martes, 25 de agosto de 2020

¿Y LA CIUDAD DE LOS ARTISTAS?




(Poeta Rogelia Acuña posa para el pintor Martínez Barrios)

El proyecto de una ciudad de los artistas o para los artistas de Ciudad Bolívar, se inició en el año 2000 a raíz de la muerte del pintor José Martínez Barrios y comenzó a materializarse  cuatro años después gracias al afán de Gustavo Basanta, fallecido después y quien propuso la solución con  una cooperativa.
         Luego de la muerte repentina del pintor onírico Martínez Barrios  se registraron manifestaciones frente a su casa que había sido saqueada e invadida y cuyos terrenos la municipalidad había vendidos a un particular.  La idea de la manifestación era que la Municipalidad revocase la venta y permitiera la construcción de la Casa del Artista
         La idea de la Casa del Artista se amplió con una urbanización similar a la que entonces propugnaba el gremio de periodista que Basanta postuló con el ambicioso nombre de la “Ciudad de los Artistas” .
         La primera fase de la Ciudad de los Artistas fue aprobada en agosto de 2004  por la Superintendencia Nacional de Cooperativa, organismo del Estado  que estudió y aprobó la factibilidad del proyecto,  Así comenzó lo que los propios interesados asumieron como la primera fase del llamado proyecto de cooperativa que consistía en la construcción de 120 viviendas productivas para el sector cultural.
         La  cooperativa estaba formada por artistas, pintores, teatreros, músicos, promotores culturales y docentes, quienes escogieron formalmente su directiva en una asamblea para echar a andar el proyecto a desarrollar en un conjunto de parcelas adjudicadas con ese fin por la Municipalidad en el sector de Marhuanta, entrada de Ciudad Bolívar por la autopista.
         En esa ocasión Basanta explicó que para la realización de este proyecto, se estaba creando un capital social a través de un fideicomiso y de esta manera dividir el aporte conforme a la formación de las viviendas y el funcionamiento de la cooperativa.
          Este conjunto habitacional se diseñaba de acuerdo a la situación en  que se encontraban los miembros de la cultura artística en su mayoría  viviendo con sus padres o en espacios alquilados.
      Basanta resaltó que "el artista de la ciudad es el trabajador que está más desasistido en cuestión de beneficios sociales, además de carecer de un espacio donde producir. El proyecto, por lo tanto,  abarcaba no sólo el plan de vivienda, sino espacios donde pueda ser promovida la cultura, como salas de exposiciones y teatro.
         Pero qué ocurrió con ese proyecto que muchos vieron  optimistas y otros con cierto escepticismo?  Pues que no materializó tal como originalmente se concibió.   Quizá la muerte de Gustavo Basanta, quien era actor de teatro, enervó la aspiración.  Las parcelas fueron adjudicadas.  Algunos artistas construyeron y otros se quedaron en el aparato, vendieron o traspasaron.
No faltaron quienes criticaron de hiperbólico el nombre pues una “ciudad de los artistas” no existe en el planeta y además  es excluyente.  Sonaba así como a gueto judío.  En todo caso, una urbanización preferente para los artistas y que a través del tiempo nunca lo será porque los artistas siempre  mudan a su familia que no lo son y en cuanto a sus heredemos no todos serán artistas.  Esto es válido para cualquier gremio que no quiera integrarse a la sociedad total sino vivir en coto cerrado.
Ni la Casa del Artista en el antiguo predio del pintor  José Martínez Barrios ni la Ciudad de los Artista.  Ambos proyectos al parecer quedaron sepultados con los restos de Gustavo Basanta.(AF)






EL PADRE MARADEI MÚLTIPLE Y SINGULAR


 · 
El Padre Constantino Maradei Donato, antes de ser Obispo de dos Diócesis, fue indudablemente un Profesor múltiple y singular pues durante 22 años de docencia fue profesor en el Liceo Peñalver, de latín y raíces griegas, inglés, francés. Filosofía, castellano, literatura, educación artística, historia, geografía, sociología, matemática y música. ¡Una guará! La época de Oro del Peñalver, unos de los liceos más antiguos de Venezuela.Aquí lo vemos el día en que recibió el Collar del Angreso de Angostura de manos del Gobernador Andrés Velásquez y su ex alumno el médico Camilo Perfetti. (AF).

lunes, 24 de agosto de 2020

PASEO FALCÓN DE CIUDAD BOLÍVAR

 

