jueves, 8 de noviembre de 2012

La Ciudad Bolívar de 1951


El presidente del Concejo Municipal, A. J. Cordoliani dispuso por decreto del 3 de febrero de 1951, fijar distancia de 6,50 metros a partir del eje de la calle para toda nueva construcción a realizarse en la ciudad.
Se buscaba con esta disposición hacer más amplia, cómoda y transitable, las calles de la ciudad, particularmente el casco urbano diseñado con una arquitectura que no conocía ninguna forma de los automóviles de nuestros días. El primer carro apenas llegó en 1913 y de ahí en adelante se fueron multiplicando en forma tal que ya en 1951 hubo que abrirle espacios dentro de los esquemas urbanos modernos.
En opinión de los urbanistas y conservadores, la disposición edilicia estaba muy bien para la ciudad que se extendía hacia fuera, pero no dentro del perímetro del centro urbano que debía conservarse como patrimonio de la memoria colectiva.
También el Concejo Municipal, durante la presidencia de Adrián J. Cordoliani, decretó 33.550 metros cuadrados de terreno a favor de la Diócesis de Guayana para la construcción del Seminario Cristo Rey.
Ese mismo año 1951, la Orinoco Mining Company, empresa de la industria extractiva del hierro, tuvo a partir del 18 de mayo a G. Graham Lancaster como presidente en sustitución de Mack C. Lake, quien junto con F. H. Kihlstesd fue transferido a Nueva York y nombró al señor Operling C. Laird, jefe de Relaciones Públicas, una disciplina de la comunicación social hasta entonces desconocida en Guayana.
El 12 de junio los directivos del diario El Luchador recibieron la grata noticia de haber obtenido el Premio Nacional de Periodismo Juan Vicente González. Así como la ingrata noticia de la muerte del general Marcelino Torres García, quien fuera gobernador del estado Bolívar durante dos períodos seguidos. Falleció en Caracas el día 16 de abril. Sus restos fueron trasladados a Ciudad Bolívar e inhumados en el Cementerio Centurión.
Y de la muerte del doctor Columbo Silva Bolívar, pedagogo y abogado, quien falleció el 10 de junio de 1951 en la avenida Loyola de El Paraíso. Nativo de Ciudad Bolívar, estudió duro para cumplir su sueño de irse a estudiar a la gran capital, en donde se realizó en dos carreras profesionales.
Su muerte repentina sorprendió a sus paisanos, pues meses antes había estado de visita en la ciudad para reencontrarse con familiares y amistades. El Colegio de Abogados publicó una nota de duelo y exaltó las cualidades morales y profesionales del doctor Columbo Silva Bolívar, quien el año anterior a su muerte, había recibido la medalla de Instrucción Pública por 23 años de servicio en el magisterio que otorga el Ministerio de Educación.
Fue defensor Público de presos y de él se decía que defendía a los pobres como ricos y a los ricos como pobres. Ejerció su profesión como profesor de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Profesor de secundaria en el Liceo Caracas y de los institutos San Pablo y Bolívar. Dirigió el Colegio Federal de El Tocuyo y ejerció la abogacía durante cinco años en Maracaibo.
De vuelta a Caracas desde la capital zuliana, no volvió a salir hasta que lo sorprendió la muerte. Había escrito varias obras, entre ellas, “La Compensación” y “Los Árabes: su invasión a España”. Poco antes de morir, visitó Ciudad Bolívar y fue objeto de un agasajo por el Colegio de Abogados.
Para perpetuar la memoria de su pedagogía, el Gobierno nacional construyó en la Avenida San Vicente de Paúl de Ciudad Bolívar, el edificio de la Escuela Normal con su nombre. Una vez desaparecida la Normal, se creó el Liceo Columbo Silva Bolívar y así mismo una escuela básica. (AF)

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