lunes, 11 de noviembre de 2013

La Serpiente aliada del hombre

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Guayana tiene las especies de serpientes más interesantes de Venezuela y de la América del Sur y aquí en esta región se encuentra la cuaima-piña, que es la serpiente venenosa más grande.  En el mundo se conocen 600 especies de serpientes venenosas y al año mueren de 40 a 50 mil personas por sus mordeduras.
         En el caso específico de Venezuela, existen 643 especies, de las cuales sólo 25 son venenosas, la mayoría de ellas se encuentran en la selva guayanesa.  En el país mueren de 300 a 400 personas al año, no obstante los recursos modernos.
         En una conferencia dictada el 13 de marzo de 1974, en el Museo de Ciudad Bolívar, el doctor Abdem Ramón Lancini,  director del Museo de Ciencias de Caracas sorprendió a los circunstantes cuando dijo que la  serpiente venenosa se convertirá a la larga en un aliado del hombre en la lucha contra las enfermedades.
         El veneno de las serpientes ponzoñosas que sirve como materia prima para la fabricación de suero antiofídico, también se está utilizando en otros campos para combatir enfermedades, así como para coagulación de la sangre y para investigar procesos bioquímicos complejos.
         Se están investigando algunos venenos de serpientes que tienen propiedades coagulantes.  Por ejemplo, enfermedades como la hemofilia (excesiva fluidez de sangre), se combate en algunos casos con veneno extraído de la mapanare, que es una serpiente que se encuentra en todo el país y de la cual hay muchas especies en Guayana.
         Algunas poblaciones naturales han disminuido en Venezuela a causa de plaguicidas utilizados en la agricultura y asimismo otros animales que contribuyen en alguna u otra medida al equilibrio biológico.
         En los Llanos, por ejemplo, el uso y abuso de los plaguicidas en plantaciones de arroz han traído como consecuencia la exterminación de serpientes y contribuido al incremento de otros animales resistentes a tales plaguicidas como las ratas. 
El doctor Eduardo Jahn M. en su cátedra de medicina tropical de la Escuela de Medicina del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente, días antes había dictado una conferencia sobre los ofidios ponzoñosos, y dicho que tales reptiles no se la llevan todo consigo pues también son víctimas de sus semejantes ofidiófagos como igualmente de las aves serpentarias que los devoran como plato exquisito, y del hombre mismo que tiene en ellos un enemigo mortal desde los mismos tiempos de Adán y Eva arrojados del Paraíso por su mala intención.
         Pero si bien los ofidios ponzoñosos aguardan al hombre cuando invade su hábitat, también el hombre por saberlo, anda alerta, aunque muchas veces se descuida. Se descuida hasta el punto de que en Venezuela se cuentan hasta diez mil afectados en un año, sin incluir los casos que no llegan al médico por que los tratan los chamanes o se quedan hundidos para siempre en el sopor deletéreo.
         Como se ve, la mortalidad es alta. De esa cifra, el 10 por ciento degenera en accidentes graves, pero sólo la cuarta parte de ese diez por ciento muere. Pueden darse casos de insuficiencia renal, sangrado, coagulación severa o paro respiratorio. Los casos benignos dependen del tipo de ofidio.
         La dosis letal tiene que ver con el tipo de ofidio. En el caso de la serpiente cascabel, por ejemplo, bastaría 35 miligramos para matar a una persona y 12 en el caso de la coral.
         La persona mordida por una serpiente ponzoñosa es salvable si es tratada debidamente. Ahora bien, corre riesgo con ciertos remedios caseros o específicos como el Pessoa, producto brasileño, nada científico, a base de vegetales.


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