El 20 de febrero de 1910, el Gobierno movilizó a la ciudadanía bolivarense para celebrar el aniversario de la Guerra Federal que recuerda la misma fecha de 1859 en que se inauguró un sistema de gobierno republicano distinto. 
Para conmemorarlo el Presidente del Estado, Arístides Tellería, puso en servicio el Dique de la Laguna del Medio y el Paseo Falcón donde se levantó la estatua del conductor de esa guerra, general Juan Crisóstomo Falcón.
Desde entonces el llamado Paseo La Alameda desde 1817, pasó a llamarse “Paseo Falcón” o sea, el tramo comprendido entre la calle Dalla Costa y La Aduana porque la parte comprendida desde el Puerto Blohm hasta el Mercado se llamó desde tiempo de la Colonia Calle La Muralla, después Calle Orinoco y posteriormente por un capricho de los aduladores Calle Gómez. Por supuesto, cuando cayó el Dictador, también cayeron sus estatuas, nombre y consignas como aquella tallada por el General Pérez Soto sobre la roca dela Escalinata también llamada del campanario “Viva Gómez y adelante”.
El 28 de octubre de 1947 el Gobierno regional decretó la reconstrucción total del Paseo Falcón por el sistema de concreto, desde su iniciación en la calle Orinoco frente a Beco Sucesores de Blohm, hasta su terminación en el Puerto de la Aduana.
A partir de 1967 que fue totalmente remodelado para elevar la cota de protección de la ciudad contra las periódicas crecidas del río, pasó a llamarse ambos tramos, Paseo Orinoco. Fue inaugurado junto con el Puente Angostura y costo cuatro millones de bolívares. Consta de ocho secciones y dos vías de circulación divididas por una isla de 1.500 metros con árboles corpulentos, acera, pasarela a la margen del río, jardines, puesto de descanso, faroles zonas de establecimiento, sistema de sonido para música ambiental y los bustos del licenciado Francisco Antonio Zea, presidente del Congreso de Angostura; monseñor Mariano Talavera y Garcés, administrativo apostólico de la diócesis de Guayana (1829-1841) y Bachiller. Narciso Fragachán, introductor del bachillerato privado en la ciudad.
La plaza Falcón dentro del Paseo tenía un busto del caudillo falconiano de la Guerra Federal, además de barandas protectoras y glorietas. Cuando Sucre Figarella resolvió remodelar el Paseo, reubicó el busto en sector cercano al Gimnasio Cubierto de Las Moreas.
El antiguo Paseo Falcón tenía una isla central alta, larga y ancha sombreada por corpulentos árboles donde los dueños de cantinas de las galerías colocaban mesas y sillas para los paseantes muy bien atendidos por mesoneros que servían bebidas en bandejas plateadas, piscolabis de toda clase, confites y almendras importadas.
Los fines de semana y días feriados, el Paseo Falcón era más animado pues por las noches había función musical o retreta por parte de la Banda del Estado y cuando ocurría algún impedimento el Gobierno contrataba a la Orquesta Criolla de Telmo Almada. Allí en el Paseo Falcón el compositor zaraceño estreno “Canciones de Himeneo” y el fox trot “Mascarada” que mucha fama le dieron.
Al pie del busto de Falcón, Lucila Palacios, siendo una jovencita frágil, pronunció la primera arenga contra el sistema gomecista que quedaba cuando este falleció el 17 de diciembre de 1935.
De manera, que el Paseo Falcón reinagurado en 1910 con ese nombre por el Presidente del Estado, general Arístides Tellería, era el sector socialmente neurálgico de la ciudad, donde los parroquianos se encontraban semanalmente para tertuliar y disfrutar la función musical de la retreta. Muy escasas diversiones entonces. No había cine establecido, pero en esos días había llegado una empresa de espectáculos con el siguiente cartel: Compañía Cinematográfica de Oriente –Cinematógrafo Power – Extraordinarias funciones – Para el jueves 14, sábado 16 y domingo 17 –El último cartucho y los Tres mosqueteros – Precios de costumbre – Esta compañía llegó en el vapor “Venezuela” luego de una larga temporada en Caracas. (AF).

