jueves, 24 de septiembre de 2020

EL CRÁNEO DE CRISTAL DE CUARZO

 

Pepita Pérez, era dueña de una Posada para Agentes Viajeros, situada en la Calle  Dalla Costa de Ciudad Bolívar, contigua al actual edificio del antiguo Banco Unión, hoy Banesco.  Ella, además, leía las cartas así como   el pasado y  futuro viendo una Bola de Cristal que envuelta en un paño blanco moteado guardaba en el alto escaparate de su alcoba, donde sólo tenía acceso ella y su única hija.

En esa Posada solía hospedarse mi primo Jesús López Fernández como Agente Viajero representante de casas mercantiles de Caracas, antes de ser nombrado Gerente de la Sucursal de la Cervecería de Maiquetía, que producía la Cerveza Victoria que en Ciudad Bolívar ocupaba el espacio dejado por la Cervecería de Ciudad Bolívar de Don Andrés Pietrantoni.  La Cerveza Victoria y la Caribita se vendían en todo el arco Sur del Orinoco, desde Caicara hasta  Puerto Ayacucho, posteriormente  desplazada del mercado bolivarense por la Cerveza Caracas, la Zulia y la Heineken  que distribuían los Rassi.

Un día que fui a la Posada de Pepita Perez con la cual solía conversar, me dijo que su mayor deseo era poseer un Cráneo de Cristal de cuarzo para poder alcanzar a plenitud los poderes paranormales y sobrenaturales  que tenían los remotos mayas de la Mesoamérica.

A ella, alguien que le echó el cuento de los poderosos cráneos de cristales de cuarzo que ruedan por el mundo, la convenció de que uno de esos cráneos de cuarzo podría estar en El Callao y le recomendó un minero que podía hallarlo en uno de los túneles de la Mocupia o en el pozo Colombia de 200 metros de profundidad donde -se comentó después- el pobre minero  sólo  pudo encontrar la muerte. (AF)

 

 

 

 

 

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