domingo, 31 de enero de 2021

EL FOTÓGRAFO ROBERTO ROJAS

(Esta nota fue publicada en el Correo del Caroni el 4 de marzo de 1999 y el Redactor de diario El Nacional al leerla llamó a Roberto Rojas y le propuso trabajar en Caracas. Al saberlo Chemelo le aumentó el sueldo a Roberto para que siguiera en El Expreso. El me confesó después que de ninguna manera habría aceptado porque había decidido sembrarse para siempre en Ciudad Bolivar. Tanto es así, que su familia se fue para los Estados Unidos buscando el llamado “Sueño Americcano” que tanto atrae a los latinos, y aquí en la Cudad del Orinoco permanece. De vez en cuando se aparece en mi casa acompañado de su guitarra y del amigo Kawan y Pincho (Francisco Castillo). Entonces, vamos jumtos con una botella de Scoch a darele serenatas al río) EL FOTÓGRAFO ROBERTO ROJAS Desde las tierras de Huáscar y Atahalualpa nos llegó un buen día Roberto Rojas Pantojas con su morral de angustias irresuel¬tas tanteando estos horizontes que se confunden entre cauda¬les y mansiones verdes. Llegó y se hizo conocido por la gracia del lenguaje silente que la gente entiende y com¬prende más que la propia pala¬bra de todos los días, porque la palabra, aunque puede describir la imagen, es incapaz de igualar la realidad de la imagen misma. La imagen es síntesis sin dejar de ser explícita, lata y elocuen¬te. La imagen es el pasado conju¬gado en presente, la imagen que no todos podemos aprehender para hacerla eterna en la memo¬ria frágil. Excepcionalmente se requiere técnica, sensibilidad y destreza, además de dominar y saber conjugar los factores de la cámara de lente y visor y los inherentes al laboratorio. La cámara es la herramienta y el laboratorio es el taller retando permanentemente, frente a cualquier escenario, el talento y la creatividad del artista. Roberto Rojas, que es un pro¬fesional, maneja el arte de la fotografía con la misma sensibi¬lidad con la que rasga las tem-pladas cuerdas de su guitarra. Tiene buen oído y memoria para el sonido musical como buen ojo para seguir la proyec¬ción de la luz hasta descubrir lo que es imposible cuando la sen¬sibilidad permanece bajo los escombros de la incultura o la esquematización del pragmatis¬mo. Pero no todo fotógrafo tiene sensibilidad para aprehender el espíritu de las cosas buenas o inútiles. Hay muchos fotógra¬fos, infinidad de fotógrafos, paparazos incontables. En el mismo periodismo incluso, fotógrafos que andan por el camino de la oportunidad de la entrevista y el suceso con la mecánica de una rutina que ter¬mina por consumirlo en la iner¬cia y el embrutecimiento. Son escasos lo que evaden ese cami¬no para internarse en las com¬plejidades del tiempo y el espa¬cio con expresivo sentido de reflexión y contemplación esté¬tica. Roberto, que fue reportero de calle y que continúa siéndolo en cierta forma, se aleja cada vez más de ese sendero para hacer lo que lo emociona y gratifica espiritualmente: tocar la guita¬rra y atrapar con ingenio estéti¬co las cosas que culturalmente conciernen a la ciudad, como es el caso de los inmuebles que durante más de dos centurias han ido definiendo su fisono¬mía, la fisonomía de lo que hoy reconocemos como Casco Histórico. Rojas ha destinado su tiempo libre para focalizar los aspectos sugestivos de esos inmuebles o espacios habitables: esquinas, ventanas, balcones, molduras, celosías y hasta el mismo tiem¬po sujeto en la textura. La retina de su película ha impresionado a casi toda la ciu¬dad angostureña, pero apenas cuarenta fotografías han sido seleccionadas por la arquitecto Asiria Silva para que -expuestas a lo largo del pasillo de la anti¬gua casa de Elina Wulf, conver¬tida en oficina técnica del casco- conversen un poco con el visitante sobre valores arquitectónicos de la ciudad que fue y sigue siendo en la propia memoria de sus muros y en la de estas gráficas de Roberto Rojas. (AF)