EL DÍA EN QUE CHÁVEZ PIDIÓ PERDÓN


Ya sentado y asentado de nuevo en Miraflores tras el llamado “Carmonazo”, el presidente Hugo Chávez pidió a todos los sectores de la sociedad venezolana la unidad y la reflexión. “Yo también tengo que reflexionar y ya lo he hecho en estos últimos días. Vengo dispuesto a rectificar donde tenga que rectificar, pero no sólo puedo ser yo, sino todos”, dijo, al tiempo que reveló que el día que estuvo retenido en La Orchila, le acompañó el cardenal José Ignacio Velasco, con quien oró y a quien pidió perdón. Dijo que para el 18 de abril (2002) reuniría el Consejo Federal de Gobierno con participación de alcaldes y gobernadores y que a partir de allí se comenzarán mesas de diálogos abiertas para buscar soluciones y propuestas a los problemas del país.
Exigió de sus seguidores respeto “a la dignidad, ninguna retaliación, ni cacería de brujas, aquí no habrá irrespeto a las libertades”. “Invoquemos a Cristo y llenémonos de paz, hace falta paz espiritual en estos momentos en el país”.
Para Chávez “estos acontecimientos que trajeron sangre y dolor deben ser una gigantesca lección. Que todos seamos capaces de leer esa lección, de apreciar señales para corregir y profundizar”. Reiteró que en Venezuela “hay un gobierno legítimamente constituido. Que hay una Constitución aprobada por el pueblo”.
El jefe de Estado calificó como un error la destitución pública de miembros de la nómina mayor de la industria petrolera y expresó su deseo de enmendar la decisión: “Esa no era la manera de hacerlo. No corresponde a un mandatario esa función”, dijo.
Defendió la actitud del general Lucas Rincón durante la sublevación militar y anunció que se mantendrá como inspector de la Fuerza Armada. Dio a conocer los nuevos nombres del Alto Mando Militar: Bernabé Carrero Cubero, jefe del Estado Mayor Conjunto; Nelson Verde Graterol, jefe del Cufan y Julio García Montoya, comandante del Ejército. Ratificó a los generales Belisario Landis, Régulo Anselmi y Jorge Sierralta como comandantes de la GN, Aviación y Armada, respectivamente. Prefirió no hacer comentarios sobre el futuro del general Manuel Rosendo.
El 28 de abril lo anunció y al día siguiente juramentó a José Vicente Rangel como vicepresidente de la República en reemplazo de Diosdado Cabello. En esa posición permaneció cinco años, es decir hasta el 8 de enero de 2007, fecha en que tomó posesión Jorge Rodríguez. JVR fue el más longevo de todos los que han ocupado dicho cargo durante el gobierno de Hugo Chávez.
El general en jefe Lucas Rincón Romero, ministro de la Defensa fue ratificado en su cargo hasta julio de 2002, no obstante que en la madrugada del 12 de abril durante el golpe de Estado de 2002, el general Rincón, a nombre del Alto Mando Militar venezolano, había anunciado que le habían solicitado la renuncia a Chávez, y afirmó que éste había aceptado, lo cual fue desmentido posteriormente.
Mientras tales acontecimientos conmovían a la nación, los bolivarenses se manifestaban consternados por el prolongado secuestro de que fue objeto el joven ganadero Alejandro Miguel Vargas, quien había sido secuestrado a las puertas de su finca en la vía Ciudad Piar-La Paragua, pero el 26 de abril, hacía ya 38 días estaba de regreso en su hogar tras el operativo montado por los cuerpos de seguridad del Estado que lo rescataron en un sector montañoso en esa misma zona, cercano al lago de Guri, muy al sur de la represa. De acuerdo a sus explicaciones y a las versiones policiales, no se pagó rescate ni hubo enfrentamiento. La presión incesante de los grupos del Cicpc, la Guardia Nacional y la BTOE de la Policía estadal logró que el ganadero fuese dejado libre mientras los secuestradores, todos colombianos, huyeron. (AF)

