lunes, 13 de abril de 2015

Unidad de quemados pediátricos

Dr. Zamora Montes de Oca

En 1998, la Unidad de Quemados Pediátricos del Complejo Hospitalario Ruiz y Páez, quedó inaugurada gracias al empeño del gobierno regional y colaboración de diversos sectores de Guayana, animados por el doctor Celestino Zamora Montes de Oca, creador del proyecto.
La unidad consta o constaba de cuatro camas de hospitalización, sala de cura con baño especial, mesa especial de baño, lavamanos automáticos y una serie de aditivos que la convierten en una sala de atención con las técnicas más avanzadas.
Hay que decir a propósito de esa unidad para niños que la gravedad de una quemadura depende de su profundidad, de su extensión y de la edad de la víctima. Según la profundidad se clasifican en quemaduras de primero, segundo o tercer grado.
Entre los primeros auxilios que se aplican en la mayoría de los casos de quemaduras se encuentra el enfriamiento rápido de la zona, habitualmente con agua fría (si el paciente está en llamas hay que envolverle en ropas o hacerle rodar por el suelo hasta conseguir apagar el fuego); las ropas de fibras artificiales deben ser retiradas pues continúan en combustión lenta durante mucho tiempo. Se debe evitar la aplicación de remedios caseros, pomadas o ungüentos. Las quemaduras que afectan a menos del 15% de la superficie corporal se suelen tratar en el hospital mediante desbridamiento, aplicación de cremas antisépticas específicas y tratamiento analgésico.
Las quemaduras que ocupan entre el 15% y el 25% requieren hospitalización para administrar sueroterapia y evitar complicaciones. Las quemaduras con una extensión superior al 25% deben ser tratadas en unidades especializadas de quemados como esta que entró en servicio el 20 de octubre de 1998.
Como bien lo afirma el doctor David Fem B., las quemaduras en las edades pediátricas son un problema de salud pública, aparte del riesgo de morir, éstas pueden dejar secuelas de invalidez funcionales y estéticas, que causarán trastornos psicológicos, sociales-familiares y laborales serios durante toda la vida.
El conocimiento de esta patología ya sea del punto de vista fisiopatológico y del diagnóstico adecuado determinan el enfrentamiento inicial al niño quemado, lo que conlleva a un tratamiento adecuado, oportuno y que tiene como finalidad el dejar un paciente sin o con la menor cantidad de secuelas, de manera de reinsertarlo lo antes posible a su entorno normal.
Las quemaduras se pueden definir como trauma prevenible, que compromete piel y/o mucosas y tejidos subyacentes, producida generalmente por la acción de agentes de tipo físicos (térmicas), químicos y biológicos, y que dependiendo de la cantidad de energía involucrada, el tiempo de acción de ésta y las características de la zona afectada, determinan el tipo de lesión y sus repercusiones las cuales pueden ser solo locales o con repercusión sistémicas.
La quemadura es uno de los traumas más severos que puede sufrir un ser humano. Esta condición tiene diferentes etiologías siendo las más frecuentes en pediatría los líquidos calientes y el fuego directo.
Según estadísticas manejadas en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos de Caracas, los lugares más propensos donde los niños sufren quemaduras son los preescolares, en la casa y en la cocina, y generalmente son generadas con líquidos calientes.
Independientemente de su etiología y magnitud, las quemaduras repercuten en todos los sistemas del organismo, siendo generalmente la piel el órgano blanco. Las quemaduras por fuego directo queman la piel tanto en extensión como en profundidad, y daña de acuerdo a esta última, los diferentes estratos cutáneos.
La Unidad de Quemados Pediátricos fundada por el doctor Celestino Zamora Montes de Oca durante la gestión del gobernador Jorge Carvajal Morales actualmente ha sido absorbida por la Unidad de Quemados Adultos recientemente creada por la gestión del gobernador Francisco Rangel Gómez, ambas en el sexto piso del Complejo Hospitalario Ruiz y Páez.

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