jueves, 28 de enero de 2021

DON NATALIO VALERY VISITA EN ISLA EL DEGREDO A PAULINA LA ROSA

Don Natalio Valery, ilustre masón y empresario bolivarense, se levantó muy temprano en su mansión de la Avenida Táchira, vistió su mejor traje, anudó la corbata negra, tomó el bastón con mango de marfil, sombrero francés, y ordenó a su chofer conducirlo a la orilla del Orinoco donde lo aguardaba el amigo, patrón de una curiara india donde se embarcó ese domingo del mes en que había nacido a bordo de un barco en el puerto de Marsella. La visita mañanera fue realmente sorpresiva para Paulina La Rosa quien lo recibió en su isla de El Degredo exhibiendo jubilosa una sonrisa guardada durante muchos años para ese momento que el visitante le había prometido en la placita de la estatua de la Libertad donde una tarde fue a distraerse con la música retreta de la Banda del batallón Rivas del Cuartel Tomás de Heres. De Paulina sabía toda Ciudad Bolívar por ser hija del General Vicente La Rosa, quien comenzó a figurar en los anales de la Historia de Guayana cuando a la edad de 37 años (1867) contribuyó con dos pesos y medio para mandar hacer la estatua del Libertador en le Plaza Mayor de Ciudad Bolívar y 41 cuando participó en la llamada Revolución de Abril que llevó a Guzmán Blanco al Poder y repuso en la Presidencia del Estado Soberano de Guayana al prócer civil Juan Bautista Dalla Costa Soublette. Después lo vemos actuando en la Batalla de Ciudad Bolívar en 1903 cuando la Capital, en manos de los también militares Nicolás Rolando y Ramón Cecilio Farreras, retaba al Gobierno de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Desde entonces, podríamos decir, que Vicente La Rosa, se hizo famoso, pues con catorce descamisados tomó el Fortín El Zamuro que desde la altura del cerro, con implacable artillería, mantenía a raya, sin poder avanzar, a las fuerzas del gobierno comandadas por el general Juan Vicente Gómez. 22 años después murió. Murió el 27 de noviembre de 1925, a la edad de 95 años, puesto que nació en 1830, y Paulina como única hija y heredera del militar, comenzó a vivir allí. Vivió íngrima durante cuatro decenios, rodeada de animales domésticos, cuidando el supuesto tesoro que según voz popular, había enterrado su padre, atendiendo a pescadores, turistas y bañistas que llegaban aj islote en escala forzada por chubascos o simple curiosidad, pero, por lo general, a recrearse en las playas sedimentadas por las periódicas crecidas del río. Paulina La Rosa, no sólo era dueña de la Isla sino de una larga y bien labrada curiara que ella misma canaleteaba cada vez que necesitaba ir a la ciudad a hacer mercado o ver por la noche alguna recomendada película mexicana en el Cine Royal del sector urbano de Perro Seco. El único día que se vio obligada a separarse por varios días de la isla fue cuando Bolívar Film quedó autorizada para rodar la escena de un tigre cazando un venado y el cual, debidamente enjaulado, había sido traído de la selva. El felino al final tuvo que ser acribillado por carabineros de la Guardia Nacional debido a que se enfureció y amagó con atacar a los cineastas Leo y Paco Ortega. Antes de la Batalla de Ciudad Bolívar, Vicente La Rosa había participado en la Batalla de Orocopìche, 10 de agosto de 1892, al lado del Mocho Hernández y Domingo Sifontes que desde el Yuruari armaron toda una División para tomar la plaza de Ciudad Bolívar, en nombre de la Revolución Legalista encabezada por el General Joaquín Crespo. (AF)

KAMARATA Y WONKEN

Dado el éxito de Kavanayén, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro los linderos de la Gran Sabana, los sacerdotes Capuchinos se apresuran y fundan otros centros misioneros, tales Kamarata y Wonkén. Ya estaba funcionando un Seminario Indígena en Upata para formar sacerdotes. En ese tiempo muy pocas diócesis del país lo tenían. El Vicariato del Caroní considera imprescindible separar a la Gran Sabana del Delta del Orinoco y en consecuencia, el Vicariato del Caroní es dividido (1954) en la Gran Sabana, y Delta Amacuro. Al frente de este último designan como Vicario Apostólico a Mons. Argimiro García (Alvaro de Espinosa) con sede en Tucupita. El Seminario y sede del Vicario Apostólico de la Gran Sabana se mudan a Santa Elena y se abre el Centro Misional de Kamarata, en la Gran Sabana y en noviembre del 57 el de Wonkén, pero Ciudad Bolívar sigue siendo desde el principio la plataforma urbana principal, por lo que se decide edificar y mantener una residencia o Casa de los Capuchinos, extendida hasta La Paragua. Pero al Vicario Gómez Villa le ocurre lo mismo que a su antecesor, por lo que es ordenado obispo Mons. Mariano Gutiérrez, para desempeñar el Vicariato Apos¬tólico de la Gran Sabana, sucediendo a Mons. Gómez Villa que fallecerá el 22 de marzo de 1981. (AF)

