jueves, 31 de enero de 2013

Creación del Premio Municipal de Periodismo

El 23 de octubre de 1959, el Concejo Municipal del entonces Distrito Heres, a solicitud de la AVP, Seccional Bolívar, creó el Premio Municipal de Periodismo “Dr. J. M. Gómez Rengel” para ser otorgado el 24 de octubre de cada año, Día del Periodista y aniversario de la Gaceta de Caracas.
Con el nombre del doctor J. M. Gómez Rengel, porque fue éste su creador, siendo presidente edilicio y conforme al acuerdo promulgado el año anterior se otorgó ese año de 1959 por primera vez, a los periodistas José Antonio Fernández, director del diario El Bolivarense; Lorenzo Vargas Mendoza, director del diario El Globo y Joaquín Latorraca, reportero de El Bolivarense (los tres en la foto). El Jurado estuvo integrado por los concejales José Francisco Miranda, José Roberto Lozano Villegas y Jorge Huncal Ramírez.
El nuevo acuerdo creando el Premio Municipal de Periodismo “J. M. Gómez Rengel”, establecía premios para el periódico local más destacado del año, Premio al Mejor Reportero y Premio al Mejor Columnista. Estos consistían en diploma de honor y medalla de oro “y tendrán como base la información, reportajes y la selección de los que por su naturaleza se consideren que han cumplido la función social y específica de la prensa”.
Los premios fueron adjudicados en sesión especial de la Municipalidad, presidida por el presidente Miguel Vicente Trotta y por la noche en el Club Buena Vista “La Piscina”, el Ejecutivo y la Municipalidad conjuntamente ofrecieron un agasajo a los miembros de la Asociación Venezolana de Periodistas.
La directiva de la AVP la integraban como secretario general el padre José Van Grieken; Organización, Evaristo Marín; Finanzas, Joaquín Latorraca; Relaciones, Diógenes Troncone; Actas, Alonso Aro; vocales: Raúl Silva y el Padre Luis R. Biaggi. Tribunal Disciplinario: Lorenzo Vargas Mendoza, Adán Blanco Ledesma y José Antonio Fernández.
Lorenzo Vargas Mendoza (foto en el extremo derecho) cubrió su fase de buen periodista en la Ciudad Bolívar de los años cincuenta y sesenta y su fase de Cronista en Petare del estado Miranda, pero muy vecino de Caracas donde solía cumplir sus trabajos de investigación internado en el Archivo General de la Nación, dirigido por el doctor Mario Briceño Perozo, fundador de la Escuela de Archivología de la Universidad Central y uno de los directores del Liceo Fernando Peñalver de Ciudad Bolívar.
Lorenzo Vargas Mendoza, casado con una hermana del doctor Ramón Castro Mata, fue secretario del Concejo Municipal de Heres y allí siendo presidente don Brígido Natera Ricci, se asoció con éste para fundar en su cuarta época El Bolivarense que comenzó a finales de la década de los años cincuenta siendo semanario y el primero de diciembre de 1957 transformado en diario matutino.
Luego, Vargas Mendoza que soñaba con un periódico propio, vendió sus acciones de El Bolivarense a don Brígido Natera Ricci y fundó el matutino “El Globo” apoyado, entre otros, por el doctor Diego Heredia Hernández, René Vhalis y el profesor José Simón Escalona. El periódico, con sede en un inmueble de la Avenida 19 de Abril tuvo una vida corta, y Lorenzo Vargas Mendoza se vio obligado, luego de liquidar el taller para pagarle a los trabajadores gráficos, a recoger sus bártulos y residenciarse en Caracas donde la suerte le deparó los espacios de la Municipalidad de Petare, para erigirse allí como cronista de fluida producción. Uno de sus libros lo dedicó a los primeros periódicos de Guayana. De tanto explorar la vida del pasado entre antiguos expedientes minados de traza y hongos, perdió el sentido de la visión y murió invidente como su colega Arístides Bastidas.

miércoles, 30 de enero de 2013

El Orfeón de Ciudad Bolívar



En el mes de diciembre de 1950 quedó constituido el primer orfeón que tuvo Ciudad Bolívar (en la foto), luego de una labor encomiable del Pbro. Segundo Ferrero, de nacionalidad italiana y quien fungía de director del mismo.
Este grupo polifónico que celebraron y nunca se cansaron de aplaudir los bolivarenses, se fundó con el nombre de “Orfeón de Ciudad Bolívar” y para su realización tuvo mucho que ver el entusiasmo de las entidades gubernamentales del Estado como de la ciudadanía guayanesa.
Su actuación comenzó inmediatamente después de la fecha de su fundación con dos conciertos que pusieron de relieve la magnífica dirección y sensibilidad artística que se necesita para la selección de voces puras y armónicas que constituyen la perfección coral y solista.
El primer concierto con el cual debutó el Orfeón fue de carácter sagrado, en el mes de enero de 1951, y el segundo concierto tuvo carácter lírico polifónico, el mes de marzo del mismo año.
La dirección artística estaba formada por la juventud estudiantil de Guayana, representada por profesores y alumnos del Liceo Peñalver y del Instituto de Comercio Dalla Costa, Carmen Elena Siegert, Jesús Amunchategui, Manuel J. Orta, Rafael Montoya y Ernesto García.
El Orfeón Bolívar desapareció con el tiempo y muchos de sus integrantes, entre los cuales estaban dos figuras relevantes de Serenata Guayanesa, Iván y César Pérez Rossi, pasaron a formar parte del Orfeón del Liceo Peñalver que tuvo entre sus directores prominentes a Monseñor Constantino Maradei Donato y José Francisco Miranda (Fitzí). Con este Orfeón, Fitzí estrenó su Himno al Estudiante que en principio estuvo dedicado a Eutimio Rivas, víctima de los sargentos del gomecismo contra los universitarios del 28.
Antes del Orfeón de Ciudad Bolívar, la práctica coral en la ciudad se daba y se mantenía en la iglesia Catedral desde 1870 cuando Juan Bautista Dalla Costa, Presidente del Estado Soberano de Guayana, trajo de Inglaterra un órgano de mil voces que donó para el Coro Alto que entonces tenía Maestro de Capilla, Sochantre y Chantre que colmaban el templo dominical con el canto gregoriano.
Podríamos decir que el Orfeón de Ciudad Bolívar fue uno de los primeros en Venezuela. El primero sería el Orfeón Lamas fundado en 1930 (de la Escuela de Música José Ángel Lamas) y la Orquesta Sinfónica de Venezuela, siendo su más importante propulsor Vicente Emilio Sojo; a ambas instituciones se integran los mejores músicos profesionales y los cantantes más sobresalientes. El Orfeón Lamas fue el primer coro mixto estable en Venezuela.
Luego le sigue el Orfeón de la UCV fundado en 1943 por Antonio Estévez, y declarado “Patrimonio Artístico de la Nación” en 1983. Está considerado como pionero de las agrupaciones corales universitarias venezolanas.
Este Orfeón perdura no obstante la tragedia de 1976 del avión C-130 “Hércules” de la Fuerza Aérea Venezolana que lo transportaba con su director, el maestro Vinicio Adames, se estrelló a 200 m de la pista de Lages en la isla Texeira del Archipiélago de las Azores. Mueren todos, incluyendo los tripulantes del avión, 68 personas en total. “El velatorio, realizado en la Plaza Techada de la Ciudad Universitaria y el entierro de las 52 víctimas constituye una de las más grandes muestras de dolor y consternación que se hayan vivido en el país.
La tradición del orfeón iniciada por el Orfeón de Ciudad Bolívar se ha mantenido en la capital bolivarense extendida a otros liceos, universidades e instituciones del Estado, unos movimientos o conjuntos polifónicos efímero y otros de larga vida. Hasta un Orfeón cinético tuvo Ciudad Bolívar en la época de Fitzí Miranda. (AF)

