martes, 31 de enero de 2012

Crónica angostureña 1915



El Ejecutivo del Estado reanudó el 22 de enero la construcción de las aceras utilizando cemento importado en barril, de las fábricas de Hamburgo. Los trabajos comenzaron por la cuadra la Copa de Oro (actual edificio Bello, en la foto) y la Catedral, bajo la dirección del alarife Alejandro Sutherland.

Este Alejandro Sutherland que, creo, fue el primer Sutherland llegado a Guayana, hombre prolífico, se le contaron 32 hijos. Era un excelente alarife. Al término de la calle Libertad, al frente del cerro El Vigía, súbditos británicos lo contrataron a objeto de que les construyera una Capilla para sus prácticas religiosas. Se trataba de la primera Capilla Anglicana que los bolivarenses preferían llamar Capilla protestante.

Sutherland se radicó en Ciudad Bolívar procedente de Trinidad, contratado como albañil para levantar el dique en una zona sensible por donde solía meterse el Orinoco al superar la cota 16. El terreno adyacente, inundable, fue aprovechado mediante relleno y desde entonces el pueblo comenzó a llamarlo El Tapón. Pues bien, a objeto de incorporar esa zona al desarrollo urbano de la ciudad, el presidente Marcelino Torres García, decidió transformarla en lo que entonces se conoció como Parque Piar. Los trabajos anteriores se completaron con un nuevo terraplén, granzón, aceras, piletas y siembra de árboles. El concejo completó la obra con el desmonte de toda la parte baja de la Laguna, Los Morichales, Paseo 5 de Julio, avenida La Germania, calle Orinoco y El Dique.

Cuando inauguraron el Parque Piar, ya desaparecido lamentablemente, los bolivarenses, fervientes piaristas, celebraron el 24 de julio de 1915, aniversario del natalicio del Libertador, rindiéndole homenaje al prócer Manuel Piar. Así, además del parque con su nombre, el Concejo Municipal, cumpliendo un acuerdo del 27 de agosto del año anterior, ordenó la colocación en el salón de sesiones de un retrato al óleo del héroe de la Batalla de San Félix.

El único homenaje al Libertador lo hizo el General Diego Alberto Blanco, escribiendo y publicando en El Luchador el 23 de julio este poema: “Héroe! Profeta! Pensador profundo / Fue libertad tu mágico delirio / Genio sublime, redimiste a un mundo / Y alcanzaste corona de martirio / Oh Padre de la Patria, tu perdón / A todos generosos nos los diste / Y en brazos de Colombia tu creación / Al sepulcro tranquilo descansaste”.

Alejandro Sutherland, quien tomó parte activa en estos trabajos de saneamiento urbano que hizo posible ese parque en honor al héroe de San Félix, había llegado a principios de siglo a Ciudad Bolívar en un barco de la empresa The Welcome Steamship, que estableció una nueva línea de vapores para cubrir el servicio de navegación de cargas y pasajeros entre La Guaira y Ciudad Bolívar con escalas en Barrancas, Trinidad, Demerara, Moroni, Cayena, Carúpano, Pampatar, Cumaná y Guanta. El servicio fue inaugurado con el vapor Bienvenido.

La llegada del Bienvenido coincidió con dos sucesos: la reanudación de la temporada del Hipódromo de Ciudad Bolívar y la invasión de la langosta. Curiosamente una temporada mixta de carreras de caballos y bicicletas. Ese domingo, la primera carrera de bicicletas se la disputaron tres corredores y 4 la segunda, en distancia de 800 y 1200 metros. Las tres siguientes fueron de caballos: 2 en la primera y 3 en cada una de las siguientes en 700, 600 y 500 metros, para cuya asistencia los organizadores habilitaron camiones de pasajeros frente a la Cantina La isla. La invasión de la langosta fue sobre los campos. Este insecto saltador que ocasionalmente aparecía en bandas migratorias producía grandes daños a las cosechas  (AF)

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