miércoles, 5 de septiembre de 2012

Declaración sobre el Esequibo


El 15 de febrero de 1966, aniversario de la instalación del Congreso de Angostura, se realizó en la Concha Acústica de Ciudad Bolívar, una imponente manifestación de respaldo popular a la Declaración Bolívar, sobre la reclamación del territorio de la Guayana Esequiba, que horas antes suscribieron solemnemente setenta diputados de las legislaturas regionales.

El Presidente de la Asamblea Legislativa, Róger González (en la foto), leyó la Declaración con voz reposada, luego que la Banda Marcial de la VI División de Infantería interpretó el himno nacional. La manifestación de respaldo fue brillante y cinco mil personas aplaudieron de pie intensamente.

Los discursos centrales del acto de masas estuvieron a cargo del presidente de la Comisión Nacional Pro Rescate de la Guayana Esequiba, doctor Miguel Zúñiga Cisneros y del primer obispo de Cabimas y consocio del Centro Bolivariano, monseñor Constantino Maradey Donato. Pero antes intervinieron en sendos mensajes relativos al propósito fundamental del acto, los diputados Jesús Rondón Nuceti, de Mérida; Domingo Morales Torrelles y el senador Horacio Cabrera Sifontes.

En Ciudad Bolívar, con anterioridad, se había formado un Comité Pro Rescate de la Guayana Esequiba, integrado por jóvenes de las distintas toldas políticas: Henry Urbano Tailor y Amauris Aular (AD), Rafael Pirela (PRN), Camilo Garbán y César Marcano (FND), Raúl Sutherland y Dora Tovar (URD), Rafael Viña y Ramón Lizardi (Copei).

La razón de la reclamación que ya había iniciado el Gobierno de Venezuela ante la ONU, se fundamentaba en que Venezuela se constituyó en 1811 con el territorio de la Capitanía General, entonces colonia de España, y el límite oriental de su territorio era el río Esequibo, el mismo límite que venimos reclamando. Pero Inglaterra nos invadió lenta y mañosamente por nuestra frontera oriental, aprovechando las difíciles circunstancias en que nos debatíamos en el siglo XIX.

En su discurso, el entonces senador Horacio cabrera Sifontes, dijo que las tierras de la actual República de Guyana fueron compradas por Inglaterra a Holanda sin marcas ni linderos. La operación costó 3 millones de libras esterlinas y el dinero tenía que ser usado para construir en Holanda unas defensas que interesarían a Inglaterra dentro de un pacto de alianza militar que comprendía el arreglo.

“Fue una compra de territorio que ha debido mostrar linderos, pero como las intenciones eran de expansión en detrimento de otros, prefirieron los ingleses dejar sin perfeccionar la operación de compra-venta”.

Denunció que “la táctica inglesa de invasión de nuestra Guayana obedecía a un plan preconcebido para adueñarse del Orinoco o, por lo menos, controlarle sus bocas que consideraba de gran estrategia militar.

La accidentada y peligrosa navegación por el río Cuyuní y la falta de un camino marginal por dicho río, la señala el autor del libro, como la principal causa de que el invasor inglés viera fácil su entrada por terrenos descuidados. Igualmente señala que las usurpaciones de más tierras al occidente del Esequibo las hizo Inglaterra aprovechando siempre los momentos conflictivos de Venezuela.

Refiriéndose a la ayuda de Inglaterra a la Independencia de Venezuela, Cabrera Sifontes expresó que “la supuesta ayuda pone de relieve sus intenciones con las últimas pretensiones de la llamada línea Shombrugk que se elabora 27 años después de muerto Shombrugk y el proyecto inglés de formar una nación inglesa dentro de la provincia de Guayana libertada por Venezuela, cogiéndose el Orinoco y Caroní. Esta nueva nación se llamaría “Nueva Erin” y su capital “Nueva Dublín” y tenía propósitos coloniales a los cuales quería Inglaterra “acondicionar su ayuda”. Por eso arguye que “muy poco tenemos que respetarle a Inglaterra como ayuda en ningún momento! (AF)

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