martes, 29 de enero de 2013

La nueva sede del Liceo Peñalver

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El 12 de marzo de 1957, el Gobierno Nacional inauguró una nueva y moderna sede para el Liceo Peñalver, heredero legítimo del antiguo Colegio Federal de Varones que funcionó al igual que el Peñalver desde 1937 cuando fue decretado, en el inmueble donde en 1819 sesionó el Congreso de Angostura.
El Colegio Federal fue convertido en Liceo por decreto del 14 de septiembre de 1937, del presidente Eleazar López Contreras y su primer director fue el médico Oscar Luis Perfetti, quien, por cierto falleció ese mismo año de 1957, cuando estrenó su nueva sede.
El edificio fue levantado en la periferia del Casco Histórico, en el sitio conocido como Las Tinas, por donde no hace mucho corría silenciosa el agua de Los Morichales. Pero hoy el edificio, rodeado de árboles añejos, resulta estrecho para una población estudiantil que pasa del millar.
Casi todos los profesores del Liceo, siguiendo la tradición del Colegio Federal de Varones, eran egresados de la Universidad, bien graduados en médicos como Oscar Luis Perfetti, en derecho como J. M. Gómez Rangel, en Farmecia como Paúl Von Büren, en odontología como Adán Blanco Ledezma o en teología como el Padre Constantino Maradey Donato y el Padre Samuel Pinto Gómez.
No había cumplido los dos meses como director, cuando el 8 de mayo, los citadinos se conmovieron al ser informados del fallecimiento de Oscar Luis Perfetti padre del doctor José Nancy Perfetti, director fundador de la Escuela de Geología y Minas del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente y tío del médico Gineco-obstetra Camilo Perfetti.
Oscar Luis Perfetti nacido en Ciudad Bolívar, casa Nº 8 del Paseo Orinoco, propiedad del doctor Brígido Natera Guerra, el 21 de octubre de 1873, era hijo del matrimonio José María Perfetti Massei, nativo de Córcega y Ana Isabel Barbot Labadie.
Los Barbot eran dueños de una Sastrería fundada en la misma casa en 1840. A la edad de 6 años, Oscar Luis Perfetti fue enviado a París por sus padres para iniciar allá su educación que alcanzó hasta el bachillerato al cabo del cual regresó a Ciudad Bolívar para trabajar junto con su hijo Juan Bautista en el taller de sastrería lo que no pudo ser debido a que era daltónico, no podía distinguir los colores.
Imposibilitado de aprender y ejercer el tradicional oficio de sastrería de sus ascendientes hizo reválida del bachillerato en el Colegio Federal de Guayana en septiembre de 1893, atraído por las Ciencias de la Salud. Se recibió de Bachiller en Medicina en 1890 y de Doctor en Medicina en julio de 1899 en el mismo colegio, elevado entonces a la categoría de Universidad.
Graduado de médico con todos los honores y viendo que había poco espacio en la ciudad para los egresados, se fue a San Fernando de Apure donde incluso alternó la profesión con la Ganadería, subyugado por esa actividad palpitante del medio. Años después retornó a Ciudad Bolívar, donde ejerció la medicina, alternada con la docencia en el Colegio Federal de Guayana, durante 25 años.
Fue el primer director del Liceo Peñalver, decretado el 14 de septiembre de 1937 y finalmente se radicó en Caracas. En 1953, cuatro años antes de su fallecimiento, fue objeto de un homenaje en la Casa Guayana, por iniciativa del Dr. Ricardo Archila, Héctor Guillermo Villalobos, Carlos Tinoco Rodil, Luis Felipe Llovera Páez y Juan Francisco Reyes Baena, quienes fueron sus alumnos. En Ciudad Guayana existe un liceo con su nombre. (En la gráfica estudiantes en la parte interna del liceo junto con el profesor de Matemática, Rosilberto Alí Betancourt, a la derecha.

Comentario:

De Miles Useche.- Apreciado Américo: en la gráfica que ilustra la crónica sobre el Liceo Peñalver y en la cual se hace referencia a la inauguración de la nueva planta física en el año de 1957, valdría la pena aclarar que dicha fotografía corresponde a los años 70 y en ella, además de aparecer nuestro recordado Alí Betancourt,(ambos apellidos), también lo hacen otros educadores que, podrían ser identificados por otros colegas docentes de la época y que de seguro son lectores de tus escritos. Ahora bien, es precisamente en esos tiempos de la década de los 70, cuando se comienza a aplicar estrictamente la Resolución Ministerial que obligaba al nombramiento de egresados de los Pedagógicos o Universidades con Carrera Docente, para los cargos directivos en los Liceos y así por ejemplo en el Liceo "Tomás de Heres" el Director era el Profesor y Diputado a la Asamblea Legislativa del Estado Bolívar, por AD, Luis Pasarella y en el "Liceo Peñalver" era el Prof. Pedro Bucarito (COPEI), el cual creo aparece en la foto y el cual murió repentinamente en ese año. Otro detalle que ubica el tiempo, es la joven con la franela con la leyenda USA-África de la época setentosa de Ángela Davies. Saludos.

lunes, 28 de enero de 2013

El Gobernador Pedro Battistini Castro


El 23 de marzo de 1964 da cuenta de la designación del doctor Pedro Battistini Castro como gobernador del estado Bolívar al iniciarse el período constitucional del presidente de la República Raúl Leoni. Gobernaría hasta el 16 del mismo mes del año 1967, fecha en que se incorporó como senador suplente por el estado Bolívar.
Pedro Battistini Castro, abogado y político, nació en Tumeremo el 1 de febrero de 1926. Estudió primaria en Guasipati y secundaria y superior en Caracas. Aquí se recibió de abogado en 1950 con tesis sobre concesiones y servidumbres mineras. Ejerció el derecho durante catorce años y en el curso de ese tiempo contrajo matrimonio con Margot Lagrave, con quien tuvo cinco hijos. Llegó a ser presidente del Colegio de Abogados y asesor de Corporaciones, bancos y organizaciones financieras.
Sus padrinos para ingresar a las filas de Acción Democrática fueron los doctores J.M. Siso Martínez y Gervasio Vera Custodio. De allí que fuese diputado por ese partido durante el periodo constitucional de Rómulo Betancourt. El 23 de marzo de 1964, al iniciarse el mandato de Raúl Leoni, fue llamado por éste y acepto la Gobernación, la cual ejerció bajo el amparo de la Ancha Base durante tres años, con un urredista en la Secretaria General de Gobierno, ajeno a la región, pero que insertó bien como llave de su mandato, tal el doctor Pedro Bertrán, maracucho de contagiosa empatía y espíritu deportivo, hasta el punto de participar y ganar un novedoso campeonato de metra realizado en la ciudad. Pero Pedro Beltrán sólo acompañó a Battistini hasta agosto del 66 cuando pasó a presidir el Comité Nacional de Financiamiento de la Pequeña y Mediana Industria, dependiente del Ministerio de Fomento, luego de la renuncia de Roberto Gabaldón, quien renunció a URD, dolido por la muerte de su hermano el doctor Alirio Ugarte Pelayo.
Desde esta posición Pedro Bertrán ofrecía hacer algo por la sarrapia, cuya cosecha se estaba perdiendo en las Montañas del Alto Caura. Medio millón de kilogramos se habían perdido entonces por falta de financiamiento para su recolección. El IAN no quería saber nada de la sarrapia, pues Venezuela había perdido el mercado internacional y a consecuencia de ello, en Nueva York, Puerto Cabello y Ciudad Bolívar se hallaban en depósito 4 millones de la almendra en estado de cristalización. La fuerte competencia de los países grandes productores de la almendra como Brasil, fueron dejando atrás a Venezuela.
La sarrapia, no obstante, estaría presente en la Feria Internacional del Orinoco concebida como marco de la inauguración del puente Angostura, la obra más importante realizada en el Estado durante el quinquenio de Leoni, junto con la inauguración de la empresa Alcasa que inició la producción de aluminio en Venezuela, terminación de la Presa Macagua I e inauguración de la primera etapa de la Presa de Gurí.
La Feria Internacional del Orinoco la presidió el ingeniero margariteño José Luis Bruzual, entonces director Regional del Ministerio de Obras Públicas, eficiente impulsador del deporte de la pelota en el Estado. El club de béisbol del MOP llegó a titularse cinco veces campeón estadal. El baloncesto ni la esgrima se quedaban atrás. Bolívar ganó en 1966 el XV Campeonato realizado en Barcelona. Eran los tiempos de las espigadas hermanas Yubiri y Nivia González, líderes del equipo femenino de baloncesto.
Ese mismo año de 1966 David Montes se tituló campeón nacional de esgrima infantil y se creó un polígono de tiro.
Al gobernador Battistini Castro lo sustituyó el ingeniero Luis Raúl Vásquez Zamora, también nativo de Tumeremo, el 27 de marzo de 1967.(AF)

