jueves, 26 de septiembre de 2013

El Rotor de Alejandro Otero

Una réplica del Rotor de Alejandro Otero que desde  1973 se exhibe permanentemente en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Soto quería tenerla en el Museo de Arte Moderno de su natal Ciudad Bolívar.
Otero donó los planos de su Rotor a la Casa de la Cultura de Ciudad Bolívar que entonces se propuso una colecta pública para construir la pieza artística y donarla al Museo Soto.
Minina Rodríguez Lezama, quien viajó a Caracas para estar junto a su esposo Armando Gil Linares, director del Museo, en una reunión de la Fundación Soto, prometió la colecta pública intensiva y extensiva para hacer posible, además, un espejo de agua en la grama exterior del Museo en el que estarían colocados petroglifos de Guri como punto de referencia precolombina.
El espejo de agua y los petroglifos fue idea de Carlos Raúl Villanueva, autor del diseño y proyecto del museo, pero esto se quedó en deseo y promesa,  Jamás, fuera de las palabras, existió la voluntad de hacerlo realidad como tampoco aquel proyecto de un Faro en la Carioca.
Alejandro Otero, cuyo nacimiento e infancia transcurrieron entre El Manteco y Upata, realizó sus estudios en Ciudad Bolívar antes de residenciarse en Caracas para estudiar artes plásticas en la Cristóbal Rojas.  Por ese hecho que lo marcó tanto quiso dejar para la ciudad no sólo las obras pictóricas que se exhiben en el Museo Soto sino la ya citada escultura del Rotor y  otra consistente en un faro antorcha al final del Paseo Orinoco. La maqueta está en el Museo Soto aguardando que algún gobernante la haga realidad.
Ciudad Guayana ha sido mejor favorecida con las obras escultóricas de Otero: El Parque La Navidad, Integral vibrante, 1098, frente a la plante de Sidor y la Torre Solar de Guri.
La escultura del Parque La Navidad fue inaugurado el 2 de diciembre de 1988, con el auspicio de la empresa C.V.G. Venalum, está constituido por un parque infantil, un árbol de aluminio, un molino de viento, soldaditos de plomo, diferentes juegos para niños, caminerías y áreas verdes. Aquí podemos observar la escultura de un "Trolll", donado por los niños de Noruega, concebido como una muestra permanente del espíritu de la Navidad en la ciudad y es frecuentado por visitantes y residentes.
La Torre Solar de Alejandro Otero, de 50 metros de altura por 53 de diámetro en la parte superior,  instalada en la Plaza La Democracia, es como dice Alfredo Boulton “una estructura de encajes, que sobre el cielo negro va formando diferentes tramas de hilos de acero que parecen cien telas de araña superpuestas que giran alrededor de la gran columna de metal, sobre la cual se reflejan, en lento ritmo, las luces de la noche. Es, en ese instante, un instante de la mayor importancia. Nace un nuevo  idioma plástico en medio de un gran centro industrial. En lentos movimientos rotan los dos grandes cuerpos circulares: "dos turbinas eólicas superpuestas, girando cada una en un sentido inverso sobre un eje al final de un cilindro de concreto revestido de placas  metálicas en el que se utilizaron 57 toneladas de acero inoxidable", según refiere Otero. Las aspas  cóncavas hacen girar todo el  cuerpo superior de la escultura, el cual como un satélite espacial va  moviéndose en absoluto silencio,  por el aire, donde estallan miles de soles desde los módulos de acero, en su recorrido por las luces del día. Silenciosamente, como en un sueño, la Torre Solar va dando al cielo un nuevo sentido de habitabilidad aérea…”.



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