jueves, 27 de junio de 2019

El Orfeón Cinético de Fitzi Miranda


Si la pintura vibra y resuena con tambores de vanguardia en el ám­bito artístico mundial bajo la nove­dad del cinetismo, por qué no po­dría ocurrir lo mismo con la mú­sica?
Desde que el hombre comenzó a captar la música en el monosilábico balbuceo del niño hasta nuestros días, la forma y la expresión del sonido, del ritmo y la melodía se han complicado en su evolución que ya no hay manera de detener. Siempre se ha dicho que "el futuro de la música es de dificil pronóstico".
Edgard Varese, compositor nor­teamericano, aconsejaba abandonar la orquesta clásica cuyos instrunen­tos no ofrecen sino limitaciones y utilizar en su lugar instrumentos eléctricos, para que el músico en su estado de creación pueda disponer de todos los sonidos del universo. Algo similar creo que se proponía Fitzí cuando quiso modificar 'las Corales o agrupaciones polifónicas. Divorciarse del tradicionalismo clá­sico para sitiarse ante el Orfeón Cinético con sus cuatro voces características, una polifonía moderna.
Fitzí Miranda como Varese se lanzaba con una nueva teoría dentro de la mú­sica y la concretó con la ayuda !del profesor Manuel Monsalve fundan­do con maestros el Orfeón Cinético del Magisterio.
Pronto llovieron las críticas sola­padas; pero también los elogios. Fitzí recordaba entonces que  An­tonio Estevez, autor de la Cantata Criolla que es la obra musical más nacionalista del continente, cuando creó su. Microvibrofonía lo llamaron "loco" y de igual manera tildaron a Julián Carrillo en México cuando estableció que en el intervalo del medio-tono se perdían ocho sonidos e ideó su "sonido 13'' que veinte años más tarde fue confirmado por Tchaikovski.
El Orfeón cinético podía inter­pretar cuatro piezas musicales dife­rentes dentro de un tono armónico y dentro de un equilibrio que per­mitía captar los giros de- sus corres­pondientes melodías. Por ejemplo, y después de levantar un sonogra­ma Fitzí con el vals "Sombra en los.. Medanos" penetraba las melodías de los valses Miosotys, Danubio Azul e Ilusión.
El Orfeón Cinético no duró el tiempo deseado. Muy pronto, quizá por falta de coherencia, entusiasmo y unidad de sus componentes se disolvió, pero unas cuantas presentaciones dejó testimonio fehaciente de una posibilidad que aunque haya muerto su autor, podría renacer. (AF)


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