sábado, 22 de mayo de 2021

257 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE ANGOSTURA

La Ciudad de Angostura se fundó para asiento definitivo de la Capital de la Provinca de Guayana, inestable debido al acoso constante de piratas y corsarios de los paises enemigos de España en los puntos donde estuvo ubicada más abajo o más arriba de las Bocas del Caroni. La decisión la tomó el Rey de Castilla Don Carlos III, en atención a recomendaciones de la Comisión de Límites. Tomó la gran decisión de erigir en comandancias separadas toda la provincia de Guayana con inmediata subordinación al Virreinato de Santa Fe y a tal efecto ordenó al Secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias, Don Julián de Arriaga, redactar la Resolución o Título Real correspondiente, el cual fue expedido el 4 de junio de 1762. Entre sus consideraciones básicas señala la necesidad de asegurarle en la Angostura del río Orinoco una mayor custodia a la población de Guayana lo mismo que a los intereses del Reino de Santa Fe, por la introducción que facilitaba la conocida navegación del río, como también para precaverla de la intemperie que tan fatal resultaba para sus habitantes, impidiendo por esta razón su aumento. A través del mismo Título Real, fechado en Aranjuez, el Rey confió interinamente esta responsabilidad al entonces teniente coronel Don Joaquín Sabás Moreno de Mendoza y le asignó sueldo de tres mil pesos anual con cargo a las cajas de la Real Hacienda de Santa Fe de Bogotá, capital del Virreinato de Nueva Granada. Además de la mudanza del vecindario, Moreno de Mendoza debía, sin pérdida de tiempo, mejorar las condiciones y defensa de los castillos a ambos lados del río; construir dos lanchas corsarias para que una sirviera a la guarnición de los fuertes y otra a la Angostura; trasladar a la misión indígena de Suay con todo su ganado a la nueva ciudad y cerrarla con una fuerte batería, emplazada en sitios estratégicos. En abril de 1763, Moreno de Mendoza, recibió el Título con su nombramiento y el 8 de ese mismo mes acusó recibo al Secretario de Estado agradeciéndole la designación y advirtiéndole de la imposibilidad de partir de inmediato a Guayana debido a que el Gobernador de Caracas Francisco Ramírez de Eslenor (1757-1763) le denegaba recursos por no estar autorizado. Con la misma fecha escribió al capitán don Juan de Dios Valdés, comandante de los Fuertes de Guayana, ordenándole mandar a hacer las labranzas necesarias para trasladar la ciudad de Santo Tomás a la Angostura del Orinoco lo que fue imposible dada la entrada de las lluvias. Esta circunstancia obligó a diferir el traslado para el verano del año siguiente (1764). La mudanza o traslado de la capital de Guayana se vio desde el principio obstaculizada no sólo por la falta de cooperación del Gobernador de Caracas, sino por otras razones de c
elo y competencia del Gobernador de Cumaná, José Diguja, y el Jefe de escuadra José de Iturriaga, a la sazón Comandante del Orinoco y Río Negro. No obstante, la habilidad y persistencia de Moreno de Mendoza fueron menguando hasta cierto punto los inconvenientes, logrando que desde España se precisara que la autoridad que su Majestad había conferido al jefe de Escuadra José de Iturriaga en nada perjudicaba los peculiares encargos y comisiones confiados al Gobernador Moreno. De todas maneras, para proveer soluciones de cualquier diferencia que pudiese surgir entre una autoridad y otra, se le confirió facultad al nuevo gobernador de Caracas para el período 1763-1771, Capitán José Solano y Bote. Para cumplir su mandato en la provincia de Guayana, Joaquín Sabás Moreno de Mendoza, caballero de la Orden de Santiago y coronel de los reales ejércitos, salió de Caracas el 14 de diciembre de 1763 tomando desde La Guaira la