Recopila las crónicas que diariamente vengo publicando en el Correo del Caroní y Red Social
martes, 2 de marzo de 2021
LA CIUDAD PERDIDA Y SU ÚLTIMO VESTIGIO
Siempre fue por ese lado, por el lado oriental del empinado Casco Histórico y que desde el siglo pasado llamaban “El Retumbo” a causa de un sismo que por allí retumbó, lado que al final sirvió para construir el Grupo Escolar Estado Mérida y que la muy católica sociedad bolivarense sentenció como "La Ciudad Perdida".
El desarrollo urbano, con buenas construcciones, adecentó El Retumbo que terminó perdiendo su connotación de lugar ruidosamente burdelesco donde la alta y baja marinería de los barcos fondeados en puerto abierto del Orinoco, saciaba su sed de amor a cambio de algunos pesos, florines, dólares, francos o esterlinas. No había problemas en cuanto a la nacionalidad de la moneda porque la Casa Blohm que funcionaba como banco, las admitía.
Entonces el desarrollo urbano hizo que El Retumbo se mudara más hacia el Oriente y surgió no ya la Ciudad Perdida, sino "La ciudad pervertida" querían decir las muy cristianas familias angostureñas. El poeta José Sánchez Negrón me contaba que en su época de niño, cuando su tía abuela lo llevaba de la mano lo obligada a mirar para otro lado porque extender la vista hacia allá era como hacer contacto con lo pecaminoso.
Ellas eran las golfas, las rameras, las busconas, las hetairas, las heteras, las perdidas, las meretrices, las mundanas, las pendangas, las zorras, las suripantas, las pecadoras, las pelanduscas, las pendangas, las arrastradas, las perendecas, las bagasas, las putas, las prostitutas, en fin, las cortesanas del Burdel de Filiberto. contra las cuales nunca pudieron los sermones disparados desde el púlpito de la Catedral.
Contra ellas sólo podía de vez en cuando por agosto el Señor de las Aguas. Entonces, goloso, turbio y repleto de mogotes, metía sus lenguas, inundaba y las hacía damnificadas hasta que satisfecho retornaba a su cauce.
Pero lo de agosto de 1943 fue imperdonable, El Orinoco sumergió la Ciudad Perdida hasta tres metros bajo agua y las alegres mujeres se
sintieronn frustradas al pretender refugiarse en las cubiertas de los barcos. Se dispersaron y fueron a parar unas, a Los Culíes, otras a los cerros El Zamuro y La Esperanza y un número menor de ellas buscaron protección en el antiguo barrio "La Tumbazón" y al otro lado del río, en Soledad. Se dispersaron hasta que bajasen las aguas y todo volviese a ser como antes; pero, nunca fue, el Presidente de la República, Isaías Medina Angarita, luego de aterrizar en el aeropuerto de la Laja de La Llanera en el avión Lafe-28 que lo trajo de Maracay, ordenó que "Sodoma y Gomorra" fuera destruida y que a nadie se le ocurriese mirar hacia atrás porque estatua de sal se volvería. De manera que acatando la disposición del magistrado, se levantó allí un edificio resaltando en el frontispicio aquella sabia frase de Bolívar en el Congreso de Angosturas "Moral y luces son nuestras primeras necesidades''
Pero la Ciudad Perdida no perdió su nombre porque la construcción del Grupo Escolar no fue suficiente .para acabar la prostitución en el lugar. Si bien la actividad del comercio sexual buscó hacía las afueras lugares más apropiados como El Trocadero, El Vesubio y El Siete, quedaron en las inmediaciones del Grupo Escolar algunos puntos reservados como "El Chupulún", en donde era seguro encontrar al periodista Eduardo Santana, pero que aparentaba ser una Pensión, administrada por un nicaragüense y donde podíamos hallar además al reportero gráfico Roberto Rojas, disfrutando un sábado de ceviche peruano. Asimismo, a Naranjo, Londoño, Freddy, Aray y Gustavo Basanta aduciendo que era allí donde la birra se aprovechaba mucho más barata. En resumen, el Chupulún era el último vestigio de la Ciudad Perdida, una humilde y desnivelada casa de fachada deprimida, pero longitudinalmente profunda, con cuartuchos estrechamente contiguos y a ambos lados de un reducido pasadizo a cielo abierto que terminaba en dos baños, pero con espacio todavía para bancos duros lateralmente adosados donde se sentaban a libar y a tertuliar los amigos de la cebada y la sopa de rabo. (AF)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Excelente relato como todos los escritos,de este gran cronista de nuestra region,cronicas que hacen que nos identifiquemos de alguna manera con nuestra historia patria, sus personajes,sitios historicos y momentos relevantes del pasado.FELICITACIONES.Don Americo Fernandez.
ResponderEliminar