En 1914, el upatense Ángel Custodio Lanz, apodado por su ferocidad guerrillera como “Angelito Lanza”, se sublevó contra la reforma de la Constitución Nacional propiciada ante el Congreso por el General Juan Vicente Gómez, para perpetuarse en el Poder.
Estuvo Angelito Lanz alineado siempre con Cipriano Castro y había participado al lado de Gómez y junto con el General Anselmo Zapata contra la llamada Revolución Libertadora que tuvo a Ciudad Bolívar como último baluarte. Sin embargo descompadró con Gómez y se le sublevó en “Las Chicharras”, altiplanicie de Nuria, distrito Roscio, capital Guasipati.
En el curso de ese levantamiento tomó tres veces la Plaza de Upata, por lo que el Gobierno de David Gimón, por instrucciones del gobierno central, comisionó a los Generales Marcelino Torres García y Vicente Vásquez para perseguir, enfrentar y capturar a los sublevados, particularmente a su cabecilla
El 19 de junio, desde la base militar de Guasipati, el General Marcelino Torres, comandante general de las tropas, envía al Gobierno el siguiente telegrama: “Angelito Lanza (Ángel Custodio Lanz) con pocos compañeros que le quedan se salió por una pica reservada. Ayer a la una lo alcanzó la caballería del General Morales, le tomó algunos prisioneros y lo obligó a internarse en la montaña. El encuentro fue en Cerro Largo, Sabanas de los Grúber. Todas las salidas se las tengo tomadas mientras el General Vásquez le sigue el rastro. A Lanza le queda poca gente hambrienta y descalza, pues no les ha dado tiempo ni de comer.”
Tres días después, 22 de junio, el telegrama desde Upata, es distinto, pues el guerrillero Angelito Lanza se había salido con la suya. Le armó una emboscada a la tropa del Gobierno y dio muerte a su comandante el General Vicente Vásquez, en el llamado Paso del León, inmediaciones de El Palmar.
Al final triunfaron las fuerzas del Gobierno, pero no pudieron capturar a Angelito Lanz porque este muy sagazmente evadió el cerco y fue a parar a Puerto España, Trinidad, donde solicitó asilo dejando en la penuria a su esposa Francisca María Muñoz con la cual tuvo a su único hijo, Alejo, a quien más tarde reclamaría para educarlo en Trinidad.
En Trinidad fue acogido por otros exiliados políticos y comenzó de nuevo a conspirar para invadir Venezuela por Guayana. El enlace con los comprometidos en Guayana era el fotógrafo I. E. Rebolledo, quien tenía un estudio en la calle Venezuela de Ciudad Bolívar, pero el complot fue descubierto y Rebolledo fue a parar con sus huesos al Castillo de Puerto Cabello.
Después de la muerte de Gómez en 1935, Angelito Lanz volverá a Upata con su hijo Alejo que educó en Trinidad. Alejo, un intelectual en potencia que llegaría a escribir varios libros, entre ellos, las memorias de su padre, se vio en la imperiosa necesidad de sobrevivir trabajando en las minas de oro del Yuruari.
Entretanto, Angelito se volvería a casar en segunda nupcias con Santiaga Isabel Silva, viuda de un comerciante. En Upata se mantuvo hasta 1960, cuando ya pobre y en estado de salud deplorable, su hijo Alejo, quien se había establecido en la población de El Tigre, se lo llevó para tenerlo más cuidado de cerca.
Angelito Lanz, quedó ciego y físicamente desgastado, pero nuca perdió su vivacidad y lucidez. El 12 de julio de 1963, a los 82 años puesto que había nacido en Upata en 1881, falleció dejando en uno de sus nietos la vocación por las armas.
Los upatenses lo recuerdan a través de la tradición oral como un guerrillero audaz que fue fiel al pensamiento liberal que profesaba, que nunca claudicó y supo burlar los acosos de las tropas del dictador Juan Vicente Gómez.