domingo, 27 de enero de 2013

La pasión por el puente

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El 11 de agosto de 1958, se firmó el Contrato con la empresa alemana Demag para la construcción del puente sobre el Orinoco por iniciativa del gobierno de Horacio Cabrera Sifontes, quien había llegado a la Gobernación del estado con el inmenso propósito, frustrado a la postre, de construir esa importante obra vial que ya se había transformado en deseo y pasión de los bolivarenses.
De haberlo logrado, habría sido su obra emblemática durante el año de provisionalidad, pero le fue imposible no obstante haber aprovechado la campaña iniciada por la municipalidad en 1949 y continuada por la Cámara de Comercio que presidía Natalio Valery Agostini, quien el 14 de febrero, respaldado por XII Asamblea Anual de Fedecámaras le había planteado al Gobierno nacional esa necesidad.
De manera que el gobernador, aprovechando esa coyuntura política, dictó el 3 de agosto un Decreto Nº 269 disponiendo la construcción del puente, entre Ciudad Bolívar y Soledad, con base central en la Isla Degredo.
El mismo disponía entregar la concesión por decreto separado. El acto de la firma para el cual fue invitado el gobernador de Anzoátegui, Dr. Alí Montilla, y los presidentes de los concejos municipales de Soledad y Ciudad Bolívar, tuvo lugar en el Mirador Angostura y contó con la presencia misma de los citadinos y de la Junta Patriótica presidida localmente por Domingo Álvarez Rodríguez y a nivel nacional por Fabricio Ojeda.
Pero surgió un impasse porque el ejecutivo regional fue desautorizado por el Gobierno nacional, dado que la decisión se había tomado ignorando al Ministerio de Obras Públicas y al Colegio de Ingenieros, entes que se consideraban con la facultad legal de revisar y autorizar previamente el proyecto y plano de esta obra para cuya ejecución se había comprometido la empresa alemana Demag, en condiciones que exoneraban al estado de la inversión. La Demag se comprometía a construir el puente a un costo de 22 millones de bolívares, pagadero por el sistema de peaje: 80 por ciento para la compañía y el 20 por ciento restante para las municipalidades, dada esta circunstancia Horacio Cabrera planteó su renuncia pero no le fue aceptada.
De manera que otra vez volvía a fracasar la promesa de darle a Ciudad Bolívar un puente para cruzar el Orinoco. El primero que tuvo la iniciativa fue el presidente Cipriano Castro cuanto visitó la ciudad para reconciliarse con ella. Pero Castro no cumplió su promesa, acaso por la deuda que el país tenía contraída con veinte naciones y que terminó cancelando su longevo sucesor Juan Vicente Gómez. El general Marcos Pérez Jiménez estuvo más cerca de materializarlo al encomendar un estudio a la firma norteamericana Paul G. Van Sigkle & Associates en función del proyectado ferrocarril que iría de Matanzas al Puerto de Guanta con vagones cargados de hierro y productos siderúrgicos para los mercados de ultramar. Este diseño básico preliminar de un puente sobre el Orinoco, incluía línea férrea sencilla, dos vías automotor, dos aceras y tramo de luz sobre el canal actual de navegación (ver la foto). Sus bases principales se ubican en las laderas de Soledad y Ciudad Bolívar haciendo tierra en una porción de la Piedra del Medio.
Pero Pérez Jiménez fue derrocado el 23 de enero de 1958 y no pudo llevar adelante su proyecto que al final retomó el gobierno de Rómulo Betancourt, pero con notables modificaciones. Sería un puente colgante, distante de la Piedra del Medio, construido ocho kilómetros aguas arriba, entre Playa Blanca y Punta Chacón, un puente carretero, sin línea férrea. Fue inaugurado el Día de Reyes de 1967.

sábado, 26 de enero de 2013

Creación Núcleo Bolívar de la UDO

El 25 de febrero de 1961, da cuenta de la creación de las Escuelas de Medicina y de Geología y Minas, ambas para conformar el Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente (UDO) que iniciará sus actividades en las instalaciones de la Oliver Iron Company, cedidas a la institución por el precio simbólico de un bolívar.
Primer director fundador de la Escuela de Geología y Minas fue designado el doctor José Nancy Perfetti (en la gráfica), quien utilizó sus oficinas en el edificio Tomassi del Paseo Orinoco, para diseñar el pensum por encargo del doctor Luis Manuel Peñalver, designado por decreto presidencial para llevar adelante un tipo novedoso de universidad experimental que abarcara el oriente del país.
La Escuela nació con el nombre de Instituto de Investigaciones Geológicas y Mineras. Para el diseño se incorporaron el ingeniero Dimitri Andreiv y el geólogo Jose Baptista Gomes. En 1961, bajo el gobierno de Leopoldo Sucre Figarella, se le encargó al instituto el estudio geotécnico del eje del Puente sobre el Orinoco, al cual se integró el geólogo Galo Yánez Pintado. Con los 300 mil bolívares que pagó el Gobierno Regional por ese estudio, prácticamente arrancó la Escuela en el Campo de La Sabanita.
Allí en las instalaciones de ese campo que era todo un parque bien cuidado empezó la docencia la Escuela prestando al mismo tiempo asistencia a la Escuela Técnica Industrial que funcionaba en la actual sede de la Alcaldía Municipal. La Escuela tuvo opositores, pero posteriormente se comprendió su necesidad y la Universidad Central terminó adoptando un pensum semejante.
En 1963 se desarrolló el programa para formar geólogos, fusionándose la Escuela de Geología y Minas en una sola con tres departamentos: Geología, Minas y Geotecnia, esquema que se mantuvo hasta 1975 cuando se introdujo una nueva orientación con la finalidad de adecuarla a las necesidades de Guayana.
El 25 de febrero de 1961, día viernes por la noche, quedó también, mediante un acto solemne en el auditorio de la Unidad Sanitaria, fundada la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente.
En el acto habló largamente el doctor Luis Manuel Peñalver en su carácter de presidente de la Junta organizadora de la Universidad de Oriente, con sede en Cumaná, quien anunció como primer director de esta Escuela, al doctor Francisco Battistini, a quien calificó como un médico de amplios conocimientos y de gran capacidad organizativa para echar los cimientos de la institución y delinear su moderna filosofía.
En tan memorable acto se dijo que la Escuela de Medicina sería el punto de partida de una Universidad total en la cual pudieran concluir estudios los jóvenes egresados de los liceos, no sólo de Guayana sino de los estados circunvecinos. Se justificó dentro del nuevo contexto que empezaba a adquirir Guayana como centro siderúrgico y energético de la región.
La Escuela quedó integrada dentro de lo que se denominó posteriormente el Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente (UDO) que abarcaba además la Escuela de Geología y Minas, cuyo iniciador principal fue el doctor José Nancy Perfetti y la Escuela de Cursos Básicos, especie de filtro académico para poder acceder a la carrera profesional.
La Escuela de Medicina, hoy transformada en Unidad de Ciencias de la Salud, con otras carreras, ente ellas, Enfermería y Bioanálisis y cursos de postgrado, pronto tuvo casa propia edificada entre las calles José Méndez y Columbo Silva Bolívar, mientras la Escuela de Geología y Minas inició sus actividades en las antiguas instalaciones que la Oliver Iron Mines tenía en el sector de La Sabanita.

viernes, 25 de enero de 2013

Natación en el Orinoco


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El domingo 26 de septiembre de 1954, una prueba de natación realizada en el Orinoco, organizada por el profesor del Instituto de Comercio Dalla Costa, profesor de inglés Jorge Suikwoski, de nacionalidad ecuatoriana, muy activo y estaba en todo dando lugar a que un periodista publicara un artículo titulado “El Múltiple Profesor Suikwoski”.
La prueba de natación fue cumplida desde Playa Blanca en Soledad, hasta el Mirador Angostura y ganada por el nadador José Ángel Fernández.
Fernández pudo dominar las corrientes en una distancia de 3.000 metros. La prueba disfrutada por un público alborotado a todo lo largo del malecón, tuvo lugar en horas tempranas de la mañana y cuando el río cabeceaba para emprender su lento descenso. Oscar García, quien en pruebas posteriores destacaría, llegó en cuarto lugar lejos.
El 13 de diciembre del mismo año se realizó otra competencia con mujeres de Perro Seco y una campeona de Yugoslavia de nombre Elena Develac, vencida por la joven Crucita Ramírez. Otra Crucita, pero de apellido Ramos, arribó en el tercer lugar.
Esta Crucita Ramos, además de excelente nadadora, practicaba el kun fu y cuenta que una noche estando sola en su casa mientras su marido estaba en la Siderúrgica, se le metió un ladrón en la casa. Le aplicó varias llaves de arte marcial y lo puso en fuga. Lo curioso del caso es que luego salió a poner en alerta a los vecinos y cuando éstos salieron, cayó desmayada.
Ese día el ferry Angostura permaneció inactivo y los parroquianos creían era para no perturbar la prueba de natación, pero luego se percataron de que fue por un accidente: El Mirador de la Zapoara que había sido levantado por el gobierno en las inmediaciones de La Laja con el nombre de “Mirador Sifontes” se vino al agua al ser embestidas sus columnas por la proa del ferry, dominado su timón por corrientes encontradas del Orinoco.
A bordo del ferry había llegado ese día Carlos Ochoa, copropietario de la emisora de Puerto La Cruz “Ondas Porteñas”. Llegó a Ciudad Bolívar con el objeto de entrevistarse con el profesor José Francisco Miranda, interesado en la compra de “Radio Bolívar”. Estuvo ofreciendo cien mil bolívares, pero Fitzí le respondió que la radio no estaba en venta. Más tarde se arrepentiría pues llegó a entenderse con el Catire Isturiz, quien había enviado a sondear esa posibilidad con José Antonio Fernández.
También había llegado esos días, por avión, Vitelio Reyes “El Hombre del Lápiz Rojo” que censuraba en la prensa nacional las informaciones y artículos de opinión contra el régimen de Marcos Pérez Jiménez. Visitaba Ciudad Bolívar para dictar una conferencia en el Auditorio Simón Rodríguez. Por supuesto contra la libertad de prensa. Se escapó de milagro, toda vez que el avión de la Línea Aeropostal, identificado con las siglas YV-C-AMP, se estrelló luego contra el cerro El Pao, en dirección al aeródromo de Tumeremo y perecieron en el siniestro su piloto David Quintero y el copiloto Rafael Rodríguez.
La noticia se supo por Radio Bolívar luego de interrumpir una cuña de la Sears Roebuck de Venezuela. Ubicada en el Paseo Falcón, se promocionaba así: “Llegó hasta el río Orinoco en Ciudad Bolívar la Sears. Como siempre, está a las órdenes con su tema universal “Compre hoy y pague mañana”. En su aniversario, la Sears solía nombrar “Gerente por siete días” a uno de sus empleados con notable rebaja de su mercadería que atraía a gente de todas partes y a la cual por cierto promocionaba en su traje de baño la nadadora Crucita Ramírez.

