mr. Hogberg, presidente de la Orinoco Mining Company. Pero el susto más grande de su vida de sastre lo tuvo cuando el gobernador René Silva Idrogo le envío al periodista Jesús Losada Rondón para que le confeccionara cuatro trajes. Aquí no tuvo que montarse en ladrillo sino en un taburete para poderle apuntar el extremo del metro en el hombro. Ni el gordo Rafael Franco ni el difunto Gil Guevara le dieron tanto trabajo. Aquello no era flux sino un fluxaso. Él que corrientemente cobraba 2.500 bolívares (claro cuando nuestra moneda estaba casi a la par del dólar) por la hechura de un flux, aquí tuvo que subir el precio, sobre todo porque trabajaba generalmente con tela importada que era la de mayor demanda. Al venezolano le costaba entonces adaptarse a la tela nacional. Pero la tela inglesa terminó escaseando porque los exportadores comenzaron a pedir el cheque por delante, toda vez que muy poco o nada valía la carta de crédito. Los importadores se pasaron a la tela italiana por ser los italianos menos desconfiados que los ingleses. Entonces, la tela nacional de mayor demanda era el lino de los liquiliqui con el que Inojosa hacía su agosto. (AF)

lunes, 9 de diciembre de 2019

EL CUATRISTA NICANOR SANTAMARÍA


Quién hasta su muerte recenté no conoció al viejo cuatrista bolivarense, Nicanor Santamaría, siempre amable y sonriente, silbando alguna de sus melodías, tertuliando con un grupo de amigos en las esquinas, rasgando el cuatro inseparable o percutiendo  la batería en alguna orquesta, como  ayer “La Victoria” y más acá “La Angostura” de su amigo hispano Juanito Arteta.
Lo conocí hasta más allá de sus ochenta años como maestro del cuatro en la escuela de música Carlos Afanador Real y me contó una vez haber conocido al Presidente Cipriano Castro,  quien pasó tres días en Ciudad Bolívar apaciguando a la gente todavía dolida por la sangrienta y última batalla de la Guerra Libertadora comandada por Nicolás Rolando y Ramón Cecilio Farreras. .
No sólo era músico intérprete sino también compositor y de él el vals-tango “María Elvira” y la contradanza “Malvina”, la primera, su hija predilecta y la segunda una dama de la sociedad bolivarense de la que siempre y desde muy lejos estuvo enamorado.  Esta dama nunca se caso ni tuvo hijos, adopto una indiecita que heredó  sus bienes.  Vivió suspirándola  y preguntándole al Orinoco, al Coporo y la Zapoara,  al Temblador y la Sardinata:  “¿Han visto a Malvina? Todos ellos respondían  entre aguas cristalinas / Por aquí pasó esta mañana / La acompañaba Alfonzina”.

Ha podido platónicamente estar enamorado de Malvina Rosales, pero su amor carnal fueron muchos y gracias al poder mágico de el cuatro más de las veces “serenatero”, tuvo 22 hijos, 73 nietos 29 biznietos y  11 tataranietos, toda una larga familia que no deja de celebrar su cumpleaños el 10 de Enero, pues en esa fecha del año 1892, cuando el Orinoco tapó por vez primera la Piedra del Medio, nació uno de los juglares connotados de ciudad Bolívar, Nicanor Santamaría.  (AF)