martes, 26 de enero de 2021

KAVANAYEN

El centro de las expediciones misioneras de los europeos cristiano católicos a Guayana fue inicialmente establecido en Luepa, donde moraba el famoso hato de los Fernández Leoni, pero durante los años de 1940 era prácticamente insostenible su auto-mantenimiento, por lo que se buscó y encontró a kavanayén como sitio ideal para las actividades de reducción y formación de los indígenas de la Gran Sabana. A eso vino con promisores proyectos el Padre Benigno de Fresnellino al cual se sumó optimistamente el Superior Víctor Carbajal y Padre Cesáreo de Armellada, con varios indígenas, indispensables como mano de obra para la infra estructura consistente en pista de aterrizaje, edificios de paja y adobes crudos, capilla, laguna artificial, molino de viento, turbina hidroeléctrica y radio emisora. Monseñor Gómez Villa, por cierto tío del Padre Pinto. Vicario de la Catedral de Ciudad Bolívar, bautizó el lugar con el nombre de Santa Teresita de Kavanayén y comenzó a edificar su Santuario así como otros edificios de piedra y una escuela para adultos. Llegó después el Vicario Apostólico con asiento en Upata, Mons. Mariano Gutiérrez a pintar el lienzo que está detrás del altar mayor e inaugura oficialmente el 5 de agosto de 1943 el Santuario de Kavanayén al tiempo que Mons. Gómez Villa bendijo la recién terminada turbina hidroeléctrica, primera del Edo. Bolívar. Se inició también la carretera hacia Chinadai, prolongada en 1979 con ayuda de la CVG hasta la vía principal de Santa Elena en el Km. 147. Se construyó el radiofaro, atendido por los propios Misioneros hasta 1985. Así, igualmente, la escuela para externos, el lavadero público, un tanque de 20,000 litros y, finalmente, el acueducto que da agua potable a la comunidad. Santa Teresita de Kavanayén que en lengua Pemón, significa “Gallito de roca”, ha sido declarada por la UNESCO “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. (AF)

lunes, 25 de enero de 2021

VICARIATO DEL CARONI

100 AÑOS DEL VICARIATO DEL CARONI El próximo 2022 cumplirá 100 años de su creación el Vicariato del Caroní puesto que data del 21 de febrero de 1922, tiempos del dictador Juan Vicente Gómez, por supuesto, que fue cuando se suscribió el Convenio entre el Ejecutivo Nacional y la Orden de los sacerdotes capuchinos para que se encargara de evangelizar los Distritos Piar y Roscio del Edo. Bolívar y Delta Amacuro, todos los cuales con un territorio de 145.000 Km2, habitado por 68.000 personas, entre ellas, 12.000 indígenas. Este convenio obligó al Papa Pío XI a crear el Vicariato del Caroní con sede provisional en Upata, administrado por los sacerdotes de la Orden capuchina y su primer Vicario apostólico, expresamente ordenado con ese fin, fray Bienve¬nido de Carucedo, quien adoptó el sobrenombre de Diego Alonso Nistal. El 19 de marzo de ese año, los Capuchinos abren el Centro Misional de Araguimujo, en pleno Delta Amacuro y tres meses después, salen el P. Ceferino de la Aldea y Mons. Nistal a inspeccionar la zona de la Gran Sabana, donde se sospecha de la presencia de misioneros protestantes. Como Upata era sede provisional del Vicariato, los padres capuchinos se apresuraron en fundar un centro urbano dentro de la misma Gran Sabana, y conciben y dan inicio el 28 abril al pueblo de Akurima, más tarde bautizada con el nombre de la actual Santa Elena de Wairén, declarado como el primer Centro Misional de la Gran Sabana regentado por los Padres Nicolás de Cármenes, Maximino de Castrillo y Fray Gabino de San Román. El 4 de junio de 1933, fundan el segundo Centro Misional de la Gran Sabana en Luepá y de¬signan para dirigirlo a los sacerdotes Eulogio María de Villarrín, Maximino de Castrillo y Fray Lucio de Mellanzos. Tres años luego llegan a la Gran Sabana las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. El Vicario Monseñor Nistal ya no puede más con su cuerpo que no aguanta los rigores de la selva y es trasladado a Caracas, donde fallece el 23 de mayo y es sustituido el 18 de diciembre de 1938 por Constantino Gómez Villa. El 9 abril de 1940 llegó a Luepá el Padre Benigno de Frcsnellino, con grandes proyectos para un nuevo Centro que luego será Kavanayén que sustituye a Luepá, debido a las dificultades para su sostenimiento (AF)

domingo, 24 de enero de 2021

EL INVICTO GALLO UPATANSE “CULO ´E COCHINA”

