jueves, 19 de enero de 2023

EL PINTOR UPATENSE MARIO BACADARE

 

EL PINTOR UPATENSE MARIO BACADARE


El artista plástico upatense, Mario Bacadare, está cumpliendo años puesto que nació el 20 de enero de 1944. Vive en Caracas casado en segunda nupcias con una peruana-venezolana de ascendencia japonesa que trabaja en el Banco Central de Venezuela y durante muchos años fue secretaria de Domingo Masa Zabala. Con ella tiene un hijo, único, que es antropólogo y arquitecto. Su primer matrimonio ocurrió en Ciudad Bolívar con Nancy García, economista y poeta, de la que se divorció a los pocos meses por incompatibilidad de caracteres. Estudió pintura en la Escuela de Artes Pláticas “Armando Reverón” de Ciudad Bolívar bajo la dirección de Marcos Silva Hernay y viajó a Paris donde querían proseguir sus estudios de pintura con solo el dinero para el pasaje que le dio el Gobernador Rafael Sanoja Valladares y el producto de dos pinturas adquiridas por el Dr. Alcides Sánchez Negrón y Dr. Francisco Vitanza. Se las arregló para vivir y estudiar en Paris durante un año y con el producto de una pintura que le compró Fina Gómez, nieta del Dictador Juan Vicente Gómez, viajó a Noruega y finalmente al Japón donde estudió, trabajó bajo la influencia y amparo de una joyera japonesa y al cabo de diez años regresó a su tierra de origen para hacer nueva vida, primero en Ciudad Bolívar y finalmente Caracas donde vive hace más de cuarenta años ya jubilado y con las galería que vendían sus pinturas, apagadas por la Pandemia y la crisis socio económica que padece Venezuela. Conservo varias pinturas de Bacadare al estilo japonés Sumi-e, pinturas creadas en apenas unos segundos, sin retoques ni corrección posterior. Aunque normalmente el Sumi-e es un mundo en blanco y negro por pintarse en tinta, Mario Bacadare pinta estampas, paisajes en diferentes líneas agregando un rico colorido, sin interferir en la fuerza de la tinta ni en sus matices, y de esta manera, sus obras tienen una especial originalidad. (AF)

 


jueves, 12 de enero de 2023

NATALICIO DE BRÍGIDO NATERA RICCI


NATALICIO DE BRÍGIDO NATERA RICCI, 12 DE ENERO DE 1887, FUNDADOR DEL DIARIO  "EL BOLIVARENSE 

Descendiente de una importante rama familiar de :la Nueva  Andalucía que se radicó en Angostura a la mitad del  siglo diecinueve, mantuvo inalterable  la línea de comportamiento que le asignó la experiencia atávica consustanciada con las normas del  civismo y el derecho y que lo supo  alimentar con una pedagogía muy del momento y una señalada filosofía vida. 

--Américo Fernández--

El primer Brígido Natera se ubica en Cumaná luchando bajo las banderas del liberalismo difundido desde Caracas para toda la provincia en las páginas del semanario “El Venezolano” dirigido por Antonio Leocadio Guzmán.

De su matrimonio con Juana María Guerra nació Brígido Natera Guerra, el 28 de julio de 1831, a menos de un año de la muerte del Libertador y recién consumada la separación de Venezuela de la Gran Colombia.

Brígido Natera Guerra fue un estudiante brillante de su tiempo que a la edad de 25 años se licenció en jurisprudencia, pero estando el país en crisis bajo la dinastía de los Monagas y avecinada como estaba una guerra larga entre liberales y conservadores, Brígido Natera Guerra buscó los aires reconfortantes de Guayana que ofrecía mejores perspectivas para su vida profesional. Aquí llegó en 1856 en uno de esos barcos que cubrían la ruta de cabotaje Orinoco - Mar de las Antillas y consecuente con las ideas de su padre, pronto tuvo ubicación en la corriente de los Dalla Costa, entre ellos, Juan Bautista Dalla-Costa Soublette, gobernador de Guayana en tres ocasiones.

