El 7 de septiembre de 1946, la feligresía bolivarense celebró con 
varios actos el cincuentenario de la fundación de la Congregación de las
 Siervas del Santísimo la cual tuvo lugar en Caracas gracias al octavo 
arzobispo del Distrito Federal, Monseñor Juan Bautista Castro, quien 
siendo capellán de la Santa Capilla de Caracas tuvo esa idea.
Veinte años después, específicamente el 18 de noviembre de 1916, 
siendo Monseñor Sixto Sosa, Obispo de Claudiapolis y administrador 
Apostólico de Guayana, la Congregación se extendió a Ciudad Bolívar 
donde fundó su segunda casa.
Todavía en Venezuela la hermandad religiosa no había podido levantar 
santuario propio, pero encontró terreno y ambiente propicios para que 
Ciudad Bolívar se hiciera privilegiada en ese sentido.
Un día de Reyes, 6 de enero de 1927, luego de la misa de la mañana, 
las religiosas, acompañadas de un grupo de señoras, se detuvieron ante 
las piedras sobrantes de la ampliación de la Catedral y resolvieran 
ellas mismas cargarlas al solar donde pensaban construir su santuario. 
La Catedral había sido ampliada en la parte posterior abarcando una 
capilla que había sido erigida años atrás bajo la advocación de San 
Antonio. Viene siendo lo que es hoy el altar mayor, Sacristía y el salón
 de la parte alta donde existe una larga mesa de reuniones. Los trabajos
 habían sido ejecutados y concluidos en mayo de 1922 por el constructor 
Antonio Valera Villalobos para la nueva iglesia.
En romería, luego de cada misa de la mañana, estimulados desde el 
púlpito o el altar por Monseñor Dámaso Cardozo, los feligreses se 
impusieron la obligación de acompañar a las monjas para sentirse bien 
con Dios representado en la Eucaristía, de cargar las piedras tres 
cuadras más abajo hasta depositarlas en el solar por donde luego fueron 
remodeladas las calles El Rosario y Dalla Costa.
El Santuario quedó concluido no como unidad aislada del entorno 
urbano, sino insertado y formando esquina dentro de la propia retícula 
urbanística, con las fachadas, de acceso escalonado, hacia el naciente y
 unida hacia el poniente con la Casa de la Congregación. De acuerdo con 
el proyecto levantado por el doctor Pablo H. Carranza, quien fue rector 
del Colegio Nacional de Guayana, consta de una nave principal con una 
gran puerta también hacia fuera y que llegó a funcionar como capilla 
particular de las monjas adoradoras de Cristo.
Bajo el arco toral de la nave principal un céntrico altar en cuya 
base de hierro permanece visiblemente el cofre que guarda el acta de 
fundación y en el fondo del Santuario un crucifijo más un retablo traído
 de Génova y bendecido el 26 de febrero de 1950 por Monseñor Juan José 
Bernal. En la nave lateral derecha la imagen de la Virgen de la Soledad.
 Una tercera en el templo es la Virgen María hilando, restaurada y 
transformada en la imagen de Nuestra Señora del Rosario.
La culminación, apoteósica por la euforia religiosa y homenaje al 
esfuerzo tanto de la Congregación como de la comunidad, fue el 14 de 
octubre de 1934 cuando Monseñor Miguel Antonio Mejía, Obispo de la 
Diócesis, bendijo el santuario que ya había sido concluido y para cuyo 
acto solemne vino expresamente de Caracas, la madre Magdalena, superiora
 general de las Siervas del Santísimo Sacramento.
Entonces se repitieron las palabras que Monseñor Mejía había 
pronunciado en los primeros meses de iniciada la obra; “Este Santuario 
Eucarístico será un asilo para los perseguidos del dolor y el 
infortunio... un sol que alumbra los tortuosos senderos de la tierra... 
manantial de vida levantado en el propio corazón de Guayana...”.
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