domingo, 8 de diciembre de 2019

VIRGILIO DECÁN, UN NARRADOR HÍPICO ILUSTRADO



Virgilio Decán,  el famoso, Aly Khan, ha sido considerado como un narrador hípico ilustrado, pues era capaz de abordar cómodamente cualquier tema humanístico.  De otra manera no se explicaría que fuese gran amigo de un periodista y escritor tan culto como Miguel Otero Silva, aparte de la afición de ambos por los caballos de carrera y ser su abogado personal.
Virgilio piloteaba su propio avión llegando a ser un piloto expe­rimentado con más de tres mil 700 horas de vuelo. Y cosa rara, este estupendo narrador hípico nacido  en Ciudad Bolívar,  nunca jugó al 5 y 6 ni tampoco  a la diversión alcohólica  aunque confesó una vez al  periodista de la revista “Feriado” Pedro Chacín  que bebe socialmente, sobre todo vino y champán y que de la llamada música culta, de orquesta sinfó­nica y de cámara, le gusta la música del preclásico, del barroco, que es la música de mayor fecundidad, de los gran­des maestros alemanes, Bach, Haendel; italianos, con Vivaldi, Monteverdi, Locatelli, Corelli, y tantos otros, que se llevó buena parte del siglo 16, todo el 17 y las primeras tres décadas del 18, que a su juicio es la maravilla de la creación musical. La del período clásico con Haydyn y Mozart, y. la del período román­tico, con Bethoven a la cabeza. Ha sido sin duda un gran lector, poetas como Vallejo, Neruda, Góngora, Gar­cía Lorca, Andrés Eloy, Vicente Gerbasi. Los grandes narra­dores como Dostoievsky. Los nombres de sus hijos, Ivanova, quien fue directora del Museo Soto,  Igor y Vladimir, son extraídos de novelas de Fedor Mijailo­vich, el gran autor de Los Her­manos Karamazov, Crimen y Castigo y Pobres gentes, entre otras.
Le gusta la pintura de los maestros venezolanos, no sola­mente la figurativa, también las abstracta, Quintana Castillo, Reverón y su  paisano, Jesús Soto. (AF)


ALY KHAN, EL MEJOR NARRADOR HÍPICO DE TODOS LOS TIEMPOS



 Aly Khan ¿Quién no lo conoce? Sabemos de quién se trata y si lo nombrasen por su verdadero nombre de pila, casi seguro que la extrañeza surgiría. Pero, cuál es su verdadero nombre?  Creo que nadie o pocos sabemos que se llama Virgilio Cristian Decán, nacido en Ciudad Bolívar  el 13 de julio de 1931, pero así, como “Aly Khan”, se ha quedado por sugerencia y experiencia de su socio Juan Francisco Rodríguez  que sabía mucho de carreras de caballos y publicidad. A él se le ocurrió la idea del seudónimo atraído por la visita a Venezuela del príncipe de Pakistán, Aly Khan, un gran hípico con famo­sas cuadras de caballo en Fran­cia e Italia, casado con la famosa actriz del celuloide, Ryta Hayworth.
      No sabría decir si su Madre llegó a entender ese remoquete como bien entendía de batea, río  y manduca.  En fin, una humilde lavandera que vivía en casa alquilada y él, Virgilio, un muchacho que recogía la ropa sucia de los clientes los lunes y la entregaba planchada del jueves en adelante.
Uno de los clientes fue, por casualidad, el Presidente de la República, Isaías Medina Angarita. El Presidente  hizo un viaje a Ciudad Bolívar en 1943, con motivo de la gran crecida del Orinoco. El rio se desbordó, transformó la ciudad en una isla y el General vino a observar los daños. La ropa de la Residencia del gobernador en donde él se alojó, se lavaba en la casa de la Madre de Virgilio y por esa circunstancia un liquilique del Presidente Medina que quedó tan blanco que el hombre reaccionó muy sorprendido y mandó a llamar a Virgilio que entonces tenía 12 años y le pregunto: ¿Quién lavó esa ropa?, “Bueno mi mamá”, contestó el muchacho y le dio un fuerte de propina.
Virgilio Decán se dio a conocer inicialmente como cantante de boleros, luego de ganar un con­curso de aficionados, y el pre­mio fue un programa lunes, miércoles y viernes. Lo acom­pañaba al piano, el Padre Maradey y luego, el profesor José Francisco Miranda (Fitzi).
Le pagaban ochenta bolívares mensuales, que se los entregaba íntegramente a su Madre, para el arrendamiento de la casa  donde vivían pues el padre no aparecía por ningún lado.  El andino  León Villasmil, jamás supo de  Él.  Virgilio solía decir que  todo cuanto  era se lo debía  a su Madre y, desde luego, a si mismo que comenzó a trabajar a los nueve años cuando le pagaban 25 bolívares por cantar en el Coro de la Catedral. Salía de misa a las nueve y se iba a narrar los jue­gos de beisbol por lo que se ganaba otros veinte bolívares. Un perio­dista le puso el nombre de "la voz de cristal". Luego viajó  a Caracas, 1949, cuando estudiaba segundo año de bachillerato, a presentar examen para obtener el título de locución. Regresó a Ciudad Bolívar a trabajar como locutor comercial, con 4 horas diarias, dos horas al mediodía y dos horas en la noche. Cuando terminó el cuarto año viajó se nuevo a Caracas ya para quedarse allá  definitivamente.
Comenzó trabajar en Radio Cul­tura y de aquí a Ondas Populares,  como aspirante a locutor hípico aprovechando  que un  periodista, de La Esfera lo puso en ese camino toda vez que lo había oído narrar en Ciudad Bolívar y publicó una foto en ese dia­rio, alabando sus cualidades. Tenía experiencia porque había trabajado como narrador de las carreras en el viejo hipódromo Angostura de Ciudad Bolívar.
Terminó el bachillerato en el Liceo Fermín Toro y se inscribió en la Universidad Central a estudiar Derecho. Pero Pérez Jiménez cerró por varios años la Universidad.  De todas  maneras, se graduó de abogado y tuvo éxito cuando litigó pero ejerció sólo diez años.
La primera oportunidad en el hipismo se la dio Eloy Pérez Alfonso, Mister Chips. Un buen día, en el Hipódromo, de El Paraíso, Mister Chips le pidió narrara la carrera en la que ganó Odín, propie­dad de Henrique Otero Vizca­rrondo. "Quédate conmigo" le dijo Mister Chips. El año siguiente en 1952, entró de lleno a Radio Continente como ayudante de Juan Francisco (Don Fulgencio), quien  era uno de los grandes narradores hípicos al lado de Miralejos y Mister Chips Juan Francisco era el presidente de la compañía Monitor Hípico y Virgilio llegó  ser su socio mayoritario.
Luego vino la televisión y comenzó a trabajar el año 67 en el canal 11 de los her­manos Espina. Después, el Canal ocho y el canal dos, en el 70, donde estuvo 10 años. En el año 80 regreso al ocho.
Fue uno de los amigos más cercanos de Miguel Otero Silva. Su abo­gado personal por muchos años. Tuvo buenos caballos en socie­dad con él, entre ellos, Alguacil, un gran caballo, y Guasipati, ambos ganadores clá­sicos.  El caballo que le dio mayores satisfacciones personales fue Tro­pic Ana, una yegua que gano 18 carreras e hizo 18 segundos.(AF)

