sábado, 21 de mayo de 2022

CARLOS CLARCK

Sorprendido y alegre por la visita del amigo Carlos Clarck. Tantos años sin saber de su paradero. Lo imaginaba, como me dijo en pasada ocasión, convertido en monje tibetano siguiendo las normas monásticas del Vinaya, pero ya vemos que no ha subido todavía al llamado “Techo del mundo”, un poco más acá del Himalaya chino de donde dice Donald Trump que vino el virus que se ha vuelto en la fatal pandemia que consterna a la humanidad. Por allí muy cerca se alza el Everest con sus 8.848 metro sobre el nivel del mar y que recientemente escaló el venezolano Paúl Biochi. Bueno, Carlos Clarck, exhibiendo la fisonomía de su padre anglosajón, trajo, según noto, unos kilitos demás, no obstante su vegetarianismo que forma parte de su naturaleza espiritual que se ha bebido la sustancia de los libros de la Gran Fraternidad Universal organización de carácter cultural que cultiva la ciencia, el arte y la filosofía, fndada el 21 de marzo de 1948, tiempo del Carnero del Año I de la era del Aquarius, por Serge Raynaud de la Ferrière. Carlo, fecundo, facundo y sonriente, vino a visitarme por segunda vez en compañía de Juan Martínez, corredor de bienes raices, que le recomendé para que le vendiese el hotel que tenía en San Félix, y pudiese viajar para las cumbres de Himalaya. (AF)

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