viernes, 25 de diciembre de 2020

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD

Ha llegado hasta nosotros inesperadamente, en forma si se quiere sutil, el Espíritu de la Navidad, un antiquísimo ritual religioso que la familia lingüista Celta ponía en práctica a la llegada del Solsticio de Invierno, es decir, entre el 20 y 23 de diciembre cuando el Sol se coloca a una distancia mayor del ecuador celeste. Los Celtas que procedían, según se cree, de Anatolia (península del Asia Menor) o de las estepas, entre el mar Negro y el mar Caspio, se ramificaron por toda Europa y de allá parte de su cultura se ha venido filtrando hasta nosotros. Sorprendente como se extiende y evolucionan variantes o parte de la cultura de pueblos muy anteriores a los nuestros. Lo muy cierto es que aquí estamos hoy 21 de diciembre practicando muy a nuestro modo católico el ritual de los Celtas llamado Espíritu de la Navidad que según la creencia suele atraer a la paz y la prosperidad. La tradición sostiene que el Espíritu de la Navidad llega a los hogares donde se le da la bienvenida y él recibe 21 deseos de sus creyentes y los reparte en salud, abundancia y amor el año siguiente. La leyenda dice que un hermoso, alegre y bondadoso ser llegó hasta las tierras nórdicas (Escandinavia) en esa fecha procedente de un mundo muy lejano. Él visitaba los hogares de las personas de buen corazón para concederles los deseos más preciados. Para recibir el Espíritu de la Navidad las personas se reúnen en un hogar limpio y bien dispuesto con Velas sobre una mesa en forma de triángulo; azul (paz), amarillo (alegría) y rojo (amor)..Inciensos y mandarinas. Papel y lápices, suficiente para las personas que estén reunidas. Para comenzar el ritual del Espíritu de la Navidad se encienden las velas en el sentido de las agujas del reloj; así como también los inciensos y adicionalmente esencia de mandarina que se esparcen en gotas por las esquinas del hogar. Luego, se abren puertas y ventanas y se pronuncia una oración de bienvenida del Espíritu y en la cual se incluye una reflexión personal en la que se muestra arrepentimiento por las acciones individuales que pudieron ir en contra de los propios deseos o que afectaron el logro del bienestar ajeno. Si el año previo se hizo una lista de deseos, se recorta una a una cada petición y se van quemando para cerrar el ciclo. No sin antes agradecer los anhelos cumplidos. Después, se hace una lista nueva para el año siguiente, la cual se pasa por el humo del incienso y por las velas (sin quemarlo), se dobla y se guarda en un lugar seguro hasta el próximo 21 de diciembre. Las velas se deben consumir completamente y el ritual puede incluso terminar pasadas las 12 de la noche, pero siempre es importante comenzarlo en las horas que se recibirá la visita del invitado de honor. (AF)

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