“CHEO” HURTADO, BOLIVARENSE QUE ENALTECIÓ EL SONIDO CRIOLLO DEL CUATRO



“Cheo Hurtado”,  así de simple, se ha quedado para todo el mundo Asdrúbal José Hurtado, el hijo de María Alejandrina que una vez me consulto  sobre el mito en el cual sustentaba un cuento de escena que estaba escribiendo. Cheo Hurtado, un bolivarense prodigio del cuatro, pero que diríamos, ejecuta con igual soltura otros instrumentos como la Guitarra que le enseñó tocar de su padre Ramón Hurtado, la mandolina, el Tiple, el Tres y la bandola de ocho cuerdas que al parecer es única en esta tierra de la Ciudad Bolívar del Orinoco que lo sintió nacer en la víspera de la Cruz, es decir, el 2 de mayo de 1960 cuando en Venezuela se estaba inaugurando la democracia,  por eso, digo yo, será que el cuatro en manos de este guayanés se ha hecho realmente democrático porque no solo lo ejecutan ahora los de abajo sino los de arriba también.
       Cheo Hurtado no se ha quedado anclado en su tierra como tantos buenos talentos musicales,  sino que ha ido más allá de nuestras fronteras, a tocar con la Orquesta Córdoba de España o al Japón, por ejemplo, donde está como Embajador el hijo de nuestro amigo Luis Ishikagua. Ha recorrido ciudades del  mundo con su popular “Ensamble Gurrufío” que fundó (1984) junto con el hijo de Soto, Cristóbal (mandolina) y  Luis Julio Toro (flautista), para difundir la música folklórica venezolana a nivel académico.  Ha grabado y ofrecido conciertos con artistas de renombre como Carlos Cruz Diez, quien dijo de él: “Escuchar a Cheo Hurtado es como una iluminación, es ver el sol brillante a pleno día". El maestro Aldemaro Romero, con quien también actuó, lle­gó a decir: "La música se divi­de en dos grandes familias: la buena y la mala; la de Cheo es excelente. Es difícil imaginar qué viene después de Cheo Hurta­do, pues ha llegado a unos ni­veles de exactitud y virtuosis­mo incomparables".
       Igualmente Cheo Hurtado ha dado conciertos con Paquito  D´Rivera, Óscar D´León, Simón Díaz,  Béla Fleck,  Serenata Guayanesa, Soledad Bravo Aquiles Báez, María Teresa Chacín y Hernán Gamboa, con quien aprendió algunos trastes claves del muy criollo instrumento de cuatro cuerdas.
       Comenzó Cheo Hurtado a llamar la atención, podríamos decir, a partir de 1973 cuando a la edad de 13 años, ganóun Festival Nacional de Cuatro organizado en Ciudad Bolívar.
       Entre 1975 y 1983 enseñó cuatro, guitarra y mandolina en la Casa de la Cultura de Ciudad Bolívar, en la cual fundó la Estudiantina Carlos Raúl Villanueva en 1977. Esta, más tarde, pasó a llamarse “La Cuerda dde Carmito”, en homenaje al compositor guayanés Carmito Gamboa, padre de Hernán Gamboa, muerto recientemente en Argentina. Con este grupo grabó tres discos, tocando la mandolina, el bajo, el cuatro y el tambor de calipso.
Durante esta época también participó en Juventud Rítmica, grupo de salsa  en la cual ejecutaba la bandola guayanesa y se desempeñaba como contrabajista en la Orquesta Angostura, dirigida por juanito Arteta, Posteriormente fue integrante de “Un solo Pueblo”, director de la agrupación Costa Caribe, del grupo Bandolas de Venezuela (con estas dos últimas grabó cuatro discos entre 1989 y 1991), y se desempeñó como instrumentista solista o acompañante de numerosos artistas venezolanos.
A Hurtado se le debe otra iniciativa de referencia para la cultura venezolana en el siglo XXI: La Siembra del Cuatro, terreno fértil para una inmejorable cosecha de instrumentistas que, tras su participación en el evento han emprendido una carrera musical, bien sea como solista o como acompañante.