DIÁLOGO DE PIAR ANTES DE SER EJECUTADO



Creyendo que ya era el momento de la ejecución, su guardián el Capitán Juan José Conde le  preguntó si quería que le llamase algún sacerdote. No respondió y fijos los ojos en el Crucifijo que estaba sobre la mesa del cuarto de prisión y, exclamó:
            -Hombre salvador, esta tarde estaré contigo en tu mansión.  Ella es la de los justos.  Allá no hay intriga, no hay falsos amigos, no hay alevosos... A ti los judíos te crucificaron, tú mismo sabes por qué, y yo...y yo...por simplón voy a ser fusilado esta tarde.  Tú redimiste al hombre, y yo liberté a este pueblo ¡Qué contraste!
            Y dirigiéndose al Capitán, le dijo:
            -Capitán Conde, yo habré sido, no lo dudo, fuerte en reprender a mis subalternos; pero ¿cuál es el que mande que no tenga sus actos de arrebato?  Mas, en mi interior jamás he guardado ningún rencor, mi corazón nunca ha sido malo como los que me han vendido y condenado.  Yo los perdono, y también pido perdón a usted por las impertinencias que de mi haya sufrido.
            Traído el almuerzo, nada le apeteció.  Sólo de cuando en cuando pedía sangría.  Como a las once y media, tomando una esclavina que usaba, le dijo al Capitán:
            -No tengo un grande uniforme que ponerme para morir como Ney, pero me basta esta esclavina –y poniéndosela, preguntó: ¿Qué le parece, Capitán?
            -Déjese de eso por Dios, General.  Piense sólo en su alma.
            -Dice usted bien Conde, que venga el Provisor porque ese viejo me parece ser hombre de los más racionales de su oficio.
            Vino pronto el Prelado, lo confesó y se retiró meditando con la mano derecha en el pecho.  Piar, entonces, le encargó al Capitán le avisase cuando fuese la hora y éste a las cinco, le dijo:
            -Es la hora, General!
            Sin decir palabra, el General tomó el Crucifijo, se hincó, rezó y lo besó.  El Provisor que no se había ido lo acompañó hasta la puerta de la calle donde volvió a hincarse, oró de nuevo, entregó el Crucifijo y marchando sereno hacia la muerte pronunció su última frase:
            -¿Con que no me permiten mandar la escolta?
            Llegado al lugar indicado, al pie de la bandera del Batallón de Honor, oyó de nuevo la sentencia, pero esta vez con aire despreciativo, hundida de costumbre la mano en el bolsillo, moviendo el pie derecho y girando su mirada sobre el paisaje humano.
            El Capitán Conde trataba de colocarle una venda que arrebataba y lanzaba al suelo.  A la tercera vez, el General Manuel Piar no insistió sino que abrió su esclavina y el pelotón de fusileros pudo disparar directo al pecho descubierto.
En la plaza de Angostura, a 16 de octubre de 1917.-7º.-Yo el infrascrito Secretario, doy fe que en virtud de la sentencia de ser pasado por las armas, dada por el Consejo de Guerra, S. E. el Gral. Manuel Piar, y aprobada por S. E. el Jefe Supremo, se le condujo en buena custodia dicho día a la plaza de esta ciudad, en donde se hallaba el señor general Carlos Soublette, Juez Fiscal, de este proceso, y estaban formadas las tropas para la ejecución de la sentencia, y habiéndose publicado el bando por el señor Juez Fiscal, según previenen las ordenanzas, puesto el reo de rodillas delante de la bandera y leídosele por mí la sentencia en alta voz, se pasó por las armas a dicho señor General Manuel Piar, en cumplimiento de ella, a las 5 de la tarde del referido día; delante de cuyo cadáver desfilaron en columna las tropas que se hallaban presentes, y llevaron luego a enterrar al cementerio de esta ciudad donde queda enterrado; y para que conste por diligencia lo firmó dicho señor con el presente Secretario .--- Carlos Soublette.—Ante mí, J. Ignacio Pulido, Secretario.     
            Allí en la Plaza Mayor de Angostura sobre la tierra húmeda y musgosa de la tarde quedó tendido con todas sus cualidades y defectos el Héroe de San Félix.

El  “cementerio de esta ciudad” a que se refiere el acta de ejecución, era un sitio que más que cementerio propiamente concebido, parecía un corral cercado con “cardones de España”, muy verdes y prolijamente enrevesados.  Por eso el pueblo lo llamaba “Cementerio del cardonal”.(AF)