jueves, 24 de enero de 2013

El Museo Talavera



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El 26 de abril de 1947, el Museo Talavera fue invitado al Primer Congresillo de Ciencias Naturales. Para entonces era al único Museo de Ciudad Bolívar, fundado por Monseñor Miguel Antonio Mejía, siendo Obispo de Guayana, según consta en Carta Pastoral del 14 de agosto de 1941, para honrar la memoria de otro prelado Obispo de Guayana, Monseñor Mariano Talavera y Garcés.
Cofundador de ese Museo fue el doctor José Gabriel Machado (en la foto), a quien Monseñor Mejía nombró director hasta 1954 que se fue a vivir a Caracas al lado de su hija, la poeta Premio Nacional de Literatura, Luz Machado. Contaba el Museo con un Boletín donde se daba cuenta de las donaciones recibidas tanto del país como del exterior. Sin subsidio, sin empleados ni ayudantes, sin asignación gubernamental hasta la Presidencia del poeta Héctor Guillermo Villalobos, quien le asignó 120 bolívares para pagar la sala adjunta a la dependencia de la Curia en la calle Igualdad.
Exhibía centenares de piezas de diverso valor arqueológico, artístico, cultural, reliquias del tiempo colonial, particularmente en lo que se refiere al arte religioso, documentos, armas, numismática, muebles y otros objetos importantes pertenecientes a nuestra gesta gloriosa; incluso el Cristo de plata donde el General Piar oró antes de ser pasado por las armas. Ese Museo desapareció, prácticamente fue saqueado y a nadie le importó
El director ad honorem, doctor José Gabriel Machado, le imprimió un impulso notable al Museo Talavera. Machado, para entonces defensor Público de Presos, fue el organizador y alma de ese Museo instalado en la antigua Casa de la Curia Diocesana de la calle Igualdad que luego reclamaron sus dueños, pasando el Museo a la Casa de San Isidro a final de la década de los cincuenta, donde prácticamente fue saqueado. Apenas quedaron algunas piezas, entre ellas, el Cristo de Piar que para mayor protección y seguridad fue guardado en la caja fuerte del ejecutivo regional.
De nada valieron los toques que a través de la prensa daba la poeta Luz Machado en Caracas para que el Museo, obra de su padre, no desapareciera, pero al final la indiferencia del Estado terminó con esta heterogénea institución que habría podido modernizarse y convertirse en un Museo de la Historia.
Antes del Museo Talavera fundado en junio de 1941, el general José Manuel (Mocho) Hernández, Jefe Civil y Militar de Guayana en 1889, por decreto del 14 de octubre de ese año, designó una comisión para la constitución del “Museo Guayana”. Esta comisión integrada por Juan Avis, Brígido Natera, Andrés Montes, Keneth Mathinson, Luis Aristiguieta Grillet, Aurelio Battistini, Carlos Urbano Taylor y Tomás Machado Siegert, no tuvo éxito en su misión debido a la inestabilidad de los gobiernos de entonces.
Desaparecido el Museo Talavera, cinco o seis años después, el antropólogo Alfredo Inaty, quien en la etapa final de estudiante de la Escuela de Antropología de la UCV, participó con otros compañeros bajo la dirección del profesor Adrián Lucena en excavaciones arqueológicas en la zona de Guri y otros lugares del estado, procuró interesar en 1965 al Gobierno de turno para la formación de un Museo Antropológico. En principio se aceptó tímidamente y sus promotores comenzaron a reunir en el sótano de la Biblioteca “Rómulo Gallegos” las primeras piezas con ese fin, pero ello no pasó de allí y corrió la misma suerte que le depararía al proyecto del arqueólogo Jorge Armand, hoy con el proyecto Cubagua, cuando estuvo aquí contratado por la Universidad de Oriente como profesor de la Escuela Básica y quiso fundar el “Museo del Hombre de Guayana”.

miércoles, 23 de enero de 2013

El Museo de Cera de Paris en Ciudad Bolívar

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El 28 de enero de 1961 fue abierto en el auditorio del Grupo Escolar Estado Mérida de Ciudad Bolívar, el Museo de Cera Dupuytren, de París, auspiciado por el Colegio Médico y la Sociedad Anticancerosa que nacionalmente presidía Feliciano Pacannings.
Pero a este museo que ya se había presentado en las principales capitales de Europa y ciudades de Venezuela como Caracas, Maracay y Barquisimeto, solo se permitía la entrada de personas mayores de dieciocho años y hubo que tener incluso aprobación previa del Arzobispo Monseñor Juan José Bernal Ortiz, debido a imágenes esculturales que para la sociedad de entonces resultaban moralmente perturbadoras.
Por primera vez los bolivarenses hacían contacto con un museo fuera de lo común. Se trataba de una formidable exposición de figuras de cera plastia, de tamaño natural, realizadas en París por el doctor M. Clerk Lucien, eminentemente médico y profesor y por el genial escultor M. Fravich, mediante las cuales se presentan con vivo realismo los resaltantes éxitos de la ciencia como los partos sin dolor.
Para los conocedores, se trataba, sin lugar a dudas, de una conjunción casi perfecta del arte y la ciencia llevada a feliz término para quienes se interesan por las anatomías y sus reflejos.
Lo que más preocupó a la Iglesia fueron las anatomías que develaban todas las intimidades del sexo, así como de las enfermedades que suelen contraerse a través de la relación sexual. La prensa y comunidad en general tomó del novedoso Museo de Cera material suficiente para tertuliar durante mucho tiempo.    
El nombre del museo respondía o responde al de un famoso médico parisino del siglo diecinueve, Guillermo Depuytren. A este cirujano francés se le deben importantes invenciones técnicas y nuevos procedimientos quirúrgicos. Es destacable su aportación a la anatomía patológica. Durante mucho tiempo se creyó que el Museo de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de París fue fundado por Dupuytren, pero, realmente, no fue así. Lo que ocurrió fue que el célebre médico francés, al morir, dejó una manda de 200.000 francos para que se crease una Cátedra de Anatomía Patológica y que el decano de la universidad, profesor Orfila desvió la suma para dedicarla a un museo que sería la base para la creación de la cátedra la que sin una exposición de piezas y materiales abundantes no sería nada más que una materia teórica.
Orfila, que como decano de la facultad tenía el empuje para hacerlo, disponía de materiales de mucho valor científico en ella depositados. Consiguió la ayuda del gobierno y los aumentó considerablemente, con la colaboración de todos los profesores de la facultad y de los hospitales.
Para concentrar todos estos materiales consiguió en la Rue de l’Ecole de Médicine N° 15 en la que está la facultad, el antiguo edificio que fue el Convento de la Cordelería, donde tuvo lugar el asesinato de Marat.
En el patio se alzó un busto de Dupuytren debajo del cual se leía en letras doradas: Museo Erigido a expensas del Estado en 1835 por los desvelos del Doctor Orfila, Decano de la Facultad de Medicina de París, quien le dio el nombre de Museo Depuytren para honrar la memoria de un hombre célebre y en reconocimiento de un legado de 200.000 francos hecho por este profesor para la creación de una Cátedra de Anatomía Patológica.
En el centro del museo, lleno de vitrinas, se alzaba la estatua de tamaño natural de Ambrosio Pareo, señalando con un dedo unos libros colocados a sus pies, detrás de los cuales podía verse una escopeta y unos instrumentos de trepanar.

