miércoles, 30 de octubre de 2013

La Gran crecida de 1976


No obstante el dique protector de la ciudad que va desde la Plaza de las Banderas hasta la parte que aísla las lagunas del Medio y Los Francos, el Orinoco resulta una amenaza para algunos sectores marginales después que pasa la cota 17 y para el mismo centro de la ciudad cuando, como en agosto 1976, supera la cota 18.
         El 4 de agosto de 1976, siendo gobernador el economista Roberto Arreaza Contasti, el Orinoco se situó en 18.04 y permaneció estacionado en ese nivel hasta dos días después que inició su descenso en medio de la más angustiosa expectativa.
         El río comenzó a superar la cota de peligro (17m.) el 24 de julio y cuatro días luego ya estaba en 17.42. Durante los cuatro primeros días de agosto la ciudad parecía un campo de guerra con trincheras de sacos de arena a lo largo del Paseo, chimeneas de ladrillos en todos los alcantarillados, hundimientos, filtraciones y prohibición del paso de vehículos automotores por el Paseo Orinoco, paralización del comercio del centro en un cincuenta por ciento y miles de damnificados concentrados en la Urbanización El Perú que se hallaba en su etapa final de construcción. Esto sólo en Ciudad Bolívar porque en otras partes como Ciudad Guayana, Moitaco, La Urbana, Caicara, Borbón, también fueron afectadas por el ingente caudal de agua que metió durante ese período el Orinoco. Por supuesto, la cosecha de Sapoara como la de mango resultó superabundante y con tamaño susto la Feria del Orinoco que ya había fijado tradición desde la inauguración del Puente Angostura sobre el Orinoco,  no pudo realizarse, pero la Pesca de la Sapoara constituyó de por sí un natural espectáculo de feria.
         Tanto la pesca con atarrayas de la bendita zapora como los mogotes arrastrados por las corrientes eran todo un espectáculo de feria que disfrutaba la muchedumbre acodada en las barandas del malecón, pero ansiosa de la zapoara la  más codicia, quizá desde los remotos tiempos de  Amalivaca, especie de dios creador del Orinoco, según la mitología aborigen, que llegaba a esta tierra lujuriosa, procreaba,  tomaba su curiara y se iba al otro lado del horizonte alentando en  el alma colectiva del indio la esperanza del retorno.
En las costas del Orinoco comprendidas entre los estados Anzoátegui y Bolívar unos vein­tidós fundos quedaron bajo las aguas, entre ellos "Para-paro". "El Cochino", "Sucesión Bello Calabria" "Morichallto", "Los Dragos", "La Ceiba" y "San Isidro". Miles de reses perecieron por inanición y otras quedaron aisla­das por el desbordamiento de las aguas.
El Ministerio de Agricultura destacó funcionarios para apreciar los daños causados por los desbordamientos del Orinoco y afluentes.
El jefe de la región del MAC, doctor José Francisco González y el director del programa ga­nadero doctor Nullo Bastani,  in­formaron  que se practicó una evaluación de los daños causados por las inunda­ciones en las fincas ganaderas y campesinas a fin de formular las recomendaciones necesa­rias.
No obstante esta operación resultó difícil por vía terrestre debido a que las aguas aislaron mu­chas fincas.
Reconocieron que las inunda­ciones provocaron una dis­minución en la producción de le­che y en la producción de carne debido a que los pastos quedaron bajo las aguas y el ganado comenzó a enfermarse. .Las zonas más afectadas por las inundaciones fueron ubicadas en el distrito Cedeño donde murieron centenares de anima­les.
Las crecidas más importantes durante el siglo anterior (Siglo XX) que afectaron la ciudad capital,  son las de 1927 (17.14m.); 1943 (17.95m); 1946 (17.42m.); 1951 (17.65m.); 1954 (17.40m.); 1962 (17.39m.); 1967 (17.38m.); 1976 (18.04m.) y la de 1981 (17.38m.)(AF)


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