miércoles, 30 de enero de 2019

La Urna funeraria en Guayana


La Urna funeraria que por lo leído, es un invento de los etruscos (Toscana-Italia) de la Edad de Bronce, llegó muy tarde a Guayana, específicamente a Ciudad Bolívar, donde los cuerpos exánimes los arrojaban al Orinoco para que lo ingiriesen los peces o los enterraban envueltos en su hamaca como mortaja  en El Cardonal, sitio del actual Cementerio, llamado así  porque estaba cercado con un tipo xerófilo de vegetal espinoso llamado “Cardón España”.
Así ocurrió con el cadáver de Piar luego de ser pasado por las armas.  El historiador carupanero Bartolomé Tavera Acosta dice que lo sepultaron en El Cardonal y sus restos buscados para ser trasladados al Panteón Nacional por disposición de Guzmán Blanco, jamás fueron hallados.  El doctor Eduardo Jahn lo atribuyó a la humedad y acidez de la tierra.  Lo igual ocurrió con los restos de Manuel Palacio Fajardo y otros próceres.
Que los cadáveres  eran enterrados a “rin pelado” como se dice en buen criollo, lo narra poéticamente Andrés Eloy Blanco: ”…y abrieron una fosa y allí metieron el residuo humano, y una cúpula azul sobre una losa fue el mausoleo, el cielo sobre el llano”.
Los Mandinkas de Gabia, en África occidental, todavía sepultan sus difuntos con mortajas blanca solamente en un hoyo recién cavado,  que cubren  con una gruesa estera de junco,  Luego un manto de espinos para alejar a las hienas y finalmente un promontorio de piedras.

Cuando los patriotas tomaron a la Angostura del Orinoco, una de sus primeras tareas fue velar por el destino de los cadáveres.  En 1818, el Gobernador político  de la provincia y Presidente de la Municipalidad de la Ciudad, Juan Vicente Cardoso, emitió una Disposición que reza así en su ART 2ª,—Ln Municipalidad, entre  sus vastas atenciones, ha comprendido la del establecimiento del  Cementerio, y en este concepto se prohibe que ninguna persona. arroge al Rio los  Cadaveres , ni los sepulten, sin  orden del Párroco por exhigirlo asi el orden y la faeilitación del que debe observarse por aquel en el asiento de las  partidas de su respectivo libro”.  (AF)

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