domingo, 31 de octubre de 2021

JESÚS COLINA SUBE AL ESCAÑO 71 DE LA VIDA

El poeta Jesús Colina Colmenares está subiendo hoy al escaño 71 de la escala infinita de la vida, lo cual, por supuesto, ha de regocijar a sus familiares, colegas y amigos de la llamada Placita de la Comunidad, donde suelen reunirse los ajedrecistas y amantes de la capital del Orinoco para alzar de alguna manera su voz a favor o en contra de los bienes humanos, urbanos y paisajísticos de la ciudad de ayer, la actual y la que debe o ha de venir. Jesús Colina. a quien en la foto vemos en medio del antropólogo Alfredo Inaty y de su hijo Pavel, fuera del país, nació el Día de los Santos, lo que no quiere decir que sea un santo ni lo pretenda serlo. Está conforme con lo que es. Nació el primero de noviembre de 1950, entre piedras monumentales y desde que aprendió a caminar podríamos decir que sube y bajas las cuestas de la ciudad desde su domicilio en El Zanjón donde vive encaramado, recordando tal vez a la Milú que desgranaba las margaritas con la pandilla de la Escuela Técnica Industrial cuando ésta funcionaba en el edificio hoy de la Alcaldía y Concejo Municipal. Colina, antes no se desprendía del peinado afro, tupido, ensortijado y voluminoso, ni de un bigote un tanto parecido al de Mario Moreno Cantiflas que tanto admira y que un día viajó infructuosamente a México para verificar si era el mismo que solía ver en la pantalla del cine Royal de Pero Seco. Colina es un contestatario empedernido, polemiza, discute y a veces la discusión tiene un matiz violento. Parece un hippie, pero no lo es propiamente aunque calza algunos comportamientos del movimiento contracultural juvenil surgido en la década de 1960 y caracterizado por su pacifismo y su actitud inconformista hacia las estructuras sociales vigentes. Quería el poeta Colina ser músico como su hermano José Claret, recientemente fallecido, pero antes que el órgano prefiere el Saxo y Damely Castillo le prestaba el de la Escuela de Música. Al final dejó el saxo y se ancló en la poesía y en la red social con artículos políticos que disgustan al gobierno. Su mecenas en un tiempo fue el abogado Alfredo Natera, quien le costeó la publicación de su primer libro “Nuevos Mensajes, Nueva Poesía”. Se buscó a Eleazar (chino) López, alumno de Rosendo Magallanes, para que le hiciera la portada, poco antes de viajar a Suiza con una beca moral de Mimina Rodríguez Lezama. Colina no lee cierta poesía.. A ese respecto tiene su propia pensamiento: “La poesía tal como se concibe, a lo europeo, es una tontería, es para tontos” suele decir. Ahora es una revolución. La poesía ante todo es esta comunicación donde yo expreso la vida…no tengo tarugos políticos ni puedo dejar de sentirme ligado a todo lo que me circunscribe y vive. Por eso escribo así, con esta humedad, con esta mañana del día, con las voces de las gentes, de los muchachos, los ruidos de las máquinas que raudas se pierden en el silencio…” .He aquí un poema de Colina: "Esta mañana / cuando abrí la puerta / un desconcierto me sobrecogió / estaba vivo / despierto / las luces pegaban sobre la piedras / se me pegó un psicologismo raro / ya no era el mismo / he bebido de alguna fuente prohibida que me revitaliza / he violad

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