El amigo Pedro Castro Fernández, dueño del hato “Guaycama”, entre San Félix y Upata, hizo de mi conocimiento, vía WhatsApp, las admirables como sorprendentes peleas de un gallo aparentemente pobretón comprado por veinte bolívares, casualmente, en los alrededores de una Gallera de El Pao. Su dueño era un aficionado del campo apodado “Culo ´e cochina”. Los compradores unos camaradas upatanses, entre ellos, Edgar Fernández y Ramón García que habían perdido sus apuestas y buscaban el desquite de alguna manera que encontraron accidentalmente en un gallo aparentemente pobretón, zambo negro, balanceado oro al pesarlo con un gallo proveniente de San Félix. La pelea se dio favorable para los aficionados de Upata y de allí en adelante el Zambo Negro que sus nuevos dueños le calzaron junto con espuelas, el mismo apodo de su vendedor venido del Hato Caruachi de los Casado. A Upata, obviamente fue a hospedarse, pero en la Cuerda de Antonio Blanca, magnífico gallero del valle Yocoima, quien lo arregló para las diez y seis peleas que ganó valientemente este zambo a lo largo de su vida hazañosa. La décima séptima la perdió en los dientes golosos y afilados de un zorro cebado en el hato “Macorumo” de Rafael Ángel Grúber, donde había sido soltado para que sirviese de padrote a unas gallinas de raza. Su última riña fue con un gallo dominicano de la famosa cuerda del abogado de Ciudad Bolívar, Ramón Sambrano Ochoa, al cual “culo ´e cochina” mató desde el suelo tras ser tumbado con una herida en uno de sus muslos. Las hazañas de este zambo se hicieron leyendas en todos los palenques de ese mundo y cada vez que iba a un gallístico encuentro, tras de él rodaban jubilosas caravanas de fricción y ruidos.(AF)

sábado, 23 de enero de 2021

JOSÉ LUIS GÓMEZ (TONINA)

¡Qué broma, José Luis! No sé porqué tus paisanos bolivarense te identifican con el cognomento “Tonina”. Tus antiguos vecinos del Casco Histórico dicen que debe ser porque eras gordito y rosado cuando pequeño y las Toninas, al menos las del Orinoco, son rosadas y robustas, aunque de rostro alargado y el tuyo siempre ha sido redondo como el que vemos al lado de tu hermana Librada. La bella Librada, en el pasado, reina del Rio y Primera Dama cuando se casó con el gobernador René Silva que conoció trabajando ella de secretaria en el Concejo Municipal. Los dos iban al Restaurant de la Gran Fraternidad Universal no sólo a entretenerse con el profesor Gazi, sino también a saborear la comida vegetariana en la creencia de que mantiene la piel lozana y alarga la vida. Pues bien, “Tonina” se ha quedado toda su vida y más cuando el apodo lo reforzó la algarada juguetona de sus compañeros estudiantes del liceo Fernando Peñalver, donde se gradóe de Bachiller en Ciencia porque deseaba estudiar economía en la Universidad de Chile cuya rectoría ejerció Andrés Bello en 1842 cuando fue fundada. Quería estudiar economía, siguiendo los consejos de Tomás Gómez, su padre, “El Veterano” que desempeñaba el cargo de Sub Gerente de la sucursal del Banco de Venezuela cuando López Henrique, hermano de Josué. Ministro de Defensa de Pérez Jiménez en 1958, era el Gerente. Sin embargo, José Luis, quería ir a Chile porque estaba gobernada por Salvador Allende (1970-73) y él militaba en la izquierda socialista. Lo cierto es que los militares capitaneados por el terrible General Augusto Pinochet, tumbaron a Allende y José Luis perdió el entusiasmo y se volvió para Venezuela a probar mejor suerte en la cocina porque su madre era una estupenda Chef cuya sazón yo degusté un día que me invitó a su casa, creo que en la calle Amor Patrio que luego vendieron para que allí funcionara el Tallar de Artes plásticas del Inciba, a cargo del también chileno Dámaso Ogaz que enseñaba a sus alumnos la aventura de la línea. Incluso, yo me asocié con José Luis para que montase una Parrilla Nocturna en la Avenida República y saliera de abajo, pero lamentablemente, Tonina saltó como el delfín rosado con las tablas en la cabeza y fue a parar a Caracas como funcionario del Consejo Supremo Electoral. De allí no supe más de él hasta que nos encontramos en la parte trasera de la Camioneta del atleta profesor de la UDO, Lucas Nieves, que nos invitó para conocer su finca sembrada de Mangos que quería exportar porque los europeos había descubierto que ese fruto tropical es más sabroso y nutritivo que la Manzana. Lo mismo pretendía hacer el germano Wolfgan Scrhoder y Raúl Leoni después con el Merey. Esa es la historia de un amigo, que según su sobrina Vanesa Barrada Gómez y Víctor Medina, se halla muy enfermo en Caracas, casi al borde de la invalidez y la muerte. Íngrimo porque se divorció de Yolandita, aquella morena que Benito Iradi no quería soltar porque era su mano derecha en la Dirección