ruta del mar. Llego a Santo Tomás en enero del año siguiente. Una vez en posesión de la Gobernación, comisionó al teniente de infantería Francisco Guigo para que, conforme a lo planificado, partiera hacia la Angostura del Orinoco, 34 leguas más arriba, e iniciara las obras básicas, entre ellas primordialmente la de un Fortín, a objeto de emprender luego la mudanza del vecindario. A fin que dispusiera de todo lo concerniente, el Gobernador instruyó al escribano José Manrique de Lara, al contador real Andrés de Oleaga, al alférez de infantería don Félix Farrera y al comandante de la guarnición, capitán Juan de Dios Valdés. Este último encargado de dirigir las obras junto con varios maestros albañiles. (AF). LA CIUDAD DE ANGOSTURA SE CONSTRUYÓ ENTRE EL 14 DE FEBRERO Y 22 DE MAYO DE 1764 El día 14 de febrero de 1764, zarparon hacia Angostura dos embarcaciones: una al mando del teniente Guigo, con toda clase de herramientas y utensilios, 136 arrobas de casabe, 147 de carne salada, cincuenta indios bajo la tutela de padres capuchinos, y otra, conducida por Juan Villegas cargada con 70 fanegas de cal. Al siguiente día se enviaron a Angostura con el patrón Pedro Arocha 168 arrobas de cal y 831 ladrillos. Como no eran suficientes las embarcaciones para el traslado de los materiales de construcción hubo que comprarle tres piraguas a los indios guaraunos. En total, desde el 14 de febrero hasta el 21de mayo se realizaron 25 viajes en goletas, piraguas y falúas transportando herramientas, ladrillos, tejas, cal, cazabe, carne salada, maíz, arroz, manteca de tortuga, sal, aguardiente, mezcla real, maestros de albañilería, misioneros, indios peones de varias misiones, soldados, artillería, pertrechos de guerra y familia para el poblamiento de Angostura. De acuerdo con la relación de gastos de Contador Real, Andrés de Oleaga, en obras de fortificación y en las de nuevo poblado, así como en el traslado de vecinos de Santo Tomás a la Angostura del Orinoco, se erogó un total de 61.648,5 reales, equivalente a 7.710,5 pesos. Además de los maestros de albañilería se emplearon 184 indios peones y tripulantes procedentes de las misiones de Guasipati, Suay, Capapui, Carapo, Aribi Santa Clara y Pariaguán. En la construcción del Fuerte San Gabriel, nombre que le dio Moreno de Mendoza en obsequio del infante don Gabriel hijo del Rey Carlos III, se trabajó durante 68 días, desde el 5 de marzo hasta el 21 de mayo, víspera de su bendición por el Padre Fray Bruno de Barcelona, religioso capuchino y misionero apostólico de la provincia de Guayana. Después de la bendición del Fuerte San Gabriel el 22 de mayo de 1764, fecha ésta que se tiene como de la fundación de la Ciudad de Angostura, el gobernador Moreno de Mendoza que debía partir de inmediato a Caracas en calidad de Juez residente del gobernador Felipe Ramírez de Eslenor sustituido por el capitán José Solano y Bote, permaneció tres días más para resolver sobre la cuestión de un documento de fecha 23 que le fue entregado a nombre de la tropa por el oficial superior de artillería Vicente de Lara y los sargentos Miguel Cornelio y Antonio Hernández. En el mismo planteaban su negativa a reconocer por comandante general del Orinoco al jefe de escu adra José de Iturriaga, quien tenía su Cuartel General en Ciudad Real (Las Bonitas), suplicando a la vez licencia para otra plaza de los dominios del Rey, antes de quedar a las órdenes del jefe de escuadra por su carácter despótico Aplacado los ánimos, Moreno de Mendoza pudo viajar a Caracas a cumplir su misión de Juez de residencia durante seis meses, tiempo que aprovechó el comandante Iturriaga para cometer, toda clase de tropelías, según constató el propio Gobernador al volver a poner pie en Angostura del Orinoco el 12 de diciembre de ese año 1764. ´+ Allí permaneció como Gobernador hasta diciembre de 1766 cuando le fue aceptada su reiterada renuncia a causa de sus diferencias con el comandante Iturriaga, quien murió en Margarita un mes después (28 de enero de1767) de tránsito hacia Caracas. Moreno de Mendoza, elevado al grado de coronel, debía pasar entonces a la comandancia de Armas de Puerto Cabello, a donde nunca llegó porque parecía predestinado a eternizarse en la orilla de una playa como la de Málaga. Iturriaga impulsaba entonces la fundación de Ciudad Real en la zona indígena de Moitaco y Real Corona mucho más arriba, en la actual Las Bonitas, iniciada desde 1752 por los misioneros franciscanos, pero no pudo prolongar esa labor a causa de su muerte ocurrida en Margarita, de tránsito hacia Caracas, el 14 de septiembre de 1767. Su muerte favoreció la unión de las dos Comandancias en una sola Gobernación que favoreció al sucesor Manuel Centurión. De haberlo intuido posiblemente Moreno de Mendoza habría permanecido, por lo menos, hasta haber consolidado la fundación de Angostura, pero renunció en mayo de 1766. Moreno de Mendoza dimitió y dejó buena imagen entre los pobladores angostureños hasta el punto de hallar innecesario el juicio de residencia. En dos años hizo lo que pudo que fue bastante o más de lo posible. Con casi 7 mil 600 reales inició el poblamiento de un lugar, aunque estratégicamente seguro y defendible, pedregoso e inhóspito, en donde ni siquiera había indios. Hubo que traer la mano indígena laboriosa de misiones lejanas y cercanas para levantar la ciudad conforme a planos confiados al cosmógrafo José Monroy. Además de Fuertes y viviendas y echar los cimientos para una Iglesia y un Colegio, reconstruyó parte de la ciudad afectada, primero a causa de un incendio y luego por un movimiento sísmico, respectivamente en junio y octubre de 1766. Exploró la zona, organizó la defensa del río, descubrió cacahuales y fomentó hatos y labranzas. Triste, afligido y enfermo por esa lluvia de dificultades que lo empapó en Angostura, retornó a Caracas siguiendo el curso bajo del río, del litoral marino y la montaña. Estuvo años sin hacer nada, tal vez escribiendo poemas y cartas. Le escribió un largo poema a Guayana, un poema testamento que algo más que eso es una irónica auto-acusación de su gobierno y el cual al final termina con un epitafio que manda pongan en su tumba: Aquí yace Moreno que ostentando, lo vi tres años mi cerviz rigiendo: buen ejemplo de los que están mandando Pues él en mi Provincia no cabiendo, no bastó le miren usurpando, y este sepulcro le sobró muriendo. Las cartas a su familia en Ronda, al Rey, al Consejo de Indias, al Capitán General José Solano, apuntalaban la aspiración de querer ser Teniente del Rey o, en caso contrario, Gobernador, si no de Maracaibo, de Puerto Rico y, siendo esto imposible, por qué no, Presidente de una Real Audiencia de México o Perú. Pero, por favor, nada de Puerto Cabello a donde quería Solano que fuera a encargarse de la Comandancia de Armas. Sorteó el nombramiento lo mejor que pudo y nunca fue. Si imposible lo anhelado, preferible entonces quedarse en la Comandancia de La Guaira a donde fue asignado finalmente sin mucho éxito al comienzo pues a los pocos meses ya estaba en la calle tras pelearse con el gobernador y capitán general José Carlos Agüero. El Consejo de Indias desaprobó la actitud de Agüero y lo repuso con nombramiento estable en 1776. Pasado tres años fue ascendido a Brigadier y con ese grado murió a orillas del mar en 1790, queriendo saber de la “infelice Guayana” donde mandaba con menos tropiezos su paisano, el ingeniero Miguel Marmión, ya también de despedida, preparando sus maletas para Florida que a la sazón era hispana. (AF).

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