sábado, 15 de septiembre de 2012

El Carupanazo


El 4 de mayo de 1962, nueve días después de la toma de posesión del gobernador Rafael Sanoja Valladares, se sublevó la Base Naval de Carúpano al mando del capitán de corbeta, Teodoro Molina Villegas, y el Batallón de Selva del Fuerte Cayaurima de Ciudad Bolívar fue destacado para integrarse a la operación de combate contra los sublevados.
Simultáneamente con la intentona golpista, en Caracas los activistas del PCV y del MIR provocaron desórdenes en las populosas barriadas del 23 de Enero, Lídice y Sarría.  Inmediatamente el gobierno procedió a la suspensión de garantías constitucionales. Explicando lo ocurrido, el presidente Betancourt se dirigió a la nación y dijo: “Es bien sabido cómo han continuado los motines y algaradas dentro de los recintos estudiantiles; cómo se ha asesinado a mansalva y por la espalda a hombres uniformados o a simples ciudadanos; cómo se ha pasado de la propaganda de guerra a los intentos de crear grupos guerrilleros en el país, intentos fracasados porque coordinadamente actuaron las Fuerzas Armadas y el campesinado nacional, y casi todos los miembros de esas presuntas guerrillas han sido apresados y están sometidos a juicio por el delito de rebelión”.
Efectivamente, los sublevados fueron inmediatamente sometidos mediante una acción coordinada de las Fuerzas Armadas de Oriente y Guayana y en la mañana del 5 de mayo fueron tomados los refugios y presos sus ocupantes, entre ellos, el capitán de corbeta Teodoro Molina Villegas. Poco después más afuera de Carúpano el destructor “Morán” capturaba una lancha, en la que trataban de darse a la fuga algunos de los responsables de la sublevación de la base naval, entre los que se encontraban el diputado comunista Eloy Torres, dos oficiales y varios civiles. El 10 de mayo, el gobierno expidió el decreto 752 que prohibía las actividades del Partido Comunista y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y 28 días después  (2 de junio de 1962) se sublevó la Base Naval de Puerto Cabello que también fue sometida con saldo superior a 400 muertos.
A diferencia del “Carupanazo y el “Porteñazo”, representó una conspiración cívico-militar de mucho mayor magnitud, tanto por las fuerzas involucradas, lo intenso de la lucha y por el terrible saldo de heridos y muertos dejados. Estuvo dirigida por el capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez, el capitán de fragata Pedro Medina Silva y el capitán de corbeta Víctor Hugo Morales.
Al día siguiente del Porteñazo, el presidente Rómulo Betancourt habló en el acto de clausura del II Congreso Campesino reunido en Los Caracas el 3 de junio. Refiriéndose a esta intentona, dijo: “Estamos cumpliendo nada más y nada menos con lo prometido al electorado. No hemos modificado ni una línea el programa democrático popular nacionalista y antiimperialista que se le expuso al electorado. Pero contra el Gobierno han formado una alianza, ya no tácita sino expresa y concreta, dos fuerzas empeñadas en derrocarlo. Están las fuerzas continuistas por los remanentes indigeridos de los dictatorialistas que salieron de estampida el 23 de Enero y están las fuerzas de la seudo-izquierda del Partido Comunista y del Movimiento de Izquierda Revolucionario. Los completa los fracasados en los brotes sediciosos de Carúpano y Puerto Cabello”.
Finalmente, el 3 de junio el Ministerio de Relaciones Interiores anunció que, las Fuerzas Armadas leales al gobierno habían puesto fin a la rebelión con un saldo de más de 400 muertos y 700 heridos. Tres días después, luego de ser capturados los jefes del alzamiento, cayó el último reducto de los insurrectos, el Fortín Solano. Posteriormente, se comprobó la participación  de políticos ligados al PCV.(AF).
(En la foto El Capitán Teodoro Molina Villegas,Comandante de la Base Naval de Carúpano,  con los periodistas Américo Fernández, Rubén Ferrer Rosas, José Carrillo Romero y Evaristo Marín)

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