miércoles, 15 de febrero de 2012

El Congreso de la Emancipación



El 15 de febrero de 1819 se instaló en Angostura, el II Congreso de la República de Venezuela, que legisló durante un año todo el proceso de la emancipación grancolombiano.

Angostura llegó a ser entonces triple capital: capital de la provincia de Guayana, capital de Venezuela y capital de la Gran Colombia. Ninguna urbe había tenido tan histórico como inconcebible privilegio.

La noble ciudad de los españoles, a la que el rey había llenado de trofeos su escudo en premio a la lealtad y valor de sus habitantes; la invulnerable Santo Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco, se reivindicaba ante la pasada circunstancia de no haber podido figurar entre las primeras provincias que juntas declararon la independencia de Venezuela. De aquí que el Libertador en justa decisión de reconocimiento haya decretado en noviembre de 1817 la octava estrella que brilló en el pabellón tricolor hasta la constitución de la Gran Colombia.

Angostura fue asiento de los poderes supremos desde julio de 1817, inmediatamente después del sitio, hasta el Congreso Constituyente de 1822 en la villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta, casi cinco años de vida política efervescente, aunque el Congreso de Angostura apenas legisló durante un año e hizo sus veces posteriormente una Comisión Delegada.

Bolívar, que conservaba la jefatura suprema desde la Segunda República, quería darle al Gobierno “una forma de carácter de legalidad ‘permanente” y, al efecto, reunió a los miembros de su Consejo de Estado y luego de un discurso sobre los avances del ejército patriota, propuso y así fue acordado, la convocación de un Congreso Constituyente.

Se nombró una comisión especial formada por Juan Germán Roscio, Fernando Peñalver, Diego Urbaneja, doctor Ramón García Cádiz y doctor Luis Peraza, para ocuparse de todo lo concerniente a la elaboración de un proyecto de reglamento de elecciones populares, el cual fue ejecutado por Bolívar el 19 de octubre de 1818, y promulgado cinco días después en el Correo del Orinoco.

La instalación del Congreso Nacional había sido fijada para el primero de enero de 1819, pero tuvo que ser aplazada debido a que llegó el año nuevo y los diputados miembros de las provincias no se hallaban presentes en número suficiente. Sólo habían sido puntuales los representantes de la provincia de Barcelona, tal vez por la cercanía, pues con el resto se presentaban problemas de comunicación y movimientos de tropas. Para el 13 de febrero ya se hallaban casi todos y el jefe supremo dispuso la instalación para el 15 de febrero.

El centro de aquellos días fastos y memorables, era una hermosa casa construida para el Colegio de Primeras Letras y Latinidad en la primera década de la segunda mitad del siglo XVIII, en la llamada entonces Calle del Gobierno, hoy Constitución, al poniente de la Plaza Mayor.

En esa casa de dos niveles, con dos jardines y un patio donde creció un Bálsamo del Perú, que compite en altura con la cúpula bizantina, se instaló el Congreso en una mañana clara y solemne, muy bien reseñada por el Correo del Orinoco en su edición N° 19.

Salvas de artillería la víspera y el propio día, anunciaron con toda solemnidad oficial del caso, la instalación del “Congreso General de Venezuela”.

El lunes 15 de febrero, desde la 10:30 de la mañana, estaban en el salón principal del Palacio de Gobierno acondicionado para las sesiones, 30 de los 36 diputados, ante los cuales el Libertador pronunció un discurso modelador de lo que debía ser la República naciente después de 300 años de sometimiento colonial (AF)

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