MARCOS PEÑA BOUCHARD

El profesor de castellano y literatura y ex director del liceo Fernando Peñalver, Marcos Emilio Peña Bouchard, falleció el jueves 21 en San Juan de los Morros del Estado Guárico, me informó desde allá mismo el amigo y colega periodista Oswaldo Utrera. El docente upatense falleció a la edad de 93 años, puesto que nació en el templado clima del valle del Yocoima el 24 de marzo de 1928, octogésimo tercer día del calendario gregoriano, día, por cierto, de la memoria por la verdad y la justicia de lo innegable de este educador, de quien sus colegas tienen buena memoria. Según ellos, el profesor Peña Bouchard, descendiente de los corsos franceses que llegaron a Guayana en busca del dorado, que muchas veces se conmutó en el oro del idealismo como lo fueron los Tailhardat. Según sus colegas, era un educador cautivante, de soluciones simples y pedagógicas. Como director que fue tanto en el Peñalver de ciudad Bolívar como en el Liceo Juan Germán Roscio del Guárico. Tomaba medidas rápidas y decisivas. Era claro y directo aunque algunas veces atrapado por la rabia de ciertos desafueros. (AF).

viernes, 22 de enero de 2021

HÉCTOR GUILLERMO VILLALOBOS, ROMANCERO GUAYANÉS QUE CANTÓ A VENEZUEALA

El 24 de marzo de 1987, el gobierno del médico René Silva Idrogo, en nombre del pueblo del Estado Bolívar, tributó homenaje al pedagogo y poeta romancero, Héctor Guillermo Villalobos, quien nació en la propia Casa donde en 1819 se reunió el Congreso de Angostura o Congreso Constituyente que le dio a Venezuela la Constitución centralista propuesta por el Libertador, Simón Bolívar. Héctor Guillermo Villalobos, quien además fue gobernador del Estado, nació se cumplió un programa, rea¬lizado en la Casa del Con¬greso de Angostura para rendir homenaje al extinto poeta guayanés iniciado con una sesión solemne de la Asam¬blea Legislativa del estado Bolívar, participando como Orador de Orden Guillermo Villalobos Matheus, hijo del extinto poeta, quien habló sobre la labor poé¬tica de su padre. Luego se procedió a la develación de una placa en el lugar donde nació el poeta y condecoradas las escritoras Lucila .Palacios y Luz Machado, con la Or¬den del Congreso de Angos¬tura en su Primera Clase. Seguidamente, el pia¬nista David Ascanío ofre¬ció un concierto, .interpre¬tando clásicos venezolanos y europeos a los circunstantes, entre ellos, primera dama del Estado, Librada Gómez de Silva; el escri¬tor Manuel Alfredo Rodrí¬guez; el declamador Balbino Blanco Sánchez y otras distinguidas persona¬lidades amantes de la cul¬tura.

miércoles, 20 de enero de 2021

EL VALS EN CIUDAD BOLÍVAR

Uno de los principales exponentes del vals en Ciudad Bolívar, fue el maestro aragüeño Federico Villena. El vivió en la capital guayanesa desde 1860 hasta 1863, cuando por razones políticas se residenció en Trinidad. Dos años después retornó requerido como Maestro de Capilla, organista de la Catedral y Director de la Banda del Estado. Me lo contó, o informó el amigo Alberto Porras cuando estuvo aquí enamorado de María Barreto hasta el punto de fundar con ella y Mariita Ramírez el Trío Reencuentro que se ocupaba además en 1992, de la investigación, difusión de las tradiciones musicales y realización de conciertos y charlas en escuelas, liceos y universidades. Durante la primera mitad del siglo XX, el vals lo siguen cultivando el músico trujillano Laudelino Mejías, residente en la ciudad desde 1930 por un período de casi tres años; Telmo Almada, guariqueño, llegó a Ciudad Bolívar en 1923 y vivió en ella hasta su muerte en 1973, fue Director de la Banda del Estado; docente; escribió valses, música religiosa, pasodobles y foxtrox; Félix Mejías, de Aragua de Barcelona, encarnó la personalidad romántica del siglo XIX, poeta interprete del violín, compuso fundamentalmente valses, entre ellos el más popular: Rayo de Luz. En la segunda mitad del siglo XX, continuaron Marcos Ortiz; Ramón Hurtado; Carmito Gamboa; Juanito Arteta; Pepe Flores; Manuel Siverio, fundadores de la orquesta Típica Angostura. Porras dice que a partir de 1989 podría sumarse el Trío Reencuentro para concluir en que la influencia del período romántico de la música desarrollado en Europa durante el siglo XIX, se introdujo en Ciudad Bolívar a través del Orinoco, destacándose notablemente el vals, estilo que produjo un profundo sentimiento de simpatía e identificación, entre compositores, músicos y público. Alberto José Porras es violinista, director de orquesta e Investigador musical. Se ha desempeñado: como miembro fundador de varias instituciones musicales, (AF)

