viernes, 10 de enero de 2014

Soldados en las Minas

Topicos
En septiembre de 1974, un contingente de soldados cazadores de la entonces VI División de Infantería, fue internado en zona selvática de libre aprovechamiento del diamante en la cuenca del río Guaniamo, a 250 kilómetros en dirección oeste sur de Ciudad Bolívar.
         El internamiento tenía conexión con el trabajo que realizaba una comisión interministerial presidida por el  doctor Roberto León Chuecos, nombrada por el Presidente de la República con carácter permanente para resolver y tomar decisiones sobre los problemas de las minas.
         De esta manera el Gobierno intentaba frenar una especie de lucha salvaje por la riqueza en la que participaban centenares de extranjeros indocumentados abortados por el cierre de las minas de esmeraldas de Colombia que también habían sido tomadas militarmente.                                 
         Las minas diamantíferas del Guaniamo habían resultado un fenómeno comparadas con las de la Gan Sabana o cualquier otra de la América.  Se conseguían hasta diez quilates de piedras preciosas por cada metro cúbico de tierra., a un precio social subrayado por el desbordamiento del crimen, la prostitución y la anarquía, imposible de contener por el Ejecutivo Regional.
         El diamante de libre aprovechamientos lo extraían unos 15 campamentos diseminados en la cuenca del río Guaniamo que producían mensualmente unos 10 mil quilates métricos sin incluir el que se fuga de contrabando por los caminos verdes de la frontera a través de los piratas aeronáuticos que vienen de fuera con visa de turismo.
         En Guaniamo, la vida era incierta, dura y llena de vicisitudes.  Viviendas miserables y altísimo costo de la vida así como del combustible y  herramientas de trabajo.  El tambor de gasolina de 200 litros, por ejemplo, que en Ciudad Bolívar se vendía a veinte bolívares, en Guaniamo costaba 500 y las diversiones únicas eran la prostitución, el juego y el alcohol de todo tipo y en grandes cantidades.
Entonces la extracción del diamante en Guayana era más atractiva que el oro. No produciamos tanto diamante como el Congo, Ghana, Sudáfrica, Angola, Li­beria o Tanganika, pero sí lo suficiente para animar la economía de la región.
Vale decir que la produc­ción de diamante 'de ese año (1974) fue la más elevada desde 1923, cuando comenzó la explota­ción de los depósitos aluvio­nales adyacentes a los cursos de los ríos que surcan la Gran Sabana y la región del río Yuruari.
La Oficina de Minas estimaba que para ese año la produc­ción estaría ubicada por enci­ma de los 700 mil quilates métricos, algo así como 50 millones de bolívares (cuando el bolívar estaba casi paralelo al valor del dólar), por los que el Fisco Nacional percibi­ría el uno por ciento en concepto de impuesto.
En 1972 la producción no llegó al medio millón de qui­lates. El incremento de 1974 fue atribuido a la aparición a finales de octubre del año anterior de una "bomba diaman­tífera" denominada "El Mila­gro", la cual estaba situada en la zona del Guaniamo, al este de La Salvación, en el Distrito Cedeño. Los placeres diamantíferos del Guaniamo databan desde 1971 y fueron los más grandes encontrados hasta entonces. Desde 1923 hasta 1969 los mineros buscaron el dia­mante en los aluviones de la cuenca del Caroni y del Cu­yuní por el lado suroriental, entonces lo buscaban por la región suroccidental, en las cuencas del Cuchivero y del Caura.
Pero la meta importante del buen minero era y es poder dar con la con la roca madre del diamante. El geólogo José Baptista Gomes, quien realizó estudios en tal sentido, comprobó, junto con su homónimo. Darcey Pedro Svisero, que los diamantes del Guania­mo tienen el mismo origen de las gemas africanas. 




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