domingo, 23 de agosto de 2020

LA TRAGEDIA DEL SALTO LA LLOVIZNA


El 21 de agosto de 1964, quedó instalada la XIV Convención Nacional de la Federación Venezolana de Maestros, en el salón Cuyuní de la Planta Siderúrgica del Orinoco, con 500 delegados efectivos y 300 fraternales, entre ellos, de la Confederación de América Latina.
Pero el evento, instalado a las ocho de la noche, bajo la presidencia del anfitrión profesor Miguel Ángel Delgado, tuvo bajo la contemplación abismal del Salto La Llovizna, una culminación trágica y profundamente dolorosa para el magisterio nacional. El frágil puente de madera que salva el cañón de la airosa caída de agua se desplomó con el sobrepeso de unos ochenta maestros, 37 de los cuales fueron arrastrados hasta la muerte por el torrente atronador de las aguas.
Irene Fernández, sobrina de la primera dama Doña Menca de Leoni, doctor Cruz del Valle Rodríguez (director del Dalla Costa), José Luis Guzmán, Teresita Coronell, Evangelista Natera, Ana María Contreras, Carmen Teresa Rosales, Carlos Arturo González, Consuelo Navas, Cecilia de Segura y otros veintisiete cadáveres fueron apareciendo a lo largo de los días bajo el ojo de la búsqueda persistente y constante de los cuerpos de rescate extendidos hasta la propia desembocadura del Caroní en el Orinoco.
La convención del magisterio clausuró con numerosos acuerdos orientados hacia la nueva ley orgánica de educación y sobre ese saldo humano doloroso que no podía escapar en los discursos de cierre y salutación del presidente de la República Raúl Leoni, del presidente de la Federación, profesor Adelso González y del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien por un tris no cayó en la trampa fatal del paisaje subyugante, pues se hallaba en uno de los estribos cuando el puente se desplomó tras un quejumbroso y siniestro ruido apagado por la furia atronadora de las aguas.
Debemos decir que cuando la CVG, entonces presidida por el ingeniero Rafael Alfonso Ravard, creó el Parque La Llovizna, tenía dos puentes colgantes, uno a la entrada y el segundo para pasar y contemplar el salto. El puente colgante desplomado estaba sostenido por 4 cables de acero, fijados en bases de concreto. Los cables no se rompieron con el sobrepeso, sino que se desprendió una de las bases haciendo que el puente girara y luego se desprendiera. La mayoría de las víctimas quedaron sumergidas bajo la estructura.
Luego de la tragedia, el parque estuvo cerrado al público por dos años mientras se construía el puente de la foto a base de concreto y acero. El segundo puente colgante, finalmente también fue reemplazado por otro construido sobre dos vigas. Lo montaron dos metros más alto y el efecto de la llovizna es menor. Luego se pensó unir el Parque La Llovizna con el Parque Loefling, ubicado en la otra ribera del Caroní, para lo cual querían solicitar el puente viejo sobre el Cuyuní, en El Dorado, trabajado en hierro forjado en los talleres de Gustavo Eiffel, el mismo de la famosa torre de París, colocado originalmente sobre el río Guárico en la época del presidente Juan Vicente Gómez.
En memoria de los caídos los maestros venezolanos incrustaron sobre la roca esta inscripción; “Los maestros caídos en el Caroní son cuota de vida pagada al progreso de Venezuela”. Homenaje de la Federación Venezolana de Maestros. 23/08/1964-23/08/1965.
De manera que el Salto de la Llovizna fue escenario de una de las tragedias más conmovedoras. 37 docentes que asistían como delegados a una Convención Nacional del Magisterio cayeron a las tormentosas aguas del Caroní al desplomarse un frágil puente de paseo.
Nadie sabía que la muerte acechaba en aquel paraje exuberante y hermoso del Caroní. Quién en aquel  momento de euforia edénica podía creer que la muerte se hallara escondida en la torrentera espumosa, acechando desde los intersticios de la rústica pasarela, dentro del follaje de los árboles, bajo las marañas de las piedras, suspendida en la vaporosa llovizna que emigra de los saltos?
Sólo la imaginación clarividente de Cruz del Valle Rodríguez. Él predijo con su vena de poeta aquellos instantes de consternación y espanto en que los seres rodaban como peces marchitos hasta las fauces de la hidra. Él que también fue atrapado por la furia de las aguas lo predijo y sin embargo, todos signados por la fatalidad perecieron con un libro bajo el brazo. El maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa que también iba en el grupo se salvó al ser llamado por un colega que deseaba tomarle una foto.
El Salto de la Llovizna, uno de los atractivos turísticos de Ciudad Guayana, exhibe un monumento erigido por el Magisterio a los caídos aquel trágico día tras un paseo pautado dentro del  programa de la Convención que entonces se realizaba con más de  300 delegados de todo el país en el auditorio del edificio del Sidor en Matanzas. (AF)





