sábado, 29 de junio de 2013

Nicaragua asolada por un terremoto


Managua, capital de Nicaragua fue víctima una vez más de los terremotos. El más reciente, ocurrido en diciembre de 1972, causó 10.000 víctimas. Uno de los primeros periodistas que viajaron a cubrir el desastre fue el colega Gustavo Naranjo a quien vemos en pleno aeropuerto conversando con el ministro de Defensa de ese país centroamericano. Gustavo viajó de cola en un avión francés que hizo escala en el aeropuerto de Ciudad Bolívar y que iba en auxilio de los damnificados, Naranjo era entonces director de El Bolivarense y tuvo problemas pues se fue sin decirle nada a los dueños del periódico, atendía sobre cualquier otra responsabilidad a su espíritu de reportero inquieto y fogoso.
Era que en esos tiempos un periodista brillante se caracterizaba por el número de “tubazos” asestados a la competencia. Es decir, sorprender con la gran noticia del día desde el propio lugar del suceso a los medios impresos y radioeléctricos de la competencia. Y en eso era hábil Gustavo Naranjo junior experimentado en los grandes rotativos nacionales.
Siempre fogoso y por el prurito de darle con un tubo a la competencia era capaz de llegar hasta Pekín. Pero esa vez sólo fue hasta Centroamérica. Aprovechó una flotilla francesa que hizo escala en el Aeropuerto Tomás de Heres de Ciudad Bolívar antes de continuar rumbo a Nicaragua. Se las ingenió como pudo y logró pasaje en una de las unidades. Era un 24 de diciembre, sin equipaje y con sólo una cámara fotográfica, llegó a Nicaragua y permaneció allí hasta el 31 que pudo de retorno conseguir una cola. Cuando se presentó en los talleres de El Bolivarense donde desde hacía una semana lo esperaban intranquilos pues había prácticamente abandonado el periódico sin decir nada a nadie, irrumpió emocionado: “Pónganse alegres muchachos, porque aquí traigo material para tubear durante varios días a la competencia”, pero al oírlo, el doctor Álvaro Natera, presidente de la editorial, salió impetuoso de su oficina levantando la voz: “¡Tú sabes cómo es la cosa, Naranjo, aquí el tubazo te lo voy a dar yo!”.
Por El Bolivarense, los guayaneses se informaron con texto y gráficas de muchos aspectos, entre ellos que la causa de estos terremotos son los volcanes. Por lo menos hay catorce volcanes en Centroamérica y frecuentes cataclismos. No obstante, la actividad volcánica ha producido un paisaje dotado de majestuosos conos levantados por las erupciones de lava y ceniza, y bellísimos lagos formados en las calderas o cráteres volcánicos apagados.
Centroamérica es una región cuya corteza terrestre es especialmente inestable, ya que se encuentra en el borde occidental de la placa tectónica del Caribe. La subducción de la corteza oceánica de este borde, que empezó en el mioceno, hace 25 millones de años, elevó la tierra desde el mar. En una primera etapa se formaron una península y un archipiélago. Más tarde, hace 3 millones de años, las islas dispersas se fundieron para formar un verdadero puente de tierra, o istmo, uniendo Norteamérica y Sudamérica.
Uno de los impresionados con la aventura periodística de Naranjo fue Renny Ottolina, quien se hallaba en la ciudad de paso para Ciudad Guayana donde por primera vez se constituía el Concejo Municipal del Distrito Caroní en sesión extraordinaria, diciembre de 1972. En esa ocasión, el entonces presidente del Ayuntamiento, doctor Antonio José Silva Andrade, impuso la Orden Ciudad Guayana a dos connotados ciudadanos: Dr. Argenis Gamboa, presidente de la siderúrgica y el animador de la televisión, Renny Ottolina, quien encabezaba el grupo de impulsores de la Universidad del Sur con sede en Ciudad Bolívar.

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