martes, 19 de enero de 2021

EL GENERAL VICENTE LA ROSA

Cuando Simón Bolívar moría en Santa Marta, en Ciudad Bolívar, salvando la distancia, nacía un niño que también tendría figuración en la guerra defendiendo los principios liberales. Los bolivarenses lo recordaban con mucha fricción hasta los años sesenta, después ha decaído su memoria acaso por la fuerte inmigración producida en toda Guayana por boom del hierro y el acero que ha ido desplazando la tradición y conocimiento de los valores bolivarenses. Ese niño se llamaba Vicente La Rosa, de padres provenientes de Huesca España y su primera figuración histórica la registra Bartolomé Tavera Acosta en su libro “Anales de Guayana”, según indagación historiográfica de Ennio Rodríguez, quien estuvo algún tiempo en la Dirección de Cultura del Estado acompañando al doctor Víctor Medina Silva, ambos se complementaba porque Víctor canta y ejecuta la guitarra y Ennio toca mejor el Cuatro, a decir de mi hermano Luis José, quien lo alojó un tiempo en su posada “El Palangre” de la isla de Coche. Tavera Acosta escribe que en 1867, Vicente La Rosa, con 37 años encima, ya era General y contribuyó con 2 pesos y medio en la colecta general que se hizo por instrucción de Juan Bautista Dalla Costa Soublette para erigirle una estatua al Libertador Simón Bolívar en la plaza mayor de Angostura, la primea pedestre y de bronce en Venezuela. En la Revolución de Abril, 1871, que hizo posible la llegada al Poder del General Antonio Guzmán Blanco y la vindicación del prócer civil Juan Bautista Dalla Costa, El General Vicente La Rosa se portó como los buenos. Con sesenta hombres abrió fuego en el punto llamado “Las Palomeras”; se replegó por detrás del Cementerio y salió a la Plaza del Convento donde preparó con éxito la toma de la “Laja El Chivo” hasta hacer morder el polvo a “Los Azules”, responsables del derrocamiento del prócer civil Juan Bautista Dalla Costa y en general del primer gobierno federalista que tuvo la nación. A raíz de esa victoria de los liberales de vuelta al Poder, el General Vicente La Rosa fue designado Prefecto del Departamento Heres y el 27 de abril de 1874, aniversario de esa revolución guzmancista, el gobierno local le hizo un homenaje perdurable haciéndole levantar un Obelisco en la zona de la Casa de San Isidro donde vivió Bolívar. En 1892, con el Orinoco sublevado hasta tapar la Piedra del Medio, El Mocho Hernández y Domingo Sifontes tomaron Ciudad Bolívar luego de la sangrienta batalla de Orocopiche, de la cual formaba parte el General Vicente La Rosa comandando la Columna “5 de Julio”. Entonces el oficial contaba 62 años de edad y decidió retirarse del ajetreo de la guerra interna. Se refugió a descansar en la Isla el Degredo del Orinoco, la cual le fue concedida en premiación por sus servicios a la región e Guayana. La isla o islote más bien, frente a Ciudad Bolívar, en medio del río, le decían “Isla el Degredo”, porque allí la autoridad de Salud Pública obligaba a cuarentena los barcos provenientes de puertos denunciados con brotes de fiebre amarilla o peste bubónica. Pero cuando se creía ya retirado lo apremió su lealtad con el liberalismo que profesaba Cipriano Castro y al lado de Gómez combatió contra el último reducto de la Guerra Libertadora. Apoyó al General Juan Fernández Amparan con catorce caleteros descamisados del puerto del Orinoco en la toma del Fortín El Zamuro que al final decidió la batalla a favor del Gobierno. Ahora sí, el General con 73 años a cuesta volvió a la Isla de su propiedad a vivir bajo el cuidado de su hija Paulina La Rosa (en la foto) en cuyos brazos murió el 27 de noviembre de 1925.(AF)

