lunes, 9 de enero de 2017

Nacimiento del Barrio La Mariquita


El barrio ”La Mariquita” que ya dejó de ser barrio para transformarse en un conglomerado urbano con todos los servicios,  nació en mayo de 1967 al calor de 80 familias invasoras que vivían arrimadas y carecían de techo propio.
Esas familias venían de ser desalojadas  de un terreno proyectado para la Urbanización Andrés Eloy Blanco, en la avenida de su nombre.
         Ante la medida de desalojo, los invasores alegaron que estaban construyendo ranchos en la zona por insinuación de Monseñor Crisanto Mata Cova, quien hacía poco se había posesionado del arzobispado.  Monseñor tratando de amparar a los invasores, viajó a Caracas a entrevistarse con el Presidente de la República para tratar el caso, mientras tanto un grueso pelotón de policías, atendiendo instrucciones del Presidente edilicio, procedió a tumbar los ranchos dejando a sus propietarios y corotos debajo de los árboles.
         Estas ochenta familias, amparadas por el prelado, se reubicaron en la zona de La Mariquitaque Monseñor Mata Cova bautizó con el nombre de barrio “Virgen del Valle”, lo que llevó al concejal Antonio José Grimaldi a señalar al Arzobispo como el “primer invasor de tierras de la ciudad capital”.
         La Mariquita era uno de los lugares bucólicos de recreación más pintorescos de la ciudad, dominado por una cascada ideal para los bañistas (en la foto) y donde un corso de apellido Pinelli, emparentado con la familia Liccioni tuvo una cría de animales.  Estaba realmente en pleno bosque, a tres cuartos de horas a caballo y a una hora y media a pie desde la ciudad cuando todavía no había llegado el automóvil.
         Cuando los franceses Jean Chanfanjon y Augusto Marisot estuvieron en Ciudad Bolívar en 1886-87 realizando exploraciones botánicas, pasaron varios días inolvidables en La Mariquita según recogen en sus memorias.  Aquí batieron “pájaros de todos los colores y de todos los tamaños para colecciones, desde un pájaro azul cabeza negra y blanca del tamaño de una gallina de Guinea, hasta colibríes, los más microscópicos pájaros moscas”.
         En el paraje de La Mariquita, en lo alto de una vega, se alimentaron con tórtolas, periquitos, perdices y pequeños hortelanos.  El sudor abundante del verano de abril lo aplacaban con el fruto del manzano de caoba de propiedades astringentes y por la tarde siguiendo un tanto el rito europeo de te y galletitas, tomaban guarapo acompañado de casabe junto con dos peones que le sirvieron de grata compañía.
         En 1920, los llamados garajes de la ciudad alquilaban automóviles para ir de paseo a La Mariquita y el servicio se hizo tan frecuente que la Municipalidad estableció una tarifa de dos bolívares por un paseo en vehículo hasta aquellos bosques que hoy en día perdieron su acogedora sombra  por fuerza de la tala que fue cediendo espacio a los sin techos.
         Empezó con ochenta familias que ya el 16 de mayo de 1967 según reportaje  del diario El Nacional, había aumentado a 300 familias sobre las que todavía pesaba la amenaza de desalojo por orden de la Municipalidad.  El rotativo caraqueño que entonces circulaba profusamente en Ciudad Bolívar donde tenía una Corresponsalía, titulaba así: “La Mariquita, barrio atormentado por la miseria y amenazado de desalojo.  300 familias de Ciudad Bolívar que viven en la miseria más espantosa se quejan de que son maltratados por la Policía y cuadrillas de obreros municipales”.
         Las tierras invadidas bajo la tutela del Arzobispo Crisanto Mata Cova por numerosos damnificados que allí se asentaron forman hoy parte del desarrollo urbano de la ciudad dentro de los límites de la Parroquia Vista Hermosa.
        


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