ORDAZ PRIMERO EN REMONTAR EL ORINOCO


Diego de Ordaz, un valiente militar hispano, lugarteniente de Hernán Cortés en la conquista de México, el primero en escalar el volcán Popocatepetl en fase de erupción, figura en los anales de la historia de la conquista del Nuevo Mundo como el legítimo descubridor y explorador inicial del río padre de todos los ríos de Venezuela. Ese río que en 1530 era conocido por los propios aborígenes con otros nombres correspondientes a su lengua, pero al final unificados con el autóctono Urinokú, con la variación gramatical Orinoco, sin perder la etimología de Ori (confluencia) y Noco (lugar).
Las investigaciones históricas relatan que el 20 de octubre de 1530, Diego de Ordaz, en calidad de Comendador, Adelantado y Alguacil Mayor, zarpó de San Lucas de Barrameda (España) rumbo al Nuevo Continente, a la conquista y poblamiento de las tierras que van desde el río Marañón (en el Amazonas peruecuatoriano) hasta Macarapana, en el Golfo de Paria (hoy parte del estado Sucre), conforme a la capitulación(*) expedida en Madrid.
Diego de Ordaz, conforme a los términos del documento real iba a ser gobernador de las tierras por él conquistadas “por todos los días de vuestra vida con salario de setecientos veinticinco mil mares en cada un año contados desde el día que vos hizieredes (hicieras) a la vela en estos, nuestros reinos, para hacer la dicha población e (y) conquista, los cuales vos an (han) de ser pagados de las rentas e (y) derechos a nos pertenecientes en la dicha tierra que assy (así) abeys (hayan) de poblar”.
Su primera escala para reforzar la expedición con más recursos fue en Islas Canarias, de donde desplegaron velas cuatro naves con 600 hombres y 36 caballos a su mando aquel 13 de diciembre de 1530, día de Santa Cecilia. Zarparon con buen tiempo desde Tenerife rumbo a tierras vagamente conocidas, que parecían jurisdiccionales del río Marañón, pero fuera de las posesiones del Reino de Portugal.
Luego de prolongados períodos de calma y tempestades que disgregaron naves y rutas, avistaron tierra a los veintiséis días de navegación. Estaba dos grados por encima del paralelo equinoccial, pero no hallaban lugar adecuado para fondear los barcos y centrar su comando de operaciones hasta que lo vieron en Paria, ya a mediados de marzo de 1531.
Pero Paria, al igual que Cubagua, era jurisdicción discutible, pues allí Antonio Sedeño, gobernador de Trinidad, tenía un Fuerte al mando de Juan González de Sosa; de todas maneras, Ordaz impuso su fuerza y utilizó al propio Juan González, al mando de un grupo de sus hombres, para hacer una exploración previa del estuario. González, no obstante, se aventuró hasta la propia desembocadura del Caravaca, como los indígenas se referían al río Caroní. Allí, él y su compañía escucharon por primera vez de boca de los indígenas que, sobrecogidos de asombro y curiosidad, los recibieron como seres extraños: “¡Uayana! ¡Uayana!” y, con ese nombre, para siempre, quedan señalada estas tierras selvosas avasalladas por inmersos caudales de agua.
La exploración y buenas noticias de Juan González y su tripulación abrieron camino y entusiasmo a Diego de Ordaz para acometer su aventura de remontar por vez primera el Orinoco hasta la desembocadura del Meta, al encuentro de tierras ricas y parajes promisorios. El raudal de Carichana no le permitió seguir adelante. De vuelta a Paria, muchos de sus soldados, irritados por el despotismo con que a veces los tratara, y descontentos por el fracaso de la expedición al no dar con lo que buscaban pese a la pérdida de recursos humanos y bienes materiales, lo delataron ante Pedro Ortiz de Matienzo, gobernador de Cubagua. Este lo redujo a prisión y lo llevó a Santo Domingo. La Audiencia lo declaró inocente, pero de regreso de Santo Domingo a España para tratar de dirimir el asunto en alzada, Ordaz murió repentinamente en alta mar. Era el verano de 1532. Posiblemente envenenado por su demandante, Ortiz de Matienzo.
Es así como desde entonces, entre la sed y la aventura del Viejo Mundo, se teje una historia de fortuna, desavenencias y maravillas que dieron a conocer el río padre, y con él, la huella imperecedera en la historia de la humanidad de una de las regiones más ricas del planeta: Guayana.
(*) Capitulación: nombre que se le daba a los documentos jurídicos emitidos por la Corona Española, a través del cual contrataba a particulares para emprender misiones la Nuevo Mundo a cambio de títulos, beneficios económicos o regalías de los bienes conquistados en esa expedición. (AF)