jueves, 14 de enero de 2021

MIGUEL LIMA OSTOS

Miguel Lima Ostos, uno de los profesores fundadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente, se mantuvo activo profesionalmente hasta que decidió no vivir más de lo que quizás estaba previsto. Era un docente ejemplar según sus alumnos y como tal se hallaba jubilado, pero con el consultorio siempre lleno, mañana y tarde, de pacientes procedentes del Oriente y Sur de Venezuela. De cuerpo atlético y rasgos asiáticos, sus colegas médicos y discípulos de la Facultad de Ciencias de la Salud, preferían saludarlo como Bruce Lee por cierto parecido con el actor de origen chino -estadounidenses, introductor del Wing Chun Kunf Fu, en occidente, y no se molestaba, lo aceptaba como un halago. Miguel Lima Ostos, médico cirujano de la UCV (1960) graduado Cum Laude en medicina, especializado en fisiología y dermatología, era caraqueño por nacimiento. Allá en la antigua ciudad de los techos rojos nació un 15 de enero de 1938. Pero podemos afirmar que era bolivarense desde la edad de 24 años cuando llegó para quedarse anclado en el Orinoco a despecho del río Guaire. Cuando llegó manejando un Austing anglosajón, como primer profesor contratado por la Escuela de Medicina de la UDO, Ciudad Bolívar se hallaba aislada. No existía el monumental puente de acero que nos gastamos ahora. Tan sólo comunicada de una orilla a otra del Orinoco por chalanas que tenían como preámbulo sendas bateas que protegía a la región contra el vector de una novedosa epizootia que atacaba el ganado en el resto de Venezuela: la fiebre Aftosa. Sus zapatos negros muy pulidos, al igual que los neumáticos de su automóvil, fueron fumigados hasta los calcetines. Fue la primera experiencia nada grata para un galeno fisiólogo y dermatólogo que venía a poner a prueba sus conocimientos de egresado Cun Laude en la Escuela de Medina de la UDO todavía en difícil estado embrionario. En los años sesenta, Ciudad Bolívar todavía era una ciudad bucólica con lavanderas en el río, muchos cines populares y abundante zapoara durante el mes de agosto. Fueron pocos los profesionales venidos de fuera a coadyuvar en el crecimiento y fortaleza del Núcleo Bolívar de la UDO que se quedaron, acaso por lo bucólico y recogido de la ciudad. Miguel Lima Ostos por no decir el único, fue uno de los pocos y no satisfecho con el ejercicio docente y clínico de la medicina en su especialidad, probó capacidad con mucho acierto en el campo político. Ya hemos señalado arriba su desempeño respaldado por toda una hoja de vida en la cual se destacaba como catedrático de la Escuela de Medicina en el campo de la Fisiología y titular de la Jefatura del Departamento de Ciencias Fisiológicas (1963-a 1973). Profesor asistente entre 1962 y 1967. Profesor Agregado y por riguroso trabajo de ascenso Profesor Asociado y finalmente Profesor Titular hasta la jubilación que disfrutó hasta su cesación. sin dejar de ejercer la medicina en su consultorio particular. Fue Subdirector de la Escuela de Medicina, Miembro de la Comisión Coordinadora del IV Seminario de Educación Médica, Miembro del Tribunal disciplinario de la ASEUDO y del Colegio de Médicos del estado Bolívar, representante profesoral ante la Subcomisión de Clasificación del Núcleo Bolívar y por varias veces encargado de la Dirección de la Escuela de Medicina, Coordinador del Anteproyecto de Creación de la Facultad de Ciencias de la Salud en el núcleo Bolívar de la UDO. Jefe Médico Venereólogo de la Unidad Sanitaria de ciudad Bolívar, Médico Dermatólogo del IPASME; Dermatólogo Consultante de las FAV, INOS, CADAFE, INAVI, Director de INCRESUR. Asistió a varios Congresos nacionales e internacionales y recibido botón y placa de reconocimiento por parte de la UDO tomando en cuenta sus años de servicios y la publicación de unos veinte trabajos científicos en revistas nacionales y de difusión internacional. (AF)

