martes, 23 de junio de 2015

Nuevo Sindicalismo, CTV y Fedecámaras

En las elecciones de septiembre de 2001, la plancha 4 del Nuevo Sindicalismo (La Causa R) obtuvo 9 de los 13 puestos del comité ejecutivo de Sutiss. Unidad Matancera, un sector disidente del Nuevo Sindicalismo, logró 3 puestos y el grupo chavista de la FBT culminó en el último puesto obteniendo un sólo cargo. AD no participó.
Acudieron a las urnas 2.874 trabajadores, lo que significa una participación casi del 80% de los afiliados. La plancha 4 obtuvo 2.028 votos, es decir, el 76%. Unidad Matancera con 473 votos para 16% y la Fuerza Bolivariana de Trabajadores con 369 votos para 12%.
Ramón Machuca, el reelecto como secretario general de Sutiss se mostró satisfecho del respaldo de los trabajadores y dijo que, “eso nos crea un mayor compromiso a fin de profundizar la democratización sindical, poner en marcha la Secretaría de Asuntos Internacionales del sindicato; crear el Fondo de Solidaridad Laboral y reactivar la serie de reclamos que teníamos pendientes”.
Ese mismo año fueron las elecciones de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y en presencia de la mayoría de los miembros de la comisión electoral aunque sin su presidente Daniel Santolo, fue juramentado Carlos Ortega como presidente de la CTV junto a otros diez integrantes de la nueva Junta Directiva, todos del FUT y el Frente Constituyente.
No estuvieron en el acto ninguno de los restantes directivos electos correspondiente de nuevo Sindicalismo, FBT y ASI.
El 19 de noviembre, Fedecámaras acordó paro nacional para defender la libertad de trabajar y producir. El directorio amplio de Fedecámaras se reunió para analizar la grave situación creada por la aprobación inconsulta de varias leyes por parte del Gobierno nacional y por las dificultades que se le siguen creando a la economía nacional.
El 10 de diciembre, luego de una amplia consulta en todo el territorio nacional con las casi 300 cámaras afiliadas, una asamblea nacional extraordinaria de Fedecámaras aprobó por aclamación y en un ambiente que no dejó dudas acerca de la decisión, reafirma la fecha del lunes 10 de diciembre para la realización de un paro nacional en protesta contra el grupo de leyes aprobadas por el gobierno, a espaldas de la opinión pública nacional, vulnerando derechos fundamentales establecidos en la Constitución las cuales atentan gravemente contra el interés nacional y en especial contra las oportunidades de empleo y progreso para las mayorías nacionales, toda vez que ahuyentan a los inversionistas y eliminan fuentes de trabajo.
Se trataba de 49 nuevas leyes firmadas por el presidente Chávez: la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley de Pesca, la Ley Especial de Asociaciones Cooperativas, la Ley General, pero la más polémica es la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. Bajo ésta última ley, el Gobierno venezolano ganaba la potestad de tomar tierras privadas si sobrepasaban cierto tamaño, o si consideraba que estaban siendo explotadas por debajo de su potencial; adicionalmente, el Estado ahora debía aprobar el uso que el propietario hace de la tierra; además, todos los propietarios fueron obligados a demostrar la titularidad de sus terrenos.
El paro del 10 de diciembre pasó a la historia como el primer gran hito de protesta de la sociedad civil. Según algunos historiadores, su éxito fue mayor que el de la huelga general que derrocó a Marcos Pérez Jiménez en enero de 1958, sólo que el objetivo en esta ocasión no era derribar a un gobierno, sino solicitarle rectificaciones de una manera firme, pero pacífica, cosa que de haber sido entendida, habría evitado la crisis que fue tomando cuerpo en el país, ante la ceguera de los gobernantes.

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