       Con La Siembra del Cuatro, Cheo Hurtado ha querido agregar solistas al mapa na­cional y demostrar que es­te no es un proyecto estéril. “El cuatro –según ha declarado-  dejó de ser un actor de reparto. Hay mucho entusias­mo en los jóvenes cuatristas y hay que darle espacio a la ge­neración sucesora. Yo no ten­go ningún celo. Además, lo que viene detrás de nosotros no se puede detener. Este es el mo­mento del cuatro en la histo­ria, gracias a la juventud”  (AF) 

viernes, 6 de diciembre de 2019

EL COMPOSITOR BOLIVARENSE JESÚS RAFAEL DÍAZ


A Jesús Rafael Díaz lo conocí en la sucursal del Banco de Venezuela siendo gerente Josué López Henriquez y subgerente Tomás  Gómez a quien todos llamábamos “El Veterano”  Jesús Díaz trabajaba como cajero y yo llevaba un voluminoso libro donde se hallaban registrados todos los ahorristas que tenían que pasar por mis manos antes de movilizar sus cuentas,
Luego Jesús, quien ya era bachiller, se fue a estudiar en el Instituto Pedagógico de Caracas del que egresó en 1969 como Profesor.  Tenía 29 años, pues había nacido en Ciudad Bolívar el 19 de abril de 1940.  Pero como que la docencia no era su fuerte.  Su pasión era el canto, la música y la composición.  De manera que se hizo conocer como tal en el Bicentenario de la ciudad (1964) con el vals “Guayana”, grabado, por cierto en 1980 por la Coral de la CVG con arreglo para voces del Prof. Alexis Chaguan.
Se inicia así su carrera de compositor y hasta ahora conocemos e él  12 aguinaldos, 7 himnos, 3 pasodobles, 6 valses, 5 tonada-joropos, boleros, calipsos y varios cantos  poéticos.
Algunas de sus obras han sido versionadas para coro mix­to y otras para banda u orquesta. Para corales, por los  maestros: Pedro Ávila,  Erasmo Bejas y Agustín Acosta Molero. La Banda Dalla-Costa, dirigida por el Prof. Juan Sarmiento, montó tres piezas suyas: "Guayana", vals, "Tumeremo", vals y "Angostura", pasodoble.
Jesús Rafael Díaz, quien siente alergia por las fotografías, por eso no publico una de él, ha pertenecido a las  corales:"Inocente Carreño" de Cd. Bolívar; Coral C.V.G., Pto. Ordaz; Coral del Colegio de Abogados y "Cursillo Cantórum" de Ciudad Bolívar (en la foto) Algunas de estas piezas han sido galardonadas en primeros lugares en festivales. El vals "Guayana" ha sido favorecida en tres ocasiones  (AF)


