viernes, 6 de abril de 2018

Osío Reyna y la dorada Cicapra


OSÍO REYNA Y LA DORADA CICAPRA
En la Ciudad Bolívar del pasado, ciertas familias angostureñas y del interior no confiaban mucho en los recursos médicos locales y preferían mayor seguridad en Caracas.  Así se explica guayaneses nacidos en la Capital:  hijos  de Juan Bautista Dalla Costa, da la familia Montes y más acá de la familia Sánchez Negrón y Silva Estada. José Eugenio y Alcides nacieron en Carcas igual que René Silva Idrogo.  Lucila Palacios de tránsito nació en la Isla de Trinidad y José Rafael Osío Reyna, que nos ocupa en esta semblanza, fue parteado en Caracas siendo sus padres de la región del Yuruari o específicamente del pueblo que emergió al calor de  Oro a lo largo del Río Cicapra.
Esos lugares sin Mar al igual que Caracas y Ciudad Bolívar tuvieron hijos que cuando por vez primera se encontraron con esa ingente masa oceánica, se impresionaron tanto que quisieron ser marinos
 En el caso del bolivarense  José Tomás Machado, llegó a ser Capitán de Navíos.  Más cercano a nuestros días tenemos al upatense Hernán Grúber  Odremán que ascendió hasta Vicealmirante y José Rafael Osio Reyna, Capi­tán de Corbeta.  Por ello cuando le preguntaban su gentilicio decía ser caraqueño- guayanés, nacido en 1942  y como su gran sueño era ser lobo de mar ingresó a la Escuela Naval de Ve­nezuela y posteriormente en la Escuela Poli­técnica de la Armada de Chile aunque nunca divorciado de sus  inquietudes literarias, las cuales se hicieron evidentes desde adolescente en el Liceo Andrés Bello y en la misma Naval donde figura como cofunda­dor de "El Correo de la Arma­da".
Siendo yo corresponsal de El Nacional lo acompañe hasta el Yuruari pues estaba realizando una investigación integral sobre Cicapra  y La Pastora  cuyos terreno estaban en manos de hacendados.  Pretendía el Capitán hallar las pruebas que soportan la legitimidad de los derechos a existir del pueblo de Pastora y levantar el velo que cubre a la región aurífera de Cicapra.
       La  investigación a fondo realizada por el Capitán Osío Reya, tan pronto logró su retiro de la Armada Venezolana, lo llevó a escribir y publicar dos libros interesantes: el primero “La Alianza de Cicapra” (1989) prologado por Horacio Cabrera Sifontes y “Caruachi, el paso fatal” publicado por la Editorial Centauro de José Agustín Catalá en 1994, con prólogo de Hernán Grúber Odremán. (AF)