Siendo Dalla Costa        Soublette presidente del Estado Soberano de Guayana en 1867, año de su famoso Decreto sobre instrucción pública obligatoria y gratuita adelantado en 6 meses al de Guzmán Blanco, el jurisconsulto Brígido Natera Guerra era el Presidente de la Asamblea Legislativa y como tal le tocó, dentro del marco de la instrucción popular obligatoria y gratuita, firmar la Ley del 6 de diciembre de 1869 por la cual se creaba la Escuela de Artesanos , Industriales y Jornaleros que era aspiración del gremio de artesanos y obreros que ya existía en la ciudad y que se mantuvo vigente hasta mediados del presente siglo.

Tavera Acosta en sus Anales de Guayana dice que Brígido Natera Guerra contrajo matrimonio en Guayana con doña María Rosario Ricci el 26 de diciembre de 1859 y que desempeñó “muchos cargos públicos y de honor, preferentemente los relacionados con la instrucción popular, en los que dejó gratos recuerdos de su integridad moral y de la bondad de su alma”. Apartado de los asuntos políticos, dice que vivió feliz hasta su muerte acaecida el 9 de febrero de 1914 dejando a un hijo que fue honra y prez del Foro guayanés: Luis Antonio Natera Ricci.

El doctor Luis Antonio Natera Ricci contrajo matrimonio con María Luisa Grillet Alcalá y de este connubio nacieron María Teresa, muerta a los 12 años y Brígido Natera Ricci, quien luego de graduarse de Bachiller en filosofía (título expedido por la Universidad Central de Venezuela) se casó ,en segundas nupcias con doña Mercedes Febres Alcalá, hija de doña Emilia   Alcalá Betanourt y José Jesus Febres Cordero.

ALCALÁ EL APELLIDO

MAS ANTIGUO  DE GUAYANA

La familia Alcalá es de las más antiguas. Data desde los tiempos de Diego Fernández de Serpa, fundador de Cumaná en 1569. De aquí se extendió por Guayana a través de doña Isabel Alcalá, Juan Jiménez Alcalá y Jacinto Alcalá, quienes en 1618 junto al Gobernador Diego Palo meque de Acuña salieron en defensa de Santo Tomás de la Guayana, atacada por una avanzada de la expedición de Sir Wal ter Raleigh.

Al tronco de los Alcalá cumaneses pertenece María Manuela de Alcalá, madre del Mariscal Antonio José de Sucre y el prócer José Gabriel Alcalá, firmante del Acta de la Independencia del 5 de Julio de 1811 y miembro del Congreso Constituyente de la Gran Colombia. Radicado en Angostura junto con sus hijos Francisco y Javier, se casó el 28 de diciembre de 1828 en segundas nupcias con Basilia Espinosa dando él y sus hijos una frondosa, entrelazada y bien ramificada descendencia en la cual se encuentra no sólo María Luisa Grillet Alcalá, esposa del Dr. Luis Natera Ricci, sino Emilia Alcalá Betancourt, madre de doña Mercedes Febres Alcalá, hija de Emilia Alcalá Betancourt, quien a su vez era hija de Hortensia Betancourt (upatense) casada con Alfredo Alcalá, descendiente directo del prócer de la independencia José Gabriel Alcalá.

Doña Mercedes Febres Alcalá se casó en 1929 con Don Brígido Natera Ricci y de cuya unión nacieron Álvaro, editor y director del diario El Bolivarense, fundado por su padre; Berenice, Vicepresidenta de la Línea Aeropostal Venezolana; David, editor y director del Correo del Caroní; Alfredo, ex director del desaparecido diario El Pueblo; Luis y Maby, administradores del Correo. Otros cuatro hijos del primer matrimonio de Don Brígido Natera Ricci y que fueron igualmente criados por doña Mercedes son; Olga, Telma y los recientemente extintos abogado y poeta Alejandro Natera Contreras y el ingeniero Brígido Natera Contreras, quien fue Presidente de Petróleos de Venezuela.

DON BRIGIDO NATERA RICCI

Nacido en el casco histórico de la capital orinoquense, el 12 de enero de 1887, ya cuando asomaba el presente siglo y la ciudad no tenía más ofrecimiento que su gran río lleno de esperanza navegable hasta los misterios de la selva. Su  vida transcurrió siempre en línea recta, sin la menor sinuosidad, paralela a los principios filosóficos de un teísmo humanitario, entre las ineludibles obligaciones del hogar familiar y el servicio público, bien en el aula como en el Foro, el Parlamento, en la administración pública o en la Logia o club (Leones) al cual pertenecía.

