miércoles, 29 de julio de 2015

Primer encuentro Cultural de las Américas


En febrero de 2002 se realizó en Ciudad Bolívar el I Encuentro Cultural de las Américas. Durante tres días ponentes de ocho países discutieron y reflexionaron acerca de la Gestión del Patrimonio Cultural de los Centros Históricos y su importancia social, política y económica.
Este encuentro promovido por la Dirección de Cultura de la Gobernación del estado Bolívar, buscaba la posibilidad de pensarnos como pueblo desde la historia, desde las calles, casas y monumentos que pueblan la cotidianidad de Ciudad Bolívar.
El evento estuvo dirigido a discutir la importancia social, política, y económica de los centros históricos y su gestión patrimonial, teniendo como invitado a representantes de Argentina, Colombia, Cuba, España, Perú, México y Venezuela.
Venezuela presentó la ponencia “Ciudad Bolívar paisaje cultural y Ciudad de la memoria” en la que trabajaron bajo la coordinación general de María Ismenia Toledo el investigador histórico Juan Moreno, el investigador del paisaje Antonio De Lusio, La investigación de los procesos culturales estuvo a cargo de Yolanda Salas. Todo contenido en una plaqueta con imagen y diseño de Annella Armas y Ariel Pinto. Fotografía de David Maris y museografía y montaje de Patricia Armas y Daniel Hernández.
El objeto de la investigación es proponer ante la Unesco por parte del Ministerio de Educación en representación de Venezuela, a Ciudad Bolívar como Patrimonio Cultura de la Humanidad a partir de la declaración de 1976 que la declara Monumento Histórico Nacional dada su conservación de ciudad antigua, su gran frente de agua el Orinoco, su topografía y tipología arquitectónica así como haber sido escenario de eventos históricos vinculados a la emancipación de Venezuela y demás países de la Gran Colombia.
El trabajo del mencionado equipo que propone elevar el paisaje angostureño a la categoría de Patrimonio de la Humanidad, comienza a manera de introducción con “La Ciudad que construimos todos”. Quién hubiera pensado que al despuntar el siglo XXI, esta ciudad de historias infinitas emergería de nuevo de sus huesos de piedras para situarnos en su naturaleza mágica y en la conciencia de su nombre y abrir ante el mundo el memorial de América que guarda en sus entrañas. Aquí está Bolívar troquelada sobre las rocas más antiguas del planeta, con su río palpitante y con su gracia de ciudad fugitiva, consagrándose en el ritmo heredado de sus calles, de sus muros, de sus casas fabricadas entre las pupilas de infinitos viajeros.
Sigue adornada por sus pájaros y sus peces que conjugan una esencia distinta de lo humano en este punto verdadero del Caribe, bautizado con el nombre español de Santo Tomás de la Nueva Guayana bajo el imperio del rey Carlos III. La gente que ha traído sus embarcaciones a esta orilla, desde distintas rutas de navegación, ha dejado una huella imborrable, en todos los acontecimientos que la distinguen de cualquier otro sitio de la patria.
Europa y América moldearon aquí una forma de vivir, que se documenta parcialmente en los textos, testimonios y material gráfico seleccionado para la muestra “Bolívar. Paisaje Cultural y Ciudad de la Memoria”, instalada en este Centro de las Artes como una contribución al reconocimiento del pueblo de Venezuela en una sociedad multiétnica como la nuestra.
Ahora, cuando nos situamos frente al desafío de promover en un mayor grado de apoyo al proceso de rehabilitación de la antigua ciudad y divulgar las distintas variantes de su riqueza cultural y natural, para proyectarla mucho más allá de los límites de la nación, la secuencia histórico patrimonial de este circuito expositivo surge como base de un permanente intercambio de conocimiento y acciones que permitirán favorecer colectivamente la propuesta de Bolívar, en la angostura del Orinoco, Patrimonio Mundial”.

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