martes, 8 de junio de 2021

BADUEL PARRA

A Baduel Parra lo conocí en la Asamblea Legislativa los años sesenta. Era un joven alto, elegante y estudioso. Redactaba y escribía a máquina como todo un experto mecanógrafo hasta el punto que su compañero de Partido Roger González, cuando era Presidente de la Asamblea Legislativa, lo puso de Secretario. De repente nadie más supo de Baduel y una noche de luna llena alguien que preguntó, encontró esta repuesta: “Esta en Bárbula haciendo un curso”. ¿Bárbula? ¡Por Dios! Donde queda eso? Lo cierto es que Baduel Parra un día se apareció hablando hasta por los codos y citando a connotados intelectuales de la talla de Unamuno, Uslar Pietri y Jorge Luis Borges. El sastre Víctor Inojosa era uno de los que desde entonces le soportaba sus interminables erudiciones mezcladas con asuntos menores de la vida cotidiana. Pero antes de instalarse en el sitio donde podía dar rienda suelta a sus conocimientos literarios, hacía escala en la Legislatura para chequear el monto de su jubilación; después en la Casa del Partido, donde reprendía a más de uno, y en el despacho del Vicario General de la Catedral, monseñor Samuel Pinto Gómez, a quien saludaba en términos de realeza !Hola Príncipe! Y a la secretaria Iris Aristeguieta !Hola Princesa! Al día siguiente podía elevarlos: !Hola Rey! !Hola Reina! Y el día más perturbado: !Hola Loco!” !Hola Loca! De todas maneras, Monseñor le alargaba su mesada y él abandonaba la Sacristía persignándose en vez de hacerlo antes de entrar como es costumbre. (AF)

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