No pudo ser jurisconsulto o abogado como su abuelo y su padre, pero heredó toda la cauda de la ciencia del derecho y con el sólo título de Bachiller en filosofía que entonces solo era expedido por la Universidad Central de Venezuela, pudo ser durante diez años Juez de la Corte Superior, Juez de Hacienda y Fiscal.

Incursionó en la política al igual que sus antepasados y desarrolló su capacidad e iniciativas como Director de Política, Director de Educación, Secretario General de Gobierno,  diputado al Congreso Nacional y Presidente del Concejo Municipal de Heres.

Por otra parte, fue profesor  de Literatura del Liceo Peñalver, Venerable Maestro de la Logia Asilo de la Paz No. 13, Orador, periodista desde las columnas vespertinas de El Luchador y finalmente desde las páginas de su propio diario El Bolivarense.

El Bolivarense vino a ser su obra perdurable. Hoy es el decano y el primer periódico matutino inaugurado en Guayana, justo en los albores de la Democracia. Entonces estaba Don Brígido retirado de la política, el Foro, la docencia y dedicado por entero al ejercicio del periodismo, en su propio periódico que el primero de diciembre de 1957 comenzó a editar en los restos tipográficos de la Editorial Tala- vera fundada en la década de los años veinte por Monseñor Manuel Antonio Mejías, Obispo de la Diócesis de Guayana y Rafael María Villasmil, párroco de la Iglesia Santa Ana. En esa vetusta imprenta donde se editaba la Gazeta Eclesiástica, nació El Bolivarense y dieron sus primeros pasos en el periodismo toda una cáfila de profesionales por todo et país, incluyendo a quien esto escribe y al editor y director del Correo del Caroní.

DESVANECIMIENTO Y MUERTE

Un día de marzo de 1961, cuando en dirección al periódico atravesaba la Plaza Bolívar, sintió que el mundo se le iba sobre los rieles de un desvanecimiento que apenas si resistió por días el esfuerzo de aquella voluntad que siempre estuvo lista para sobreponerse a las dificultades bajo la divisa a flor de labio: “Dios proveerá". Y el Gran Arquitecto, sin embargo, había dispuesto y con el compás y la escuadra trazado la última línea de su vida.

El vespertino El Luchador, ese mismo 14 día de su muerte ocurrida en Caracas a donde había sido trasladado de urgencia, editorializó exaltando sus cualidades ciudadanas, impecable estilo He viHa fí-

“Un fuerte estremecimiento ha habido en el árbol guayanés. Murió el bachiller Brígido Natera Ricci. La noticia conocida y repetida en toda la ciudad pudiéramos decir que el eco la llevó sintetizada en tres palabras: Murió Don Brígido. Así lo llamaron en el transcurso de muchos años quienes hasta él llegaban simplemente a conversar de algo, a hacerle algunas exigencias o a consultarle su opinión en determinados asuntos. En todos los casos encontramos en el Bachiller Natera Ricci al mismo venezolano, es decir, cordial en la amistad, generoso en la medida de sus posibilidades o acertado en el consejo que sería la base para la solución del problema planteado. Luego se obtuvo de él, y así podrían testimoniarlo quienes lo conocieron, todo el arte de conocimiento, pues no puede olvidarse que poseía preparación aunada a prácticas honestas en cargos importantes que ocupó. En Ciudad Bolívar que para él fue el alero de sus grandes querencias familiares, echó a andar en diversas etapas iniciativas en beneficio de su tierra natal y asíle vieron actuar desinteresadamente en cuanto pudiera resultar provechoso a la colectividad, sin parcialidad o mezquindad de ninguna clase. Como guayanés de buena cepa, su vida transcurrió bajo el signo de la amistad bien entendida y pertenecía a muchas asociaciones en las cuales hubo de merecer respeto en acatamiento a sus condiciones de buen ciudadano. Conoció a prestigiosas figuras de la Guayana que ahora encontramos en las redes del pasado no superadas y a muchas acompañó en momentos del tránsito inevitable y tuvo para ellas frases nacidas y crecidas en el reconocimiento sincero al mérito ajeno. Guayanés de los del tiempo viejo, el Bachiller Natera Ricci. En hijos y nietos queda la semilla. Recuerdos imborrables deja en una hilera de amigos”. (AF).