jueves, 5 de abril de 2018

El Indio de Camurica


En el pueblo de Camurica, de raza caribe, a escasa distancia de Ciudad Bolívar, nació en 1948 el piloto Juan Bolívar.  Por eso lo llamaban el "Indio de Camurica". Tuvo la suerte de estudiar en el liceo "Juan Vicente González" de Caracas y de en­contrar posteriormente al Capitán Mare Bianchi que lo hizo mecánico y piloto de heli­cóptero. Hoy tiene más horas de vuelos en he­licóptero (más de 7 mil) que ningún otro piloto de montaña aunque tiene meses que no vuela. Lo botaron porque el Gobernador se dió cuen­te que estaba ganando más que él. Se prome­diaba sueldo de 20 mil bolívares al mes. En verdad eran 12 mil, pero los viáticos lo abul­taban. Volaba tanto que casi no paraba sino cuando al aparato se le trancaban las aspas allá arriba y caía como una piedra. Esto le ocu­rrió cinco veces, pero la caída más seria la su­frió en Santa Rosalía cuando el helicóptero se "enrolló". Es un término del argot aeronáutico para configurar el "barreno de plato" en el caso del avión.
Cuenta Bolívar que sólo dos accidentes de esos han sido superados en el mundo. El que le ocurrió a él en Santa Rosalía sería el tercero y esto consagra y reafirma el respeto que le tie­nen sus compañeros del aire, tan leales como el Capitán Enrique Martín, veteranísimo de la selva, que se divierte contando las anécdotas de Juan Bolívar. Anécdotas como la del Arzo­bispo de esta ciudad y el Nuncio que se hallaba de visita por Guayana. Juan Bolívar pilotando a regreso de Canaima el helicóptero de la Go­bernación costeaba la costa del Orinoco sobre una extensa siembre de patillas que en broma incompren­dida dijo a los prelados era suyo. Entusiasma­das las dignidades de la Iglesia hicieron que el piloto se posara en tierra para cargar con al­gunas sandías, pero "enchinchorradas" éstas en la sotana fueron alertados a tiro de escopeta por un "isleño" que los obligó a pedir perdón, bendecir luego el patillal y de ñapa regalarle al labriego un cristo de madera que el Nuncio traía de Italia. El Indio de Camurica, por su­puesto, recibió su dura reprimenda además de la consabida penitencia..
La chusca maldad de Bolívar sirvió para que Monseñor Mata Cova le tomara compasivo aprecio y no lo olvidara en sus frecuentes ex­cursiones por los aires de la selva. Así ha sido y desde que a Juan lo botaron de la Goberna­ción, el Arzobispo ha dejado de volar en esos raros pájaros de aspas horizontales. De ma­nera que sus periódicas visitas a las comuni­dades indígenas de Sucre y Cedeño las hace penosamente por tierra. El helicóptero de la Gobernación lo pilotea ahora Jesús Leonardi, quien servía con Bolívar de copiloto, claro, con menos sueldo. Aparentemente la Gobernación ha salido ganando porque paga menos y las instituciones no tienen que pedir tanto el apa­rato. Con un piloto como Bolívar que conoce a Guayana desde Punta Barima hasta que se pierde en el Amazonas, da mucha confianza volar. 'Por eso jugó papel destacado cuando el secuestrado Willian Frank Nie­hous. El, junto con el director Uzcátegui de la Disip y un mayor del Ejército, trasladó al in­dustrial norteamericano en el helicóptero desde el Hato Dividivi hasta el Comando de la V División de Selva.(AF)

lunes, 2 de abril de 2018

JOSE LUIS LARA MURIO EN ABRIL COMO ANTONIO LAURO


El gran maestro y compositor de la Guitarra, Antonio Lauro murió en abril de 1986 y en el mismo mes muere trágicamente, José Luis Lara, quien tanto lo admiró hasta el punto de convertir la primera versión del Concurso Nacional de Guitarra “Antonio Lauro” en un Festival Internacional.
La primera versión del concurso  fue patrocinada por el Consejo Nacional de la Cultura, en el mes de diciembre de 1986, conjuntamente con la Gobernación del Estado Bolívar, para los estudiantes de las escuelas de música del país, en el Año Internacional de la Paz.
Desde entonces se realiza en esta ciudad un eventorso  Nacional de Guitarra con el nombre de Antonio Lauro en homenaje al músico y cada año en ciudad Bolívar y Ciudad Guayana, durante la semana de la fecha natal del maestro, se realizan conciertos de guitarra clásica interpretados por músicos locales y músicos invitados conmemorando así la  vida y obras.
José Luis Lara, su abanderado y gran promotor,  fue asesinado la noche de este domingo primero de abril (2018)  en la urbanización Los Próceres cuando fue interceptado por delincuentes para robarle el carro.
Debemos resaltar que José Luis Lara fue un avanzado estudiante de la guitarra tanto aquí como en Ciudad Guayana y Caracas. Estuvo presente en recitales diversos países de América Latina, Europa, China y Estados Unidos. También formó parte de agrupaciones como El  cuarteto de Guitarras José Reina, orquesta típica Angostura de Ciudad Bolívar; fundó el Ensamble Orinoco, y conformó, junto a Enrique Márquez, el Dúo Márquez-Lara, Mandolina y Guitarra. Se desempeñó como coordinador y profesor titular de la cátedra internacional de guitarra clásica Antonio Lauro del Conservatorio Carlos Afanador Real, en Ciudad Bolívar, y fue coordinador artístico de las dos primeras ediciones del Festival Internacional Maracay en Guitarra. Él, como Antonio Lauro, probó cómo  a nuestro país se puede servir, sirviendo a los valores del espíritu y cómo puede alimentarse el patrimonio espiritual e intemporal del hombre dándole un mensaje de belleza aunque ello no produzca enriquecimiento sino muchs veces sacrificio y muerte como la ocurrida. (AF)