jueves, 5 de diciembre de 2019

JOSÉ SIMON ESCALONA Y LA COMPAÑÍA REGIONAL DE TEATRO


José Simón Escalona fue el principal promotor de la Compañía Regional de Teatro creada en Ciudad Bolívar en 1991 durante la gestión de Andrés Velásquez.  Al fin, era una deuda con los moradores que han dado sus vidas por las artes escénicas desde mucho antes de 1883 que fue inaugurado el Teatro Bolívar en la entonces gran ciudad capital del Orinoco.
Todos los circunstantes estallaron de alegría el día en que la Concha Acústica la compañía estrenó su primer montaje dedicado al héroe de Chirica.  Pero, la Compañía, podríamos decir, murió al nacer porque la perversidad política en este país siempre ha conspirado contra a continuidad administrativa.
José Simón Escalona, el hijo predilecto de su padre homónimo, quien fue profesor de castellano y literatura del Liceo Peñalver, debe estar muy triste y, no es para menos.
Su Padre que fue, durante el gobierno de Diego Heredia Hernández, Director de Educación y Cultura, y su madre, maestra, vivían en  calle La Concordia y al final tuvieron que marcharse a Caracas, donde José Simón Escalona completó sus estudios hasta graduarse de Profesor en Educación Artística, mención audiovisual.
En 1970, tras haber cumplido sus estudios y haber demostrado su vocación de dramaturgo,  José Simón Escalona viajó al exterior a buscar otros lenitivos para su carrera vocacional. Estuvo en México, Puerto Rico, Santo Domingo y Miami, escribiendo teleno­velas y haciendo teatro.
En 1981 montó su obra teatral “Marilín la últi­ma pasión”, protagonizada por Javier Vi­dal, en un festival internacional que no fue más  que  una reminis­cencia de su infancia en Ciu­dad Bolívar,
José Simón Escalona creó y dirigió en Caracas ya de vuelta, el “Grupo Tejas”.  Trabajó hasta que fue cerrado por el Gobierno de Hugo Chávez, en Radio Caracas Televisión. Escrito medio centenar de telenovelas y el libro “Amargo de Angostura” metáfora que narra sua primeros tiempos en Ciudad Bolívar.
Unas de las telenovelas más populares de JSE fueron Los Donatti, María María y Mabel Valdés protagonizada por Marina Baura, Raúl Amundaray y Gustavo Rodríguez.
Su formación como libretista se la debe en parte a José Ignacio Cabrujas, Salva­dor Garmendia y Ligia Lezama, bolivarense, por cierto.  Ellos le enseñaron a escuchar  los cuentos de los extraños, de  los conocidos en general, sus situaciones y, en fin,  fabricar vidas y emocionantes   personajes de  la vida posible o real.  De manera que este bolivarense de la calle Concordia se ha pasado la existencia construyendo héroes cotidianos para la gente con situaciones que pasan,  teniendo siempre en cuenta que lo auténti­co de la vida es el amor y la gente quiere ser feliz en aras del amor. (AF)