martes, 22 de enero de 2013

La ultimidad de Monseñor Mejía


El 8 de octubre de 1947, se registró la muerte del Obispo de la diócesis de Guayana, Monseñor Miguel Antonio Mejía, en el Palacio diocesano de la ciudad capital. La Junta Revolucionaria de Gobierno dictó decreto declarando motivo de duelo oficial el fallecimiento del prelado y disponiendo honores militares. Sus restos fueron inhumados en la Catedral.
Monseñor Miguel Antonio Mejía, noveno Obispo de la Diócesis de Guayana, nació el 1 de junio de 1877 en el pueblo de Mendoza, estado Trujillo. Estudió bachillerato en el Colegio “Sagrado Corazón de Jesús”, de La Grita, y luego en los seminarios de Mérida y Curazao.
Fue ordenado sacerdote el 13 de octubre de 1901 y tres años después recibió en la Universidad de los Andes, el título de Doctor en Teología. Su destino inmediato como simple pastor de almas fue Betijoque y Valera, donde prestó servicios como párroco, educador y periodista hasta alcanzar, primero, la condición de Vicario y luego de Obispo.
La Consagración de Monseñor Mejía, en la Catedral de Caracas, 21 de octubre del mismo año, estuvo a cargo de Monseñor Felipe Cortesi, quien antes, 17 de diciembre de 1922, se erigió en el Primer Nuncio Apostólico que visitó a Ciudad Bolívar.
La designación de Monseñor Mejía como Obispo de Guayana, se produjo coincidentemente con la vigencia de la nueva ley de División Territorial Eclesiástica decretada por el Congreso de la República y la cual disponía que “En los Estados Unidos de Venezuela habrá dos Arquidiócesis, la de Caracas y la de Mérida; y ocho Diócesis, la de Ciudad Bolívar, Calabozo, Barquisimeto, Zulia, Cumaná, Coro, Valencia y San Cristóbal”.
La Diócesis de Ciudad Bolívar abarcaba los territorios de los estados: Bolívar (sede), Anzoátegui, Monagas y el Territorio Federal Amazonas, excepto la parte comprendida en el Vicariato de la Misión del Caroní.
La nueva Ley permitía con la creación del Vicariato Apostólico del Caroní, restablecer después de un siglo, las Misiones Capuchinas Catalanas. Se destinó Upata como sede que en junio de 1924 ocupó con toda la ceremonia de ley, el reverendo Fray Diego Alonso Nistal, Obispo in Partí bus de Dorilea.
Sixto Sosa permaneció al frente de la Diócesis del estado Bolívar hasta el 17 de agosto de 1923 y dejó el capítulo de la Catedral integrado por el Pbro. Crisanto D. Alvis; Lectoral, Pbro. Francisco Rodríguez Fuentes; Doctoral, Pbro. Juan Canellas y Penitenciario, Pbro. Mariano Lamar Troncoso.
Luego de su consagración en Caracas, Monseñor Miguel Antonio Mejía envió a Guayana su primera Carta Pastoral dirigida al Clero y a los fieles. Designó al Deán Adrián María Gómez, Vicario General y Procurador para que en su nombre se posesione de la Diócesis.
Tres meses antes de posesionarse el Vicario Apostólico de la Misión del Caroní, lo hizo -14 de marzo de 1924- Monseñor Miguel Antonio Mejía, siendo recibido por el entonces Presidente del Estado, General Silverio González, quien recién sustituía a su homólogo Vicencio Pérez Soto.
El prelado hizo su entrada acompañado de sus paisanos presbíteros doctor Dámaso Cardoso y Rafael María Villasmil. Al primero lo nombra Cura del Sagrario de la Catedral y el segundo Cura de la Iglesia de Santa Ana.
Luego de un solemne recibimiento tributado por el Capítulo de la Catedral, Gobierno del Estado, Clero, agrupaciones religiosas y feligresía en general, ofició su primera misa pontificia en la sede de esta Diócesis que con la nueva ley había sido desmembrada de Sucre y Nueva Esparta para la creación de la Diócesis de Cumaná como de la parte oriental del Caroní donde se restablecían las Misiones Capuchinas prácticamente extinguidas desde 1817.

lunes, 21 de enero de 2013

La muerte de dos connotados bolivarenses



Con una diferencia de días, en el mismo mes y año, fallecieron en la Ciudad Bolívar de su origen, el cronista de la ciudad magistrado y docente doctor Adán Blanco Ledezma y el insigne maestro de la música Carlos Afanador Real.
La muerte del primero ocurrió el 6 de septiembre de 1962 en Caracas (foto de la izquierda) y sus restos fueron trasladados a Ciudad Bolívar, donde recibió homenajes como director que había sido del Liceo Peñalver, profesor del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente; fundador de la Sociedad Bolivariana, miembro de la Sociedad de Artesanos y Obreros; presidente de la Corte Suprema de Justicia; ministro de la Corte Superior; juez de la Instancia en lo Criminal; presidente de la Asamblea Legislativa, en dos ocasiones; fiscal del Ministerio Público; síndico Procurador; juez Nacional de Hacienda; secretario general de Gobierno; presidente del Concejo Municipal; senador al Congreso Nacional; presidente del Ateneo Guayanés; presidente de la Sociedad Bolivariana; representante del Colegio de Odontólogos al V Congreso de Medicina con sede en Caracas.
El doctor Adán Blanco Ledezma, como Cronista de Ciudad Bolívar, escribió Horas de asueto (versos y cuentos), Hablillas, Tópicos y Semblanzas (dos tomos); Semblanzas Médicas, Crónicas de Ciudad Bolívar, Anales del Colegio de Guayana, Una Comedia, y varios trabajos científicos relacionados con su profesión de odontólogo.
El otro señor connotado de la ciudad Carlos Afanador Real falleció el 20 de septiembre de 1962 (foto a la derecha). Vivió 85 años puesto que había nacido el 1 de diciembre de 1877.
Este insigne maestro de la música estudió en el Colegio Federal de Varones, donde se graduó de Bachiller en Filosofía el 13 de agosto de 1904. Dada su vocación musical sus padres lo enviaron a estudiar al Conservatorio de París donde cursó su carrera profesional bajo la dirección del maestro Teodoro Lack, director también del Teatro de Ópera y Maestro de Capilla de la iglesia de Notre Dame.
Fue su profesor de armonía, instrumentación y composición el maestro Alberto Schneider. Se especializó en Música Sacra y dio su primer concierto en la iglesia de la Magdalena en el cual figuraba el Popule Meus del venezolano José Ángel Lamas. Entonces usó la batuta de ébano ribeteada de plata que su maestro Teodoro Lack le entregó en premio por su talento y brillante carrera.
En la Ciudad Bolívar del siglo veinte fue siempre bien venerado y respetado don Carlos Afanador Real, especialmente por su alumno José Francisco Miranda, como por los jóvenes del Alto Coro de la Catedral, entre quienes destacaron las sopranos líricas Carolina y Camila Dalla Costa de Beltrán, la Soprano Florinda Barazarte de Guntermann; Santiago Sosa Jiménez, Inesita de Plaza Ponte, Salvador Calogero, Juan Bautista Marcano, José Francisco Hernández, Juan Requesens, José Emázabal y J. M. Yélamo.
El 12 de marzo de 1958, fue creada por decreto 57 del gobernador Horacio Cabrera Sifontes, la Escuela de Música “Carlos Afanador Real” bajo la dirección del profesor Fortunato Pascuale músico y compositor, ex director de la Banda Dalla Costa y fundador de la Orquesta Sinfónica Infantil.
El nombre de la escuela fue sugerido por el profesor José Francisco Miranda, quien sucedería poco después a Fortunato en la dirección de la escuela trasformada hoy en la Fundación Conservatorio de Música. Fue un homenaje en vida al por largos años Maestro de de Capilla de la Catedral,
Carlos Afanador Real dejó entonces como herederos a sus hijos Petrica Afanador y al doctor Alberto Afanador Arreaza, quien para entonces era síndico municipal bajo la presidencia de Pedro Vicente Trotta.

domingo, 20 de enero de 2013

Mortal arremetida perezjimenista



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El 20 de enero de 1953, fue capturado el doctor Alberto Carnevali en Caracas, esquina de Cipreses, luego de dos años de haber escapado espectacularmente del Puesto de Socorro. En un tiroteo que duró 45 minutos, la Seguridad Nacional capturó a diez hombres que se hallaban reunidos en la casa situada de Cipreses a Velásquez. El director de la SN anunció que 4 hombres habían resultado heridos y que unos 5 se fugaron por la parte del fondo. El doctor Alberto Carnevali, a decir de Pedro Estrada, director de la Seguranal, presidía una reunión de carácter subversivo a la que asistían además de dirigentes de Acción Democrática y del Partido Comunista, terroristas de nacionalidad extranjera
Días después, en refriega con oficiales de la misma SN, fue muerto el capitán (r) Wilfredo Omaña. Ocurrió el suceso detrás del edificio CARS, entrada a Los Chaguaramos. En la refriega resultaron heridos el inspector de la SN teniente Manuel Vicente Omaña y el sargento Bartolomé Valera Camacho.
Tres meses antes, la noche del 21 de octubre de 1952, en la calle Real de San Agustín había muerto a balazos por miembros de la Seguridad Nacional el secretario general de Acción Democrática en la clandestinidad, Leonardo Ruiz Pineda (en la foto), ex ministro de Comunicaciones y ex gobernador del Estado Táchira, Viajaba a bordo de un vehículo Chevrolet color verde matriculado en el estado Miranda. Las otras personas que viajaban con él se dieron a la fuga, entre ellos el doctor David Morales Bello.
1953 es admitido nacionalmente como el año de arranque del Perezjimenismo, porque es cuando realmente el hijo del tachirense pueblo Michelena, asumió de lleno el poder al ser ratificado y juramentado por la Asamblea Nacional Constituyente.
El coronel Marcos Pérez Jiménez se juramentó a la edad de treinta y nueve años como presidente constitucional, 1953-1958, siendo para entonces el jefe de estado más joven del mundo. Su primer discurso presidencial fue para anunciar el restablecimiento de la Constitución apoyada en el programa de gobierno y la doctrina del nuevo ideal nacional.
Comenzó la reestructuración del gobierno a nivel nacional, nombró gobernador del estado Bolívar al guasipatense doctor Eudoro Sánchez Lanz, mientras a nivel del municipio capital surgió el comerciante Paúl Aquatella como presidente del Concejo Municipal de Ciudad Bolívar y el médico sanitarista Fernando Huncal, presidente de la Asamblea Legislativa.
Los citadinos bolivarenses recibieron el año estrenando el Ferry Boat Angostura que observaban un tanto deprimidos los tradicionales chalaneros. El flamante gobierno comenzó afinando mecanismos de seguridad y anunció la detención de Eligio Anzola Anzola, quien ejercía la Secretaría General de AD en la clandestinidad. Esta noticia se suma a la muerte de Alberto Carnevali y a la de Antonio Pinto Salinas en tiroteo con la Seguridad Nacional.
Los bolivarenses también son tocados de cerca por la muerte trágica de Reinaldo Sánchez Negrón quien pereció en circunstancias extrañas en un nunca claramente explicado accidente de tránsito. Era alumno de la escuela de aviación y piloto del escuadrón número 40, pereció en Maracay a las cuatro de la tarde cuando viajaba hacia Caracas en febrero, tenía veinticuatro años y su cadáver fue trasladado a Ciudad Bolívar, era el hermano del extinto poeta José Eugenio Sánchez Negrón y del doctor Alcides Sánchez Negrón, ex gobernador y presidente del Colegio de abogados.
Antes de tomar posesión, Pérez Jiménez había decretado la clausura del penal de Sacupana y Guasina. Los presos políticos no liberados, pero que salieron de Sacupana, fueron remitidos para que estrenaran la Cárcel Modelo de Ciudad Bolívar, recién construida