sábado, 7 de enero de 2023

La bicicleta de Soto

 


Ya vivía y se había casado en Paris cuando Soto resolvió, aunque temporalmente, volver a Ciudad Bolívar.  Ya en  casa de su Madre preguntó por su bicicleta a lo que doña Enma  respondió con nostalgia que la había regalado antes que se volviera chatarra, pero, por fortuna,  te queda el Arrendajo y los pinceles, utilizados en los cartelones del cine América (AF)



martes, 3 de enero de 2023

EL PADRE AGUSTÍN, GUÍA ESPIRITUAL DE LA FELIGRESÍA ASUNTINA


El Padre Agustín, párraco de la Asanción, capital del estado Nueva Esparta (Margarita) y de quien fui monaguillo durnte dos años,     pertenecía a la Orden de los Carmelitas, surgida alrededor del siglo XII cuando un grupo de ermitaños, inspirados en el profeta Elías, se retiró a vivir en el Monte Carmelo, considerado el jardín de Palestina donde, por cierto, estuve en 2012 junto con Lesbia Granadillo, Rosita Pérez Yépez y Riolama Fernández. Pero el Padre Agustín  era muy de acá, del Siglo XX, puesto que nació en Gerona, Cataluña de España, el 5 de enero de 1899 y  falleció el 23 de diciembre de 1968 cuando yo era diputado a la Asamblea Legislativa del Estado Bolívar y Corresponsal del diario El Nacional. ¡Qué salto tan estupendo! El nombre completo del sacerdote carmelita, siempre vestido con sotana marrón y sandalias, era Agustín María Costa Serra, ordenado el 17 de diciembre de 1921 y como tal se residenció en la isla de Margarita cuatro años después (1925) como párroco de San Juan Bautista, luego Párroco de Juangriego, Punta de Piedras y, finalmente titular de La Asunción, capital del Estado Nueva Esparta, durante 43 años. Yo vivía en la misma Casa Parroquial frente a la Plaza Bolívar y el patio culminaba en la falda del cerro del Castillo Santa Rosa, en el cual estuvo presa la heroína Luisa Cáceres de Arismendi. y más atrás el Embalse de Guatamare que surtía de agua a La Asunción. Al final del patio estaba el Garaje donde guardaba su pequeño automóvil el Profesor Luis Pibernat, director del colegio Federal Francisco Esteban Gómez, donde estudié el cuarto grado con la maestra normalista Nuncia Villarroel, quien intuyó mi vocación de periodista, pues puso en mis manos el periódico mural del aula, al cual le puse el nombre de “Avance”. La ama de llaves de la Casa Parroquial era María Luisa y mi tarea cotidiana era lavarle la copa donde el Padre todas las mañanas tomaba su Sal de fruta, regar las matas de espinacas, surtir de kerosene la Nevera, hacer las hostias con una maquinita y estudiar música y solfeo, además de servir de monaguillo en las misas y acompañar al Padre a cualquier hora de la noche para suministrarle la extrema unción algún enfermo moribundo. El Padre Agustín, amantes de los niños como San Juan Bosco, era muy estricto con la feligresía como bien lo afirma en Fedenotas El Sol de Margarita: “Para los fieles el velo en las damas, nada de descotes ni vestimentas no acordes, mangas para comulgar y el silencio absoluto durante la Santa Misa eran órdenes. El día de los fieles difuntos en el cementerio atentos al responso rezado o cantado. Hablar del Padre Agustín es hablar de las procesiones en La Asunción; el sermón del Padre Montaner el 15/08, solemnidad en Semana Santa y nada de playa, el cocotazo y regaño si hablabas durante la Santa Misa, en fin toda una leyenda. Está sepultado en el Altar de Nuestra Señora del Carmen en la Iglesia Catedral pero inicialmente fue sepultado en la nave central en frente al Altar Mayor” (AF)