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     Un 27 de marzo (1935) nació en la península de Boca
    de Río, Isla de Margarita, el amigo y compañero de estudios, Toribio García
    Rodríguez y murió en operación del ejército venezolano en  la intricada Sierra de Aroa (Yaracuy) el
    16 de mayo de 1962 siendo guerrillero y luego de cuatro años de graduado en
    la Facultad de Derecho  en la UCV donde
    aprendió también a tirar piedras como militante de la  juventud comunista contra la dictadura del
    oficial militar Marcos Pérez Jiménez y después contra el gobierno
    constitucional de Rómulo Betancourt. 
    Era hijo de un recio “lobo de mar” y en  el aula de sexto grado del Grupo Estado
    Zulia de Porlamar igualmente estudiaba su hermano Luis Teodoro que no era
    zurdo como él que siempre, tal vez por eso, militó en la izquierda al lado
    de Teodoro Petkoff y Germán Lairet. 
    Era lector de las novelas de Rómulo Gallegos, aficionado a la música
    y defensor de la autonomía total  de
    la UCV, cuyo recinto fue tomado el 7 de febrero de 1952 por él junto con
    otros estudiantes y por lo cual fue cerrada. Quiso proseguir estudio en
    Madrd, pero la insurrección del 23 de enero lo retornó a Venezuela donde
    pudo graduarse y desarrollar paralela su militancia política e incursionar
    en el campo literario al lado de intelectuales como Plinio Apuleyo,
    director la revista de literatura Quince Días
    donde publicó sus primeros trabajos. En el número tres de dicha publicación
    aparece el relato “Biografía de un pueblo” y otro en El Nacional, mayo 1962.  También publico varios libros, entre ellos,
    “Cuatro cuentos”.  Era un joven
    inconforme e inquieto, fiel a la disciplina de su partido que le llevó al
    frente Guerrillero de Aroa, donde fue su final. Escribiendo esta crónica vino
    a mi  memoria este fragmento del
    poema de “En el País de las Gaviotas” de Mimina Rodríguez Lezama: “Pudo
    caer de pronto / Morir o preguntar / ¿Quién eres? / Todo vuelve de la
    golpeada orilla / La noche decapita mariposas / Y oigo tu voz poblando la
    montaña”    (AF) 
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