sábado, 19 de enero de 2013

Monseñor Maradei Donato


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El primero de septiembre de 1965, Monseñor Constantino Maradei Donato, fue objeto de jubilosa manifestación en la Terminal del Aeropuerto de Ciudad Bolívar y allí mismo recibió las Llaves de la ciudad, por parte del Presidente Municipal, Bachiller Noel Valery.
            Monseñor Maradei, hijo de esta tierra, regresaba de la Gran Capital, luego de haber sido consagrado Obispo para fundar la Diócesis de Cabimas, un dinámico como caliente y bien urbanizado pueblo petrolero del Zulia.
            Días antes, el “Padre Maradei” como mejor era conocido, había sido preconizado por Su Santidad y tocó al Cardenal  José Humberto Quintero presidir el ritual de la consagración, en el que obviamente participó el Obispo de Ciudad Bolívar, Monseñor Juan José Bernal Ortiz, al lado del cual venía Monseñor Maradei desempeñándose como Vicario General, al tiempo que docente del Liceo Fernando Peñalver, donde pasó 22 años,  Maestro de Capilla y capellán del cuerpo de infantería.
            Monseñor Maradei recién el año anterior había presidido las fiestas bicentenario de la fundación de Angostura en el curso de las cuales el Presidente Raúl Leoni inauguró importantes obras públicas, entre ellas, la Concha Acústica y la remodelación del Paseo Orinoco.
            Como Obispo de Cabimas, Monseñor Maradei estuvo cinco años, al cabo de los cuales fue designado Obispo de la Diócesis de Barcelona, donde permaneció hasta la edad de 76 años cuando recibió del Papa Paulo II el beneficio de la jubilación el 9 de diciembre de 1991.  Entonces se residenció en Caracas donde fue fulminado por un infarto.  Sus restos fueron trasladados e inhumados en la Catedral de Barcelona, lejos del gran río que tantas veces atravesó nadando cuando era apenas un adolescente y monaguillo del Padre José María Villasmil en la iglesia de la Parroquia Santa Ana  de Ciudad Bolívar donde nació
Ya anciano recibió  la orden Collar de Angostura que desde hacía mucho tiempo le debía  la Ciudad a la cual le dedicó con ahínco y esmero su desvelo. Y cuando murió la voz se corrió.
“Ha muerto el padre Maradei”, y lo repetía la gente de los morichales, de Perro Seco, de Santa Ana y los citadinos de todas partes hilvanaban la historia, las anécdotas y las más diversas y anecdóticas vivencias, desde 1906 que a su padre Domingo Maradei, dueño de la Barbería Francesa de la calle Orinoco le daba por cantar Las bodas de Fígaro.
Domingo Maradei, además de barbero, pulpero, era junto con Antonio Caruso el primer clarinetista, de la banda Gómez primero y Banda Dalla Costa después.
Era Domingo Maradei de los viñedos del Sur de Italia. De allá de Moreano se vino en un segundo intento hacía América buscando las huellas aventureras de sus tres hermanos que andaban por esos lados de Cabrutica y Santa Cruz del Orinoco. Al fin termino radicándose en la Ciudad más importante del río.
A Ciudad Bolívar llegó junto a su segunda esposa Lucia Donato Decális, en cinta de sus nueve hijos: María,  Ramón, quien fuera presidente del Consejo Municipal; José, sastre residenciado en Valencia; Lino, medico fallecido a los 70 años en esta Ciudad;  Carmelo, Lucia, Elda, Armando, abogado, y Constantino, obispo.
Nueve años después de haber llegado de la lejana provincia de Consenza la pareja Maradei-Donato, nació Constantino en su casa de la orilla del río, frente a la iglesia Santa Ana, donde fue invitado por el párroco de turno a servir a Dios tan pronto se hizo un mozalbete capaz de desafiar los caimanes y alcanzar a nado la otra orilla de Soledad o la isla  El Degredo, junto con Lino, Francisco y otros niños delfines del río.

viernes, 18 de enero de 2013

El primer Arzobispo de Ciudad Bolívar


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Monseñor Juan José Bernal Ortiz, sacerdote barquisimetano, pasó a la historia de la Diócesis de Guayana como el primer Arzobispo de Ciudad Bolívar, en donde se había iniciado como Obispo el 14 de octubre de 1949.
La Junta Militar de gobierno presidida por el coronel Carlos Delgado Chalbaud lo postuló ante la Santa Sede para llenar la vacante de Monseñor Mejía y su Santidad el Papa Pío XII lo preconizó Obispo de Guayana y como tal consagrado en la Catedral de Caracas el 13 de noviembre de 1949.
El 18 de diciembre llegó a Ciudad Bolívar para tomar posesión de la Diócesis. Entonces fue objeto de un caluroso recibimiento contagiado con las festividades de Navidad y Año Nuevo. Ese mismo año, dos meses antes, había sido electo también Obispo de Cumaná, Monseñor Crisanto Mata Cova.
La gestión episcopal de Monseñor Bernal se extendió hasta julio de 1966 -16 años- tiempo durante el cual creó 19 parroquias, gestionó la construcción del Seminario Cristo Rey de Ciudad Bolívar y las iglesias de Pariaguán, El Tigrito, San Tomé, Santa Ana, San Joaquín, Anaco, Guasipati, Puerto Ordaz, Ciudad Piar, El Pao, Upata, El Dorado, Tumeremo, San Francisco de la Paragua, Caripito, Maturín, Quiriquire y Caicara de Maturín. Así mismo fue construido un nuevo Palacio Arzobispal en las afueras de la ciudad y el Colegio de la Divina Pastora. Parte del Vicariato Apostólico del Caroní fue incorporado a la Diócesis.
Monseñor Bernal nació en Duaca, el 5 de febrero de 1907, estudió en el Seminario “Santo Tomás de Aquino” de Barquisimeto. Luego pasó al Seminario Interdiocesano de Caracas regido por educadores de la Compañía de Jesús y finalmente se recibió de sacerdote el 19 de abril de 1930 tras estudiar teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Párroco de San Felipe, Río Tocuyo y Acarigua. Estudió derecho canónico y ciencias eclesiásticas en la Universidad Gregoriana de Roma. Ejerció como canónigo magistral de la catedral de Barquisimeto y Capellán del Colegio La Salle, párroco de la iglesia San Juan Bautista de Carora, Sanare, Concepción de Barquisimeto, vicerrector Eucarístico de la Paz y Colegio Santo Tomás de Tarbes en Barquisimeto.
Durante su gestión, la Diócesis de Ciudad Bolívar fue nuevamente desmembrada. Por decreto de la Santa Congregación Consistorial del 2 de enero de 1953 le fue sustraído todo el territorio de Anzoátegui y creada, con Monseñor José Humberto Paparroni al frente, la Diócesis de Barcelona.
Por Bula Pontificia el 21 de julio de 1958, Ciudad Bolívar fue erigida canónicamente en Arquidiócesis y Monseñor Bernal el Primer Arzobispo de la capital bolivarense.
Desde su Arzobispado saludó el nuevo “modus vivendi” que el 6 de marzo de 1964 suscribieron el Nuncio Luigi Dadaglio en representación de la Santa Sede y el canciller Marcos Falcón Briceño a nombre del Gobierno de Venezuela, para regular las relaciones ambas partes.
El 2 de junio de 1965, el papa Pío XII nombró a Monseñor Juan José Bernal Ortiz, obispo de la Diócesis de Los Teques, conservando el título de Arzobispo-Obispo. Se posesiona el 28 de agosto de 1965 a su regreso del Concilio Vaticano II en el cual participó como Padre Conciliar.
Monseñor Bernal falleció el 19 de octubre de 1980 y sus restos inhumados en la Catedral San Felipe Nery de Los Teques. Por gestión del arzobispo Crisanto Mata Cova y gobernador Alberto Palazi, su corazón fue sustraído y dentro de un cofre de plata colocado en un nicho a la derecha del altar mayor de la Catedral de Ciudad Bolívar, 18 de diciembre del mismo año de su muerte.
 

