miércoles, 20 de febrero de 2013

Perfil de Miranda en El Callao


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En 1966 se da a conocer y trasciende nacionalmente por no estar catalogado que un cuadro del inmortal Francisco de Miranda, pintado por el artista venezolano Arturo Michelena, se encuentra en la humilde sede de la Junta Comunal de El Callao.
Desde hacía 72 años se hallaba allí esa obra y fue donada por una familia francesa agradecida del pueblo de la minería aurífera. En el lienzo, dentro de un lujoso marco, ángulo inferior derecho, la firma de: “Arturo Michelena - Caracas 1896”.
Al principio, ninguna persona de la junta comunal supo informar de la procedencia de este lienzo del perfil de Miranda logrado por uno de los artistas famosos de Venezuela. Pero luego supimos de la existencia de Sebastián Enmanuelli Casanova, un francés septuagenario llegado a la tierra del oro a la edad de 21 años para trabajar en la Mocupia, compañía francesa que explotó importantes vetas auríferas hasta su agotamiento.
Enmanuelli dijo sin titubeos que el cuadro de Miranda en poder de la Junta Comunal de El Callao “es un Michelena legítimo”. Pero subió de color cuando lo dijo porque recordó que el mismo estuvo perdido por un tiempo, en manos de un alto funcionario del gobierno perezjimenista que lo sacó de aquí “no sabemos con qué fin”. El cuadro volvió a su lugar después de la caída de la dictadura.
A principios de siglo, los Casanova, agradecidos de la tierra venezolana, quisieron hacer una donación de algo espiritualmente valioso y, nada mejor que un cuadro del generalísimo Francisco de Miranda, cuyo nombre figura en el Arco de Triunfo de París como héroe de la Revolución francesa.
Juan Antonio y Pedro María Casanova, tío de Enmanuelli, fueron los donantes, instalados en El Callao, atraídos por el auge del oro en 1873. La donación de la obra la hicieron a las autoridades comunales en el curso de un banquete organizado al efecto. Costó diez mil bolívares, pagados a Michelena dos años antes de su muerte.
El lienzo pictórico de El Callao configurando el perfil del generalísimo Francisco de Miranda, obra del pintor valenciano Arturo Michelena, parecía un secreto bien guardado.
Diríamos que desde 1979 lo dio a conocer al mundo venezolano la restauradora caraqueña, Lourdes Tosta Zamora, una mujer blanca, delgada, de rasgos bien perfilados, que me tocó acompañar hasta El Callao en el carro del presidente de la Asamblea Legislativa (David Natera) manejado por el popular “Chivo Negro”.
Desde hacía 72 años se hallaba allí el cuadro colgando de uno de los muros internos de la Junta Comunal. Pero hasta 1979 pocos sabían en Guayana y Venezuela que se trataba de un Michelena; es más, no estaba nacionalmente catalogado. Fue Lourdes Tosta Zamora, técnico en restauración y conservación, quien prácticamente dio a conocer la obra como un auténtico Michelena.
La pintura de Michelena requería una rápida intervención, de acuerdo con el examen técnico practicado, pero el pueblo de El Callao se opuso a que sacaran la obra fuera, debido a que le costó recuperarla cuando alguien que quería estar bien con el general Marcos Pérez Jiménez se la donó a nombre de la comunidad. Cuando cayó el dictador, el colega Juvenal Herrera y la Negra Isidora se movilizaron hasta Caracas y recuperaron el cuadro.
Para la fecha, la obra estaba en la junta comunal, cubierta de polvo, con traumas mecánicos, alteraciones de tipo biológico y otros defectos derivados del trajín y la inclemencia del tiempo. El marco de una gran ebanistería, dorado con hojillas de oro, fondo poroso y hojas de laurel, también se veía afectado.

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