jueves, 13 de mayo de 2021

MOJÓN DE TIGRE

Sebastián Torres, nacido en 1904, se le olvidó su nombre de pila porque durante medio siglo lo obligaron a responder por “Mojón de Tigre”. El apodo se lo endilgó un ganadero conocedor del ambiente felino y la muchachada lo encontró tan divertido y placentero como las barquillas que él lograba de manera artesanal antes que a Ciudad Bolívar llegaran las máquinas que utilizan heladerías, cafés y establecimientos que fabrican comercialmente los helados. Sebastián preparaba su alimento de consistencia pastosa con leche, crema, azúcar y jugos de frutas criollas en un recipiente o sorbetera de madera de forma cilíndrica. Este recipiente dentro de otro mayor con una mezcla frigorífica de hielo comercial y sal gruesa, facilitaba la congelación de la mezcla uniforme y bien batida. Su promedio de venta era de 200 barquillas diarias, a locha, y luego a medio, en el umbral del Colegión y finalmente del Liceo Tomás de Heres, muy cerca de donde vivía y quedó eclipsado por la invidencia y sin haber visto jamás un tigre menos su excremento con el cual le encontraron parecido. (AF)

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