jueves, 17 de enero de 2013

El Maratón bailable de Ciudad Bolívar

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El 27 de noviembre de 1952, se dio a conocer el primer Maratón Bailable que se estaba organizando como una espectacular novedad y que sería el primero en toda la Guayana. Lo organizaba Antonio Hidalgo y René Aguirre, quienes lo anunciaron para el 21 de octubre en el Hotel Buena Vista La Piscina.
Se trataba de un campeonato de baile sin tregua, es decir, un campeonato de resistencia bailable siguiendo la experiencia de México, Estados Unidos, Argentina y otros países donde se practicaba hasta el punto de haber sido llevado a las Olimpiadas de Helsinski donde se constituyó en uno de los eventos de mayor atracción.
Desde entonces este tipo de maratón se popularizó en Ciudad Bolívar que no pasaba un año sin que alguien de aquí o de fuera lo promoviera. El último se registró en junio de 1982
El empresario de este último agotador evento en el que se participaba más por necesidad que por deporte, fue Ramón López, un locutor de Yaguaraparo que claudicaba la pierna derecha cada vez que se desplazaba y utilizaba a manera de bastón un paraguas con el cual espantaba la lluvia de esos días en los que se quejaba diciendo que la empresa del Maratón bailable le costaba 57 mil bolívares y apenas se hacían mil por día en taquilla, en el lapso de seis días que duraría el evento.
- ¡Pura pérdida!- se lamentaba desde la tribuna de la música y los jueces, mientras los pocos maratonistas que quedaban el día 20 se dormían sobre sus pies danzando con desgano al ritmo electrónico de la salsa.
La salvación económica de la empresa estaba en los derechos de una planta de televisión que pagaría medio millón de bolívares por el Maratón Nacional a realizarse en el Poliedro y que sería la culminación de 18 maratones regionales, incluyendo el de Ciudad Bolívar, que se estaban realizando.
El Maratón comenzó con 54 participantes y ya al final de la semana quedaban cinco, entre ellos, Petra Ramona, 24 años y seis muchachos sin protección paternal con ganas de tirar la toalla que terciaba sobre su pescuezo, pero un familiar le gritaba “no te acobardes, Juana, que llevas 118 horas y estás en la recta final. Animo. Recuerda que son cuatro mil libertadores y tus muchachos no tienen pan”.
A Juana Ramona la salva el silbato. Los cinco finalistas abandonan la pista y caminan despacio ayudados por sus asistentes hasta las colchonetas donde los esperan la leche, el jugo y los masajes con brandy y canela del veterano Angel Salavarría.     
Salavarría friccionaba los muslos hermosos de la negra de El Callao que Isidro Ramón Mejías, el vicepresidente de la Banda Ciudadana, miraba y remiraba con ojos libidinosos.
La negra Ondina Campero, con 21 años y 2 hijos, empezó a bailar hacía cinco días como pareja de José Luis, pero éste la dejó sola en la pista al término de las 103 horas.
Más allá Judith Navarro rendida y discutiendo con sus asistentes que no querían que abandonara.
Resuena el silbato y Judith no muy convencida regresa a la pista junto con Margarita Abreu, Ondina, Juana Ramona y Jesús Rafael Salavarría, el único hombre que quedaba en pie. A los otros 49 los derrotaron estas mujeres.
Jesús Rafael, 42 años, flaco como una aguja, era escultor y hermano del masajista Salavarría, quien, por supuesto, además del brandy con canela le aplicaba otras sustancias alcaloides como salicilato de metilo.
El magro Jesús era veterano. Había participado en otros maratones fuera de Ciudad Bolívar y jamás se había rendido.

miércoles, 16 de enero de 2013

Los limos de la tierra



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El 14 de julio de 1950, salió a la luz pública el primer libro “Los limos de la tierra”, del poeta bolivarense nacido en Caracas, José Eugenio Sánchez Negrón (en la foto). Editado cuando cumplía 23 años de edad y el cual consta de 37 poemas divididos en tres partes. La primera tiene el mismo título de la obra. La segunda se denomina “Los impulsos estatuarios”, y la tercera “¿Hasta dónde?”.
El poeta Rafael Pineda sobre esta primera obra de Sánchez Negrón se refiere a los poemas iniciales de la segunda parte, a los marcados con números romanos, señalando que son“breves escarceos retóricos que no encajan dentro de la tónica del conjunto general” haciendo notar que “salta a la vista un descuido del autor al no conservar esos ejercicios en la gaveta anónima”. Añade que tampoco son muy convincentes los sonetos, como si la impetuosidad de su lírica se resintiera a tal encasillamiento formal, por más hermosas y abundantes que sean las imágenes y los conceptos vertidos en sus límites.
Pineda, sin embargo, recomienda sin reticencia este primer libro de la juventud de Sánchez Negrón, seguro de que en el porvenir su oficio de poeta mantendrá siempre el tono de altura como el que ha revelado, para regocijo de la nueva poesía venezolana “Los limos de la tierra”.
De “Los Limos de la tierra” es este poema “Seguid todos, yo me quedo”: Dejadme eternamente con este olor a tierra / y a túnel excavado por las hormigas, en la sombra. / Seguid todos. / Perded vuestros pasos en la lejanía. Revolved la capa de polvo del camino. / Hacia la tarde ya estaré solo. / Solo en medio de la llanura y velando el cadáver de los límites. / La ciudad distante alzará sus ojos a la altura de las nubes, como quien busca algo perdido entre bosques y hondonadas. / Desde aquí espero ver sus cabellos de hiel, amargando el viento. / Y sólo las campanadas de la catedral despidiendo al día / y sus aves, que hacia la noche atraviesan el cielo en esa hora, / espero recibir en estas manos / que a la tierra pertenecen, como el barro”.
Velis Bosch, quien incluye este poema en la antología “Gente del Orinoco”, agrega que “La importancia de su obra poética responde a contactos e influencias de su región y de la capital. Se destacó desde sus inicios como una voz lírica de constante ejercicio creador aún entre los más destacados de su generación literaria: Alarico Gómez, Elías lnaty, Franco Puppio, Otto Granados y otros. Por otro lado, mantiene vigente dentro de la órbita de Contrapunto las más importantes contribuciones con que este grupo asumió el lenguaje poético de su período histórico cultural. La poesía de Sánchez Negrón ha logrado un sitio y un tema persistente: su suelo de origen y el río”.
Sobre este libro dice Teresa Coraspe en su Ojo de búho que “venía el poeta de la Caracas de los años cincuenta; un intento de suicidio y luego el encuentro total, íntegro con la naturaleza donde se revela su mundo de creador. Es en “Mundo Nuevo”, propiedad de la familia, donde el adolescente de mirada fija, sincera, penetrante, incita el recuerdo de la ciudad devoradora. Penetra para ver “cómo era el mundo por dentro” en compañía de su hermano Reynaldo, asesinado por la dictadura perezjimenista. A Reynaldo, con todo el fervor del amor y la ternura le dedica su primer libro. Y es que el poeta deja “caer la memoria y prosigue un nuevo camino”.

martes, 15 de enero de 2013

Las fuentes del Orinoco



El 4 de abril de 1951, llegó a Ciudad Bolívar el mayor Frank Rísquez Iribarren para planificar y dar inicio a la expedición franco-venezolana en busca de las cabeceras del Orinoco y en la cual destacaba la presencia de 19 científicos de distintas disciplinas, militares y 35 peones.
La expedición inició la aventura de remontar el río en el mes de abril y llegó a las fuentes el 27 de noviembre de 1952, ocho meses después, al cabo de los cuales las ubicó en un farallón de 75 metros de elevación y a una altitud de 1.047,35 metros sobre el nivel del mar, en la frontera con Brasil.
Según relato de los expedicionarios, ellos tuvieron la impresión de que las fuentes se escondieran en las entrañas del farallón, pero precisaron que el Río Padre de todos los ríos venezolanos, nace en la confluencia del Ugueto con el río Venezuela que en Brasil son conocidos con los nombres de Brazo Principal y Brazo Secundario del Orinoco. Uno se dirige hacia el este que es el Orinoco propiamente dicho, y el Ugueto se dirige hacia el sur.
Por estos parajes viven las tribus Quisarido, Quiarika y Taramari de la nación Waika. La expedición franco-venezolana no sólo tuvo la difícil misión de encontrar las fuentes del Orinoco sino que realizó a través de su lento recorrido múltiples investigaciones geológicas, arqueológicas, etnográficas, estudios geográficos y ecológicos de la flora y la fauna.
El Orinoco, obviamente, es el río más grande de Venezuela con un recorrido desde su nacimiento de 2 mil 63 kilómetros. Es el noveno de Suramérica, décimo cuarto del continente americano y trigésimo octavo más largo del mundo.
Antes de la expedición franco-venezolana, intentaron llegar al lugar de su nacimiento, Apolinar Díaz de la Fuente en 1760 y el francés Juan Chaffanjón (1886-87), y su paisano el artista Augusto Morisot, quien ilustró con dibujos no sólo la importante muestra de la flora recolectada, sino personajes y muchos pasajes de la expedición que se recogen en un libro publicado por la Fundación Cisneros.
El gobernador del Territorio Amazonas, base fundamental de la expedición, era el teniente coronel, Rincón Calcaño, hermano del esposo de Mimina Rodríguez Lezama y quien, según relato de René Lichy, era un hombre de vestir pintoresco con botas y espuelas a pesar de que en el Territorio Amazonas no hay caballos, y con un impresionante revólver.
Rincón Calcaño colaboró con la Expedición y a sus miembros los despidió con una función de cine en su casa y como no había suficientes sillas, muchos vieron la película sentados en el suelo.
El viernes 29 emprendieron la expedición. Momento emocionante, histórico, aunque con un tiempo malísimo, cubierto, bajo un cielo que sobrecogía por lo continuo y pertinaz de la lluvia.
La expedición la integraron por el lado francés, Joseph Grellier, geógrafo e ingeniero hidráulico, jefe del Grupo Liotard; Franz Laforest, arqueólogo y dibujante, diplomado de Bellas Artes en París y Montreal; Pierre Couret, botánico, naturalista y mineralogista; Raymond Pellegrie, operador y técnico de radio; Pierre Ivanoff, Ayudante del Comando.
Por el lado venezolano, además de Franz Rísquez, J.M. Cruxent, arqueólogo director del Museo de Ciencias Naturales de Caracas, Luis Carbonell, médico antropólogo, por la UCV; León Croixat, ecólogo, geobotánico, por la ULA; doctores Luis Carmona, Juan Marc Decivrieux y Edimar Von Der Osten, geólogos, representantes del Ministerio de Minas e Hidrocarburos; doctor Pablo J. Anduze, entomólogo-zoólogo, del Instituto de Fiebre Aftosa; teniente Alfredo Alas Chávez, oficial militar, Félix Cardona Puig, geodesia y radio, Félix Cardona hijo, René Lichy, voluntario; Ildefonso Villegas, jefe de peones.