martes, 12 de enero de 2021

NOEL VALERY Y LA COCA COLA DE CIUDAD BOLÍVAR

Noel estuvo al frente de la firma N. Valery Agostini e hijos ("La Comercial Orinoco") con representaciones de firmas tanto nacionales como extranjeras. Asimismo cuando su padre abrió las plantas embotelladoras de Coca Cola y Gaseosas "V", en esta ciudad y en los poblaciones de Upata y San Félix, con la denominación comercial de C. A. "Embotelladora Orinoco" que funcionó en edificio propio construido en el Paseo Orinoco. La Coca Cola llegó a Ciudad Bolívar por primera vez en 1941. La botella costaba un real y los guayaneses buscaron la novedad hasta que al año siguiente, junio de 1942, llegó la competencia. “Llegó la Pepsi-cola” decían los parroquianos bolivarenses a través del comerciante julio Paván. Hacía treinta años que la The Pepsicola C.A, en Long Island City había dado a conocer al mundo la agradable gaseosa. Entonces fue cuando la Coca Cola, a través de don Natalio Valery instaló en junio de 1947 una planta embotelladora. Entonces, una caja de 24 botellas costaba cuatro bolívares, Pero, la Pepsicola terminó avasallando el mercado montando plantas en Ciudad Bolívar y Caroní, llevando a la quiebra la Coca Cola de los Valery. El Bachiller Noel Valery, a quien vemos en la gráfica junto con el doctor Carlos Hernández Acosta y Luís Felipe Goubat), quien falleció ya nonagenario, realizó obras perdurables para el desarrollo urbano de Ciudad Bolívar cuando ejerció la concejalía y Presidencia de la Municipalidad del entonces Distrito Heres. Hijo de Don Natalio Valery Agostini y de Maria Ana Caballazzi La Cava, trató como su padre de origen francés, de seguir las huellas de este como maestro de la masonería, empresario y político. Así llegó a ser concejal y Presidente del Concejo Municipal, luego de haber sido Gerente fundador de la “Embotelladora Orinoco” en 1947, fabricante de la famosa bebida internacional “Coca Cola” y de la “Gaseosa V” con extensiones en las poblaciones de Upata y San Félix de Guayana. Llegó a la Presidencia del Concejo Municipal de Heres en 1964-1965 para suplantar en la misma a Miguel Vicente Trota y tras haber sido presidente de la Junta Patriótica en el Estado Bolívar a raíz de la revolución cívico militar estallada el 23 de enero de 1958, la cual dio al traste con la Dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. El 5 Diciembre 1964 los bolivarenses fueron convocados por el Presidente Municipal Noel Valery para conmemorar la Batalla de Araure con la inauguración de la Plaza José Antonio Páez en la urbanización Vista Hermosa. Así mismo ese mismo día inauguró la Plaza Francisco Pancho Contasti Gerardino en la zona oriental del cementerio, justamente en la Calle La Manga de Pero Seco. Los bustos en las peanas de ambas plazas fueron realizadas por el artista hispano Julio Manuel Barreiro Rivas, el mismo escultor que en 1969 modeló el Jesucristo de barro negro de 11 metros de alto en los morichales a San Salvador de Paúl. El 23 de Mayo 1965, dentro del año Bicentenario de la fundación de la ciudad, fue inaugurado el Hipódromo Municipal Angostura en la zona del Jobo Liso por el bachiller Noel Valery y el presidente del centro hípico Antonio José Grimaldi El primero de septiembre 1965 el bachiller Noel Valery, a nombre de la Municipalidad Heriana impuso a Monseñor Constantino Maradey Donato las Llaves de la ciudad. El acto ocurrió en la Terminal del Aeropuerto en medio de una nutrida manifestación de parroquianos, jubilosos por haber sido el paisano elevado a la jerarquía de prelado como primer obispo de la Diócesis de Cabimas en el Estado Zulia. (AF)

martes, 5 de enero de 2021

LA CATEDRAL ACTUAL DE CIUDAD BOLÍVAR

Para los que me han preguntado por WhatsApp. Entre ellos, el colega periodista. Jorge Romero, debo decirles que la Catedral actual, objeto de numerosas y malas intervenciones, fue concluida bajo el gobierno eclesiástico de Monseñor Talavera y Garcés, pero no era la misma diseñada por el ingeniero de la colonia, Bartolomé de Amphoux. El deseo de terminarla, la dejó sin imafronte, es decir, sin su segundo cuerpo de fachada, y las pilastras fueron coronadas con cuatro pináculos y entre las dos centrales se le construyó un remate con hornacina para una imagen y sobre ella una cruz. Posteriormente fue objeto de otros trabajos, entre ellos, una placa de cemento sobre vigas en las naves laterales y la sustitución del Altozano por una escalinata semicircular construida por el Gobierno Regional (Silverio González (1924-1930) que se iniciaba en las calles Igualdad y Bolívar. La Catedral actual podríamos decir que es el resultado de una apasionada gestión del Arzobispo Crisanto Mata Cova, quien contó en todo momento con la colaboración del diputado Juan Manuel Sucre Trías, para entonces presidente de la Comisión de Finanzas del Congreso. Data del 15 de febrero de 1979, cuando fue terminada su reconstrucción y restauración siguiendo los planos originales del ingeniero Bartolomé de Amphoux, localizados en los Archivos de India por gestión del Gobierno Nacional que asignó seis millones de bolívares para los trabajos correspondientes. Las elegantes escalinatas que le daban mayor prestancia y menos aislamiento a la Catedral fueron sustituidas por el Altozano original y sobre el mismo colocada una escultura de Santo Tomás, patrono de la antigua capital de la provincia y el Reloj de la Torre que había sido dañado por una tempestad eléctrica, fue reemplazado por uno moderno hecho en Holanda y cuyas campanadas, cada cuarto de hora, acompasan el Coro del Himno del Estado Bolívar. La Torre, de 44 metros, tiene ahora 13 campanas: cinco del Reloj, las tres viejas y cinco nuevas agregadas que operan por sistema eléctrico desde la sacristía. Los trabajos, apegados al concepto artístico del neoclasicismo, fueron dirigidos por el arquitecto Graziano Gasparini.(AF)