miércoles, 9 de junio de 2021

KALIMAN

Por las calles de esta ciudad dejó de ser transeúnte de la picaresca bolivarense, el pintoresco Kalimán, nadie sabe si fue que murió o se los llevaron los caravaneros, aunque el actor de teatro Gustavo Basanta, antes de morir, me dijo que a Kalimán lo vio sorpresivamente en una esquina de Caracas luciendo su muy peculiar vestimenta en la que destacaba su informe corona de emperador que más bien parecía una tiara pontificia tachonada de zunchos y desechos. Tirso Cova, carpintero y dueño de la desaparecida “Caranta” de La Sabanita, me contó que Kalimán se alienó y adoptó ese nombre por ser un apasionado lector de las historietas mexicanas que hablaban del séptimo hombre de la dinastía de la diosa Kalí. Kalimán era un hombre justo que dedicaba su vida en cuerpo y alma a combatir las fuerzas del mal siempre acompañado de un niño egipcio, descendiente de Faraones llamado Solín. Los orígenes de Kaliman son ambiguos, existe el mito referente a que sería descendiente de una antigua civilización que habitaría las profundidades de la Tierra conocida como Agharta. Por otra parte, y por motivos aún desconocidos, siendo apenas un recién nacido, fue encontrado flotando en una cesta por un príncipe llamado Abul Pasha, quien lo habría adoptado como su hijo y heredero del reino de Kalimantán, ubicado en un ficticio punto de La India. El problema del Kalimán bolivarense era que en vez de un turbante con un medallón frontal usado por el verdadero Kailimán de las historietas mexicanas e incluso el de la película “Kalimán, el hombre increíble”, usaba una corona de emperador o de pontífice, tachonada de cachivaches que ponía de buen humor al más cascarrabioso de la comarca.(AF)

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