lunes, 14 de enero de 2013

Luis Viteri Huerta, fundador de las RRPP

Hoy día del Relacionista Público, justo es recordar a Luis Viteri Huerta, fundador en Bolívar y Venezuela de una carrera que ahora se enseña en las universidades.  Entonces, Luis, a quien conocí estrechamente, era director de Relaciones Públicas de la Orinoco Mining Company. profesional competente, sin duda,  representó  a Venezuela, desde 1962 en la Federación Interamericana de Asociaciones de Relaciones Públicas (Fiarp).
“Lucho Viteri” conocido así dentro del gremio de comunicadores sociales, realizó estudios de relaciones públicas, comunicación social, gerencia y administración de empresas e investigación de opinión en Inglaterra y los Estados Unidos, pero fue en el campo de las relaciones públicas donde sobresalió brillantemente llegando a ser secretario general de la Fiarp.
También fue presidente de la Asociación de Relaciones Públicas de Venezuela (1968) y presidió la delegación venezolana en las conferencias de la Fiarp en Medellín, Cali y Lima así como en los Congresos Mundiales de Canadá y Brasil, siendo conferencista invitado. Autor del Código de Ética de la Asociación de Relaciones Públicas de Venezuela.
En Ciudad Guayana perteneció a la Asociación Venezolana de Periodistas, al fundarse ésta en 1967. Así mismo, estuvo entre los que fomentaron la creación de la filial Bolívar del Colegio de Relaciones Públicas de Venezuela (CRV) junto con Hugo Carnevali, Pedro Acosta, Francisco Salazar, Hugo Marrón Rojas, Nirvia Fresa de Henning, Alirio González, Arístides Gómez, William Riera, David Maurera, entre otros.
La seccional contaba con un órgano oficial “Contacto” y anualmente, el 26 de septiembre, Día del Relacionista Público, entregaba el Premio “Huyapari” al más destacado del año.    
El Día del Relacionista, corresponde al de la creación de la Federación Internacional de Asociaciones de Relaciones Públicas (Fiarp) ocurrida en México el 26 de septiembre de 1960 y constituida en Caracas el año siguiente, en la ocasión de la II Conferencia Internacional.
Hasta entonces las Relaciones Públicas, como profesión consagrada, no existía o estaba en pañales, era, no obstante, evidente el auge de su práctica así como la noción que se tenía de ella, pero carecía de una definición hasta el punto de que el común de la gente solía confundirla con Relaciones Humanas, con Publicidad, Protocolo o con cierta habilidad relacionista asociada a la dipsomanía.
Con la IV Conferencia Interamericana de Río de Janeiro y el acuerdo de México sancionado posteriormente (1979) por la primera Asamblea Mundial, se aclaró la definición de las Relaciones Públicas, una profesión académica joven, pero en la práctica tan antigua como el hombre, pues desde el mismo momento que éste toma conciencia de la necesidad de sustituir la compulsión por la persuasión, sitúa el principio de su necesidad existencial.
Las Relaciones Públicas, profesionalmente bien entendida, debe cumplir una acción social integral. Su fin último es el bien colectivo y así ha quedado claramente establecido en las conferencias internacionales sobre la materia. No es una profesión unilateral en el sentido de echar mano indiscriminadamente de todos los recursos para hacerle una aparente buena imagen a la individualidad, ente público o privado para el cual se trabaja. El profesional de Relaciones Públicas tiene por principio y es condición ética sine qua non estar convencido de que el producto material o idea que ofrece comporta beneficios para la colectividad pues comportando beneficios para la comunidad de hecho comporta beneficio para quien lo ofrece. Pero como tal vez no sea el único en el mercado, sino que hay competencia, debe demostrar que su producto es más ventajoso, superior, para lo cual no es suficiente decirlo sino disponer del ingenio, la elocuencia y los recursos técnicos y humanos de la persuasión. Informar, persuadir e integrar a la población, decía el profesor Edward L. Barneys de la Universidad de Oklahoma, son los tres elementos básicos de la Relaciones Públicas. (AF)

domingo, 13 de enero de 2013

Luis Gozagas Pacheco infartado por Los Patinadores



El 6 de enero de 1951, en un atril del Paseo Falcón se leían las piezas del concierto que por la noche ofrecería la Banda Dalla Costa en el mismo lugar cerca del Comedor Popular Manuel Piar.
Aparecía como director Luis Gozagas Pacheco, venido de Michelena, estado Táchira, la misma patria chica de su compañero de estudio, coronel Marcos Pérez Jiménez, comenzando a formarse como dictador de la Venezuela post galleguiana.
Luis Gozagas Pacheco al encargarse de la música oficial había pasado a sustituir al profesor José Francisco Miranda (Fitzí), quien estuvo dirigiendo la Banda hasta 1949 cuando el gobernador José Gervasio Barceló Vidal designó director al tachirense Luis Pacheco, proveniente de la Escuela Militar de Música y quien se mantuvo hasta 1959, cuando lo sustituyó Telmo Almada, conforme decreto del gobernador Diego Heredia Hernández.
Era un músico y compositor de cuarenta años, diestro además en la ejecución del clarinete desde los mismos días en que se inició como tal en la Banda Municipal de la Brigada Nº 9. Vivía silbando y cantando, pero nunca escapado de la realidad y disciplina que exigía a los componentes de la Banda del Estado. Su debilidad era el vals y el pasodoble y unos cuantos compuso mientras vivió recostado del Orinoco, entre ellos el vals Susana dedicado a su hija mayor que así se llamaba, como la cantante y actriz argentina que le devolvió al tango su expresión escénica. Otros vals los tituló con los nombres de Soy huérfano, Luna y Estrella, Barba Azul e incluso uno dedicado a José Rosalino (Pepe) Flores, el hombre que sabía tanto de números como de música.
En 1968, el gobernador Rafael Sanoja Valladares llamó a su paisano Agustín Acosta Molero para que se encargara de la dirección de la banda, pero al año siguiente debido a una pugna interna, el gobernador Oxford Arias pidió la renuncia a Acosta Molero y a 29 músicos de la Banda. Entonces ordenó su reestructuración bajo la dirección nuevamente de Luis Pacheco, quien logró el propósito de unificar la Banda en torno a su dirección bastante comprensiva y ajustada a la diversidad de pareceres de los integrantes de la misma. El 28 de septiembre de 1970, el atril de la Banda Dalla Costa estaba desde muy temprano anunciando las piezas musicales de la noche que cerraría con el vals Los Patinadores de Johan Straus, uno de los valses más conocidos de todos los tiempos, presente en todas las recopilaciones de música clásica navideña. El paseo había sido remodelado y entonces se llamaba en vez de Paseo Falcón, Paseo Orinoco.
Estaba Luis Pacheco dirigiendo la banda ya para cerrar con la ejecución del vals Los Patinadores cuando en la parte más sublime de la música cayó infartado sin soltar la batuta que parecía apuntar hacia el cielo. Todos los músicos se pararon al unísono para auxiliar a quien los había conducido por tanto tiempo. Uno de ellos recordó a Richard Wagner cuando dirigía a una de sus más preciadas composiciones El anillo de los nibelungos y debió abandonar el podio a causa de una cardiopatía.
Luis Gozagas Pacheco murió a los 59 años de edad, era casado y padre de nueve hijos. Su última composición fue una marcha dedicada a la hoy V División de Infantería.
A raíz de la muerte de Pacheco, el profesor Fortunato de Pascuale que venía de dirigir la Escuela de Música Carlos Afanador Real fue designado director de la Banda. Allí permaneció hasta diciembre de 1975 que cedió su lugar al famoso trompetista Juanito Arteta. (AF)