jueves, 28 de enero de 2021

DON NATALIO VALERY VISITA EN ISLA EL DEGREDO A PAULINA LA ROSA

Don Natalio Valery, ilustre masón y empresario bolivarense, se levantó muy temprano en su mansión de la Avenida Táchira, vistió su mejor traje, anudó la corbata negra, tomó el bastón con mango de marfil, sombrero francés, y ordenó a su chofer conducirlo a la orilla del Orinoco donde lo aguardaba el amigo, patrón de una curiara india donde se embarcó ese domingo del mes en que había nacido a bordo de un barco en el puerto de Marsella. La visita mañanera fue realmente sorpresiva para Paulina La Rosa quien lo recibió en su isla de El Degredo exhibiendo jubilosa una sonrisa guardada durante muchos años para ese momento que el visitante le había prometido en la placita de la estatua de la Libertad donde una tarde fue a distraerse con la música retreta de la Banda del batallón Rivas del Cuartel Tomás de Heres. De Paulina sabía toda Ciudad Bolívar por ser hija del General Vicente La Rosa, quien comenzó a figurar en los anales de la Historia de Guayana cuando a la edad de 37 años (1867) contribuyó con dos pesos y medio para mandar hacer la estatua del Libertador en le Plaza Mayor de Ciudad Bolívar y 41 cuando participó en la llamada Revolución de Abril que llevó a Guzmán Blanco al Poder y repuso en la Presidencia del Estado Soberano de Guayana al prócer civil Juan Bautista Dalla Costa Soublette. Después lo vemos actuando en la Batalla de Ciudad Bolívar en 1903 cuando la Capital, en manos de los también militares Nicolás Rolando y Ramón Cecilio Farreras, retaba al Gobierno de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Desde entonces, podríamos decir, que Vicente La Rosa, se hizo famoso, pues con catorce descamisados tomó el Fortín El Zamuro que desde la altura del cerro, con implacable artillería, mantenía a raya, sin poder avanzar, a las fuerzas del gobierno comandadas por el general Juan Vicente Gómez. 22 años después murió. Murió el 27 de noviembre de 1925, a la edad de 95 años, puesto que nació en 1830, y Paulina como única hija y heredera del militar, comenzó a vivir allí. Vivió íngrima durante cuatro decenios, rodeada de animales domésticos, cuidando el supuesto tesoro que según voz popular, había enterrado su padre, atendiendo a pescadores, turistas y bañistas que llegaban aj islote en escala forzada por chubascos o simple curiosidad, pero, por lo general, a recrearse en las playas sedimentadas por las periódicas crecidas del río. Paulina La Rosa, no sólo era dueña de la Isla sino de una larga y bien labrada curiara que ella misma canaleteaba cada vez que necesitaba ir a la ciudad a hacer mercado o ver por la noche alguna recomendada película mexicana en el Cine Royal del sector urbano de Perro Seco. El único día que se vio obligada a separarse por varios días de la isla fue cuando Bolívar Film quedó autorizada para rodar la escena de un tigre cazando un venado y el cual, debidamente enjaulado, había sido traído de la selva. El felino al final tuvo que ser acribillado por carabineros de la Guardia Nacional debido a que se enfureció y amagó con atacar a los cineastas Leo y Paco Ortega. Antes de la Batalla de Ciudad Bolívar, Vicente La Rosa había participado en la Batalla de Orocopìche, 10 de agosto de 1892, al lado del Mocho Hernández y Domingo Sifontes que desde el Yuruari armaron toda una División para tomar la plaza de Ciudad Bolívar, en nombre de la Revolución Legalista encabezada por el General Joaquín Crespo. (AF)

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