miércoles, 4 de diciembre de 2019

EL RELOJ DE LEONTINA DE ORO


Si nos atemos a lo dicho por el narrados norteamericano William Faulkner, José Luis Cestari estaría consagrándose como escritor al concluir su primera novela: ”El reloj de leontina de oro”  
Faulkner decía que el verdadero escritor empieza por escribir poesía, luego cuentos, ensayos y finalmente novelas.  Tal es el caso, diríamos, del polifacético, José Luis Cestarí, pues  el prologuista de su obra,  J. P Leroy Luneau, lo titula de médico holístico, psiquiatra, homeópata, parapsicológo, escritor, músico, cantante, poeta y recientemente nombrado en Miami, donde se halla con su familia, Director de la Asociación Internacional de poetas y escritores hispánicos.  
La novela “El reloj de leontina de oro”, está sustentada en la vida y aventura de su abuelo materno Manuel Urbano Villegas, amigo entrañable del guerrillero antigomecista, Emilio Arévalo Cedeño, a quien realmente pertenecía el reloj de leontina de oro.
Emilio Arévalo Cedeño, telegrafista guariqueño que había prestado servicios en varios puntos geográficos de Venezuela, entre ellos, Ciudad Bolívar, juro capturar y ejecutar a Tomás Funes, apodado “El Terror del Atabapo”, tras haber asesinados al Gobernador Roberto Pulido, su familia y cientos de personas ligadas a la explotación del caucho y el balata en la selva amazónica.
Antes que Emilio Arévalo Cedeño cumpliese su juramento de vengador o representante de la vindicta pública por mano propia, se despojó de su reloj y se lo entregó a su amigo Villegas temiendo seguramente lo peor al tratar con 120 hombres como realmente lo hizo invadiendo desde Colombia, de capturar y ejecutar al Terror del Atabapo.  Pero no sabemos cómo lo supo  Tomás Funes, quien  con sus guardas espalda, El Avispa y El Picure, hizo preso a Manuel Villegas y después de encerrarlo y confiscarle el reloj mandó a buscar al relojero del pueblo  para que lo examinara y le informara de los sortilegios que pudiera acompasar ese artefacto inventado para medir el tiempo. No sabemos qué le informó el relojero Roberto porque todavía no hemos terminado de leer la novela que gentilmente como siempre me envió José Luis, pero barrunto que le dijo a Funes  que tenía el tiempo contado, pues Emilio cumplió su juramento y todo el mundo lo saludó satisfecho, hasta López Contreras pues después que murió Gómez, lo nombró Gobernador del Guárico.(AF)



martes, 3 de diciembre de 2019

EL MUSICÓLOGO BOLIVARENSE JOSÉ ÁNGEL VIÑA BOLÍVAR



José Ángel Viña es el musicólogo que mejor ha estudiado e investigado sobre la música en Ciudad Bolívar.  A mi me tocó prologar uno de sus libros. Gracias al trabajo de su investigación sabernos que José Mármol y Muñoz o “Pepe Mármol”, como era popularmente conocido, fue el primer maestro de Capilla que tuvo la Catedral de Ciudad Bolívar, probablemente el primer maestro de músi­ca de la capital orinoquense y, con toda seguridad, primer músico bolivarense con una trayectoria que traspasó las fronteras nacionales.
Viña Bolívar lo sostiene sobre soporte hemero-gráfico y documental, en un trabajo de investigación llevado a cabo para recibirse Magíster en. Musicología Latinoamericana en la Escuela de Arte de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela y, es más, parte de esa investigación ya ha sido publicada en la Revista Musical de Venezuela del 
año pasado.
José Angel Viña Bolívar, licenciado en arte mención música (1997) y maestro en musicología,  nació en 1973 en Ciudad Bolívar e ini­ció su educación formal en el Liceo Fernando Peñalver, paralelamente con sus estudios musicales en la escuela Carlos Afanador Real de ciudad Bolívar. Cursó hasta graduarse en la Escuela de Arte de la UCV paralelamente en la escuela superior de música  donde refuerza sus conocimientos de teoría y solfeo, armonía, contrapunto, historia de la música piano complementario con los maestros Rosita Briceño, María Luisa Arencibil Francisco Rodríguez y Marina de Pereira. Fue José Angel Viña, profesor de la cátedra de cuatro en la escuela d música "Juan Manuel Olivares", preparador docente de los talleres de técnica  de investigación y del discurso estético y profesor invitado de la cátedra de música latinoamericana en la Escuela de Arte de UCV, así como profesor del taller de metodología de la investigación del instituto -Universitario Antonio José de Sucre. Realizó para la fundación Vicente Emilio Sojo la investigación Primeros Datos Noticias de la Música en Ciudad Bolívar (Siglo XIX) publicada parcialmente en número 39 de la Revista Musical de Venezuela. Desde 1992 integra 1a Estudiantina Universitaria de la UCV con la cual ha participado en cuatro producciones discográficas, presentaciones en radio y televisión así como en innumerables conciertos en las más importantes salas del país y a nivel internacional en Portugal, Italia, Grecia, Chile, Argentina, Uruguay Brasil. Hasta que fue jubilado, estuvo formando parte (9 de enero de 2019) de la Compañía Nacional de Música", donde desempeñó en distintos momentos y por diversas razones, 4 de los 5 cargos de su Consejo Directivo, incluido el de Presidente encargado. (AF)