miércoles, 26 de noviembre de 2014

Calina sobre Ciudad Bolívar



La calina es un accidente atmosférico que enturbia el aire y suele producirse por vapores de agua, pues bien, el 26 de abril de 1995, Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana comenzaron a padecer la calina o, dicho de otra manera, se pusieron calinosas por varios días.
En esa ocasión el titular del Centro de Geociencias del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente, doctor José Nancy Perfetti, declaró que la tal calina era el producto de las continuas quemas de las sabanas del Sur de Anzoátegui y Monagas.
Ese enturbiamiento del aire a causa de la calina afectó la salud de centenares de personas de ambas ciudades puesto que muchas de ellas presentaron rinitis alérgica, estornudos espasmódicos, e irritación en los ojos y garganta.
A principios de abril de 1988 se registró un fenómeno atmosférico similar: brumas de polvo y humo cubrieron casi toda Guayana. Entonces la explicación científica señalaba que la convergencia intertropical se encontraba entre los tres y cuatro grados norte en desplazamiento hacia la zona norte del país. Esto creaba un área de completa subsistencia sobre el territorio nacional provocando levantamiento del polvo que se encuentra en la superficie de la tierra.
La misma subsistencia impide la formación de nubosidades y mantiene en suspensión los aerosoles formados por polvo, humo industrial y el humo producto del gas de la combustión espontánea de la vegetación de la Gran sabana.
Lo cierto es que el fenómeno duró hasta que se originaron las primeras precipitaciones que ocurrieron diez días después cuando prácticamente se iniciaba el período lluvioso.
He aquí lo que dice Wikipedia sobre este fenómeno meteorológico: La calina o calima consistente en la presencia en la atmósfera de partículas muy pequeñas de polvo, cenizas, arcilla o arena en suspensión.
Su origen está en las partículas de vapor de agua con partículas de sales procedentes de las aguas marinas y, en muchos casos, por el humo y cenizas de los incendios, como puede verse en la imagen tomada en el este de Caracas (Venezuela) a finales de marzo del 2010. También puede deberse a las tormentas de arena, fenómeno frecuente en los países del Mediterráneo, en las Islas Canarias y otras zonas. En el caso de estas tormentas, las partículas tienen unas dimensiones muy heterogéneas, precipitándose las de mayor tamaño no muy lejos de la fuente y continuando las más finas a grandes distancias transportadas por el viento Soroco en las Islas Canarias. En muchos casos, aunque afortunadamente en disminución, se debe a la emisión de contaminantes domésticos en las zonas urbanas, como puede inferirse de las abundantes chimeneas de una calle principal de la ciudad de Cardiff, en Gales, Reino Unido Calle Tewkesbury en Cardiff, mostrando las casas típicas con sus chimeneas para la calefacción, ahora casi sin uso, que ocasionaban enormes problemas de contaminación hace medio siglo o más.
En América del Norte, en la Región del Caribe y este de los Estados Unidos, se debe mayormente a remanentes de Tormentas de Polvo en el Desierto del Sáhara, que llegan con los anticiclones veraniegos y por los vientos alisios. Puerto Rico y las Antillas menores son los más afectados por estas tormentas provenientes de África cada verano.
Como efecto inmediato y en función de su densidad, produce una disminución en mayor o menor medida de la visibilidad y la aparición de molestias en ojos, nariz y garganta. Si es persistente o abundante, al cabo de unos días suelen aparecer otros síntomas como broncoespasmos, crisis respiratorias y asma. Su desaparición está condicionada por los cambios en la presión atmosférica, que puede dar origen al viento o a la lluvia.

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