martes, 23 de abril de 2013

El Ultimo libro de Luz Machado



Ediciones Al Sur publicó el vigésimo y último libro de Luz Machado, siguiendo el loable propósito de darle sentido de permanencia a los valores literarios del Estado Bolívar. Ella, deshojando un tanto la flor blanca con corazón amarillo, se decidió por estos copulados sustantivos lustrales: "Imágenes y Testimonios". Nos parece bien, porque se trata de un texto donde el virtuosismo de la palabra hace posible el rescate de vivencias que parecían extraviadas en los pliegues de una memoria saturada de infinitas percepciones.
No tiene que ver con la Poesía, género que absorbe toda la majestad intelectual de esta distinguida dama angostureña desde que dejó atrás una adolescencia signada por los misterios de la selva y los cambios enigmáticos del gran río. Un río que se desborda siempre en las praderas de sus sueños y que la invitaba a pasear por las estatuas que el viejo Amalivac de los Tamanacos esculpió sobre la inconmensurable extensión de su cuenca.
La Poesía pura hace mutis aquí en este libro familiar aunque, en ocasiones ineludibles, se asoma para imprimirle elegancia a la imagen y al testimonio de un tiempo en que las niñas jugaban con muñecas de cristal o porcelana y la creación del mundo infantil podía lúdicramente extenderse hasta la propia orilla del Río Padre, siempre próximo a la casa y visto desde cualquier ángulo de la dudad empinada. Desde la orilla, el guijarro lanzado con destreza podía, antes de hundirse, recorrer largo trecho saltando como niño avieso y travieso sobre el manto líquido que riega y discurre sin cesar. Eran otros tiempos!
La poeta vive y siente el impulso de eternizarse en la poesía, pero sin olvidar al lector universal del que hablaba Jean Paul Sartre y el cual no tiene acceso a la literatura depurada. De allí que la poeta asuma en ocasiones el lenguaje del periodista para acceder al gran público, por lo menos al de la patria chica y señalarle cosas que aunque vinculadas a la vivencia personal, son de ellos, son de todos.
La Casa de las doce Ventanas, de su tatarabuelo prócer de la Independencia, es de todos, es de la nación entera, no sólo porque fue levantada expresamente para él como regalo de sus hijos, sino por el lugar donde fue construida y por el valor de su línea arquitectónica. Allí en la puerta principal está la "M" de los Machado y en su interior las celosías pendientes del acontecer del río y de la dirección de la brisa que ha de ventilar los muros singulares de la casa.
Se consigue aquí en esta obra una descripción integral y bien documentada del histórico inmueble donde el aire andaluz se filtra por los sugestivos ventanales, así como los acaecimientos públicos y familiares que se han venido sucediendo hasta nuestros días. El inmueble está dentro del Casco urbano declarado Monumento Público Nacional en 1976 como están otros valores arquitectónicos que no por su ubicación en el centro dejan de tener per se un valor histórico cuando no artístico. Tal el hoy Palacio Municipal, ayer Hospital Mercedes y Caridad y finalmente Ruiz y Páez. En ese Palacio de dos grandes alas de doble nivel, enlazadas por un puente singular sobre la calle Igualdad o antigua calle Fajardo, funcionan el Ayuntamiento y la Alcaldía y como rama de ésta la Dirección de Cultura que dispone de sala para teatro y conferencias, galería de artes visuales y un espacio para el pensamiento que lleva el nombre de la autora del libro, aunque ella sugirió lo llamaran preferiblemente Espacio Literario.

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