domingo, 1 de enero de 2017

La Burriquita de La Negra Pura su fue pa´l otro lado

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El protagonista en las tradicionales comparsas de  Navidad y Año Nuevo era en la ciudad el negro Alejandro Vargas. Era único con su voz y su guitarra y durante las fiestas populares resplandecía su ingenio de artista popular en los típicos conjuntos de reminiscencia india de culto de los animales como La Burriquita, el Sapo o el Pájaro Piapoco, en las que lo seguían  la inquebrantable devoción de Rafael Martínez, Chicha Arias, Emenengilda Flores, las hermanas Marías, Matilde y Julia Farfán, los hermanos Pantojas, los hermanos Tabare y la Negra Pura, bailadora de La Burriquita.
Luis Tovar, pariente de Margot Tovar Guerra, la madre de Héctor Guillermo Villalobos, no bailaba la burriquita sino que montaba una de verdad mientras iba pasito, pasito cantando  y rasgueando su guitarra  española, caminando la ciudad de un extremo a otro, vestido de impecable liquiliqui, con sombrero muy calado y muchas veces montado en su borrico, del Mercado al Morichal y de Perro Seco al Tapón, cantando, tocando aguinados y bambucos de honda nostalgia, valses de lento dolor y jarabito mexicano, casi siempre en parranda o serenata ventanera, con luna, paliza y ron al igual que lo hiciera después Alejandro Vargas.
            Desde que la Negra Pura murió nunca más se bailó La Burriquita en la ciudad.  Los parroquianos dicen que  “se fue pa´l otro lado”.  Es decir, para Ciudad Guayana donde  quedó en las buenas manos del reportero gráfico  Antonio “Típico” García.
Dentro del folclore venezolano, el baile de  La Burriquita se tiene como una fiesta típica de las tradicionales fiestas de diciembre y carnaval. En la representación, una persona se disfraza con un armazón de madera, imitando a una burrita. Se viste de mujer, colocándose una falda ancha de alegres colores, una blusa generalmente blanca y un sombrero grande de cogollo. Cuando el baile comienza, el personaje hace de jinete y baila al compás de un joropo, hace diversas piruetas, e imita los sonidos propios del animal. Luego, se dedica a pasear por las calles recorriendo las casas de los lugareños, y propiciando momentos de jolgorio. El sonido de las maracas, el violín, la guitarra, el cuatro y el tambor anuncian su llegada en medio de la algarada levantada por la chiquillería.
La Burriquita por estos días se baila en Sucre, Nueva Esparta, Anzoátegui, Monagas, Guárico y Bolívar. El personaje principal de esta danza es el que monta la burra, indiferentemente, hombre o mujer. La Burriquita baila, corcovea, rebuzna y realiza todas las cosas propias del animal que representa. El Bailador permanece dentro de su armazón que tiene forma de burro, hecho con madera, cartón, alambre y tela de varios colores.
La danza comienza cuando la música suena  y el coro de muchachas que en Oriente llaman “guarichas”,  entonan:   Ya viene la burriquita / ya viene domesticá / no le teman a la burra / que no es la burra maniá. / Aquí está la burriquita / que viene de Pampatar / no pudo venir mas antes / porque no tenía bozal  / Ay sí¡ Ay no../ Mariquita me regaló / un canario que cantaba / los versos del Niño Dios. /
Ya se va la Burriquita, / se va buscando relevo./ Si yo vuelvo aquí otra vez, no la haré sin cantos nuevos.

El amigo Antonio “Típico” García heredó sin saberlo esta ya desaparecida tradición de Ciudad Bolívar y la enraizó en Ciudad Guayana.  Él ha venido  representado al personaje cuadrúpedo desde 1948 y se ha hecho tan popular que es frecuentemente es llamado de otros estados. Fue invitado al 1er Encuentro Nacional de Burriquita que tuvo como sede Santa Teresa del Tuy del estado Miranda.  El municipio Paz Castillo rindió con un festival de burriquitas homenaje a su patrona Santa Lucía el 12 de diciembre y allí estuvo Bolívar representado.

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