viernes, 19 de agosto de 2016

La baranda de la Plaza Bolívar

Es a partir de 1869 cuando se erige la estatua pedestre del Libertador que se comienza a dar a la Plaza Mayor de Angostura la conformación actual cerrada con rejas y portones, pero un poco más grande, abarcando incluso el muro occidental de la Catedral y separada de la fachada de los inmuebles que la circundan por estrechas calles a través de las cuales podían transitar los rudimentarios medios de transporte de la época.
         La Plaza, totalmente cercada con barandas de hierro forjado y tres pesados portones, tenía faroles, 16 bancos de madera y hierro, y tres piletas de cuyo centro emergían esculturas de hechura romana con hilos de agua.  El piso fue embaldosado con mollejones en 1900 siendo Presidente del Estado Lorenzo Guevara.
         En tiempos de Eleazar López Contreras y siendo el doctor Ovidio Pérez Ágreda, Presidente del Estado, dispuso reducir el perímetro de la Plaza a objeto de facilitar el tránsito por la calle Bolívar que resultaba estrecha.  Se le asignó el trabajo a la Herrería de Giuseppe Abatí, ubicada en la avenida El Porvenir, frente a La Laguna, y quien tomó las previsiones para mantener los portones, pero una decisión del Presidente del Estado culminó con su eliminación definitiva por estimar que las plazas públicas debían permanecer abiertas, sin horario, para el disfrute de la ciudadanía.  Los portones permanecían desde entonces bajo custodia en el fondo de la casa de don José Abatí, hijo del herrero Giuseppe Abatí hasta que fueron repuestos hae seis años.
         Hasta entonces y, desde mediados del siglo veinte, se acostumbraba abrir y cerrar la Plaza Bolívar de seis de la mañana a seis de la tarde por cuestión de seguridad y para evitar las deyecciones  de animales realengos en  sus jardines.
         En 1983 y con vista a los actos del bicentenario del natalicio de Padre de la Patria la Dirección de Fomento y Obras Públicas a cargo de la ingeniero Marina Corona, inició, a través de la contratista “Gobesfra”, la misma que construía el Boulevard, los trabajos de remodelación de la Plaza.
         Se aspiraba a que la Plaza fuese más funcional, pero aceptable dentro del propio diseño original. Su piso antigua de mollejones que había sido cambiado por granito durante la administración del gobernador Rafael Sanoja Valladares, pretendieron sin éxito cambiarlo  con laja verde  traída de las canteras del Miamo.
         La remodelación afectó también algunas zonas verdes y fuentes que a criterio de la gobernación hacían infuncional la Plaza. El podium para las retretas fue restaurado y la escultura de mármol que simboliza a Venezuela elevada y mejorada su ubicación con relación a las otras que simbolizan las naciones de la Gran Colombia.
         La remodelación de la Plaza Bolívar no pasó de los tres millones de bolívares y  el diseño elaborado por el Grupo Natalio Ávila guardaba cierta relación con la obra del Boulevard Bolívar que entonces se ejecutaba y que resultó un desastre y lo más grave, con la autorización de la Junta Nacional de Conservación del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación que presidía el Dr. Armando Rojas.
En tiempos del Gobernador Antonio  Rojas Suárez y durante una visita del Presidente  de la República, Hugo Chávez Frías,  un tumulto de personas se recostó en las barandas de la parte occidental y la derribó. Siempre hemos dicho que las plazas públicas son sitios para la recreación pasiva como pasear, tertuliar, reencontrarse con el amigo, deleitarse con el concierto o la retreta tradicional y los actos oficiales solemnes, pero no para manifestaciones públicas con gritos y pancartas, no para montar en su vecindad una tarima y presentar espectáculos de corte popular, para ello el Estado diseñó y construyó la Plaza Centurión, el Anfiteatro del Parque el Mirador y la Concha Acústica. (AF)

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