sábado, 4 de mayo de 2019

Orlando Uzcátegui



Orlando Uzcátegui, aboga­do que se  labró un nombre aquí en Guayana durante el curso de su vida, nunca perdió la pers­pectiva de su oficio.  Jamás la perdió este señor al­to, franco e inspirado por el credo de la francmaso­nería, cuyos instrumen­tos de albañilería masóni­ca le sirvieron para le­vantar muros de obstácu­los a todo lo que se erigiera contra el bien.
Era de los que afirma­mos que no importa dónde se nace, sino dónde y por quién el hombre realiza su mejor obra. Aquí él trató de hacerla y si muchas veces la dinámica exigente de la profe­sión se presentó co­mo contratiempo, no por ello dejó de insis­tir y buscar rumbos co­mo cuando selló el compromiso de partici­par como aspirante a concejal de Ciudad Bolívar.
Orlando Uzcátegui, fue un in-independiente que huía de la discipli­na rígida de partidos, esto no obstante, no fue óbice para mantener sus simpatías por Unión Re­publicana Democrática, desde la propia existencia de ese partido cuando era el "partidito del autobús”.
En las elecciones del 59 URD postuló en el cuarto lugar de su lista de Con­cejales por Heres al Dr. Orlando Uzcátegui. La muerte del Pope Gómez le abrió el camino al Ayunta­miento, pues URD en aque­lla época era la segunda fuerza del Estado y tenía tres concejales en Heres. Uzcátegui que era el pri­mer suplente se abstuvo­ para dejar la curul a la disposición del partido que lo exigía.
URD queriendo en 1973 premiar su lealtad de simpatizante y su capacidad de profesio­nal y conducta ejemplar le ofreció encabezar la lista de aspirantes a Concejales por Heres y aceptó la responsabilidad consciente de que podría apor­tar experiencia profesio­nal para corregir los ma­les que entraban muchos aspectos vitales del Dis­trito, especialmente de la Capital.
Podríamos decir que Uz­cátegui era un hombre apurado y atareado, tan pronto estaba aquí como en Ciu­dad Guayana y en Upata. Su escritorio frecuente­mente estaba lleno de casos y con un pie en el edificio Mancini y otro en el estribo de la camioneta azul que lo llevaba al interior del estado.
Pretendía Uzcátegui corregir entonces los  muchos males que esco­llaban el avance de la ciudad a metas más significativas dentro de lo social, lo cultural y lo productivo.
Le preocupaban el aseo y ornato de la ciudad; la venta de parce­las ejidales y  los pre­cios de artículos de pri­mera necesidad.
A Uzcátegui no se le ol­vidaba cuando René Ottolina, reconocido animador de televisión, se ubicó en el Mirador Angostura y pidió una esco­ba para barrer alrededor donde haría una filmación.  A propósito decía Uzcátegui que quien sea que venga a esta ciudad debería llevarse de ella el recuerdo más hermoso porque así nos proyectaremos mejor y quien venga por prime­ra vez seguiría viniendo siempre y hará que otros nos frecuenten.
En cuanto a los ejidos criticaba  la mala administración. Nunca ha habido control sobre la venta de tie­rras y hay gente viva que se enriquece porque el Concejo, adrede o ingenuamente se lo está facilitando. No hay derecho para que una persona que tenga casa y terreno pueda comprar al Concejo más parcelas a precios de ganga para el negocio de la reventa. Ningún ciudadano debe tener más de un te­rreno cedido por el Con­cejo, salvo que ese otro terreno que reclame sea para instalar una fuente de trabajo.
Y sobre el régimen de precios es otro paquete al que el Concejo le ha rehu­ido en perjuicio de los ha­bitantes de bajos recur­sos.
La administra­ción Municipal de Heres se destaca por la intensa propaganda política en los. barrios, tratando de ganar adeptos con obras que es­tá obligada a ejecutar, porque los dineros que en ellas se invierten no son de ningún concejal en particular, sino dineros del pueblo, recabados a través de los impuestos y las ventas de sus bienes. (AF)


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