jueves, 22 de abril de 2021

DÍA DEL IDIOMA Y DEL LIBRO

Abril recuerda la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, gloria altísima de la literatura universal, autor de la obra cumbre de la imaginación y del arte narrativo español: El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. En consecuencia, es mes del Idioma. También del Libro, porque Cervantes significó todo eso que nos envuelve, que nos comunica, nos integra y nos abre mil caminos de luz. Nació en Alcalá de Henares en 1547 y murió a la edad de 69 años en Madrid después de una vida sumamente intensa, estimulada por la imaginación, la literatura, la guerra, el cautiverio y la aventura. Su propia existencia fue una novela abrumadoramente increíble. Cervantes al comienzo fue un personaje semi-eclesiástico, pero luego le dio de irse por las armas y recorrer Italia con un arcabuz en el hombro y una espada en el cinto. Siendo soldado participó en la célebre batalla de Lepanto, donde le mutilaron un brazo durante una acción de heroísmo. Cautivo entre corsarios argelinos, intentó fugarse tres veces y terminó liberado por el rescate de 500 ducados pagados por sus hermanos. Ese cautiverio lo llevó a escribir su primera obra “Los tratos de Argel y la gran turquesa”. Pobre y sin poder subsistir con lo poco que producían sus numerosas comedias, hizo desesperados intentos de venir a la América con algún cargo aunque fuese como el de contador de la Nueva Granada, pero terminó con uno de poca monta en la Armada del propio Madrid. Se hizo, luego recaudador en cuyo ejercicio confundió dineros propios con los del cargo yendo a parar varias veces a la cárcel. De aquí entre la muchedumbre de bandoleros, cacos, asesinos, truhanes y pillos salieron los primeros balbuceos de un excelso Don Quijote que en calidad de primicia fueron leídos a los pobladores de la cárcel. El 26 de septiembre de 1604 Felipe III autorizó la impresión de esta obra que en manuscritos y copias ya venía circulando y envolviendo a toda España. La portentosa imaginación de Cervantes echaba andar por el mundo a “dos locos conmovedores y entrañables, un señor cenceño y un criado llano y refranero, que sacaban al camino el alma de un pueblo o, más todavía, el alma de la gente”. Las naciones de habla hispana recuerdan a Cervantes en abril como los anglosajones recuerdan a William Shakespeare muerto el 23 de abril de 1616, en la ciudad inglesa de Stratford, coincidencia, el mismo día de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra ocurrida en Madrid el 23 de Abril de 1616, aunque Cervantes era 17 años más viejo que Shakespeare, puesto que había nacido el 29 de septiembre de 1547 y Shakespeare el 23 de abril de 1564. Los dos fueron figuras cumbres de las letras universales. A la orilla del río Avon se levanta un museo, una iglesia y un teatro. El Museo es la casa donde nació Shakespeare y que yo visité (1978) cuando estuve dos meses en Londres. Allí se conserva lo que ha sido posible rescatar y que tiene íntima relación con su vida y sus obras. En la Iglesia, llamada La Trinidad, encasillados en una tumba, reposa la blancura espectral de sus restos y en el Teatro iluminado con el resplandor inagotable de su nombre, periódicamente van los grandes actores a encarnar los personajes y los conflictos tan reales y humanos de sus libros. También hay una biblioteca y un monumento grandioso a su memoria. Es como si la bella ciudad de Stratford convertida en uno de los centros universales del arte. En ella nació cuando su padre era un humilde carnicero y en ella murió como ignorando al mundo que exaltaría la calidad de su obra, solo comparable a la de Cervantes con la diferencia que “el genio español creo dos personajes que son síntesis de la humanidad y el inglés se prodigó en tantos, que ha podido decirse que nadie ha creado más que Shakespeare después de Dios”. (AF)

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