jueves, 11 de diciembre de 2014

Monseñor Mariano Gutiérrez


El 23 de octubre de 1995 falleció en Caracas el Vicario Apostólico de Caroní, Monseñor Mariano Gutiérrez Salazar. Sus restos fueron trasladados a Ciudad Bolívar y finalmente al templo de Kavanayén donde fueron inhumados.
Desempeñaba el Vicariato desde que el Papa Paulo VI lo designó para llenar el vacío producido por la muerte de Monseñor Gómez Villa. Nacido en Villa Cidayo, España, se recibió de sacerdote capuchino en 1939 y al año siguiente viajó a Guayana para dirigir el Seminario de Upata destinado a la formación de sacerdotes indígenas y que luego fue reubicado en Kavanayén donde hubo que cerrarlo.
Monseñor Gutiérrez, el año 1953, entró a formar parte de la comunidad religiosa de Kavanayén y en 1968 designado por el Papa Paulo VI Vicario Apostólico del Caroní para llenar la vacante de Monseñor Constantino Gómez Villa. Fue consagrado en la Catedral de Ciudad Bolívar por el Nuncio Apostólico de Venezuela, Monseñor Félix Pirozzi.
En diciembre vino a ocupar la vacante del vicariato Monseñor Jesús Alonso Guerrero Contreras, de la orden de los capuchinos. Fue nombrado obispo de Leptimino y Vicario Apostólico del Caroní, por el Papa Juan Pablo II. Venía de dirigir a los estudiantes del teologado de los Padres Capuchinos, en Caracas. Nació en Pedregosa, estado Mérida, en 1951. Cursó estudios de filosofía en la UCV y obtuvo el título de licenciado en Teología Dogmática en la pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En 1977 fue nombrado sacerdote en Machiques, Zulia, y luego destinado a la Misión de Guayana. Fue director del Centro Vocacional de Caracas, Vicario parroquial y profesor de filosofía del Seminario Interdiocesano del Instituto de Teología para Religiosos y en 1990 nombrado superior y párroco de Nuestra Señora de Belén en Mérida.
Monseñor Mariano Gutiérrez nació en Vilacidago de la Rueca, Provincia de León, España, el 14 de julio de 1915, ordenado sacerdote en 1939. En 1948 vino al Vicariato de Caroní como rector del Seminario Mayor para Indígenas, primero en Upata y luego en Kavanayén. En 1968, obispo titular y vicario Apostólico del Caroní. En 1989, Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. En 1993 decidió separarse del Vicariato y aceptada su renuncia, se residenció en Caracas donde culminó su producción literaria. Su última obra, publicación póstuma, trata sobre la Cultura y la Mitología Pemón, en la que Monseñor condensa sus relatos míticos más conocidos de la etnia Pemón y con la cual corona sus obras etnográficas anteriores.
Monseñor Jesús Alfonso Guerrero Contreras, dice en la presentación de esta obra que el mito traducido a un lenguaje plástico (descripciones y narraciones) constituye una realidad que rebasa la racionalidad humana y que por tanto no cabe en menos conceptos analíticos, La narración mítica es un momento, faceta de una realidad que sobrepasa por amplitud y profundidad, la comprensión racional. La clave de la cultura Pemón es que (en un principio todos los seres eran persona). Según ellos todos los seres existentes tienen un motoris, originante que continúa vivo y protege a los suyos. Estos seres primordiales vivían armónicamente hasta que los primeros Pemón rompieron con sus maleficios nacidos de la envidia. Desde entonces, todos los seres tienen un imonoreca, una capacidad de hacer daño que amenazan a todos los seres humanos. Para recuperar dicha armonía inicial es necesario mantenerse en las costumbres de los ancianos y conocer las invocaciones mágicas para protegerse de las amenazas. Las costumbres y tradiciones están contenidas en los mitos. El mundo Pemón está poblado de personajes míticos maravillosamente reales. Los temas éticos están llenos de enseñanzas. Cada cuento termina con la frase “El cuento sea para ti”.

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