sábado, 6 de febrero de 2021

EL ZAR DE GUAYANA

Cuando en 1993 nombraron a Francisco Layrisse Presidente de la CVG, el diario El Nacional se refirió al ingeniero con el cognomento de "Nuevo Zar de Guayana", en la ocasión de su juramentación el 22 de junio como ministro presidente de la CVG. El cognomento de Zar para los entendidos no era peyorativo y fue utilizado posiblemente para seguir creyendo junto con Sir Walter Raleigh que Guayana es un imperio. Raleigh escribió a comienzos del siglo diecisiete un libro titulado "El Descubrimiento del grande, rico y bello Imperio de Guayana". El título de Zar en ese sentido es más acertado que el de Fuhrer, endilgado a Leopoldo Sucre Figarella mientras fue ministro- presidente de la CVG. Fuhrer fue un nombre dado en Alemania en 1913 a Adolfo Hitler, jefe del Estado nacionalsocialista llamado III Reich mientras Zar es voz rusa con la cual distinguían al rey o Emperador del imperio ruso. Aquel "Nuevo Zar de Guayana" caraqueño, ingeniero mecánico con máster en Masachussets no era paracaídas y, por tanto, nada extraño a Guayana ni a la CVG. Había estado ligado a ella ya como Vicepresidente de la propia Corporación o como Presidente de Bauxiven y de Alcasa. Conocía cómo se bate el cobre, cómo la cosa por dentro y por fuera. De allí que al ser juramentado haya dicho sin miramientos que las deudas de la CVG alcanzaban a 400 mil millones de bolívares (una pelusa) y que la única salida que tenían las empresas, especialmente las del aluminio, era la de encontrarse con el capital privado: unas porque tenían sus balances en rojo; y, otra, que el sector público, por carecer de recursos, no estaba en capacidad de garantizar. El problema a la manera de ver de muchos es que las empresas básicas se han desarrollado en función de la exportación de materia prima y de productos semi-elaborados, sin tomar en cuenta como los centros de poder del capitalismo juegan con los precios del mercado foráneo tratando de quebrar a empresas básicas de países como Venezuela con el objeto de penetrarlas. Si esa gigantesca inversión que se ha venido haciendo en Guayana se hubiera hecho en función de una economía manufacturera gradualmente solida, mirando más hacia adentro que hacia afuera (hacia afuera sólo para exportar excedentes), otro gallo cantaría. (AF)

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