Mi compadre, el periodista Cruz Moreno Seijas, murió en el umbral de los ochenta
en el 2023, pues nació en Maturín el 24 de agosto de 1941, Día de San Bartolomé,
patrono de los sastres, pero Moreno nada de sastre tuvo sino los trajes que
ellos cortan y que él siempre lució muy bien igualando en el gusto del buen
vestir y de la moda a gente como León Guevara Enet. Vivió en ciudad Bolívar
desde 1959, cuando contaba 18 años de edad. Vino como asistente de su hermano
Jesús Moreno que operaba un Linotipo en la Editorial Talavera editora del diario
“El Bolivarense” donde prácticamente Morenito se hizo periodista de tanto
imponer lingotes de plomo caliente. Moreno es hijo de una indígena conocida en
la tierra del Guarapiche como ”Doña Bárbara” por el parecido que tenía con el
llanero, personaje de la novela de Rómulo Gallegos, solo que el marido padre de
Morenito no se llamaba Santo Luzardo ni nada tenía que ver con él toda vez que
su padre Cruz Moreno era de origen vasco aunque nunca pudo dominar la lengua
Euskera, propia de esa etnia hispana y la más antigua del continente europeo.
Moreno Seijas trabajó como reportero y alguna veces como Jefe de Información en
casi todos los periódicos de Ciudad Bolívar (El Bolivarense, El Luchador, El
Expreso) y Ciudad Guayana. También como Jefe de Prensa de la Gobernación del
Estado Bolívar en tiempo de los gobernadores copeyanos y siendo Tomás Chino
León, Jefe de Relaciones Públicas. En resumen este colega que siempre y en los
momentos más atribulados andaba con una sonora sonrisa, fue profesional muy
práctico y sobre todo leal, trabajador, critico de sí mismo y de los demás, un
poco tímido, pero muy servicial. Casado con la Guía de Turismo, Ana Farfán, con
la que tuvo cuatro hijos, entre ellos, la ingeniero Andreína Moreno, ejerciendo
en el Ecuador, sumados a otros muchos que tuvo por fuera en sus andanzas
reporteriles. Y aunque usted no lo crea, Morenito llegó a ver un Platillo
volador. A partir de 1963 que es cuando la redacción del periódico lo toma en
serio y le publica la primera noticia remunerada. Entonces para ser miembro de
la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) y él lo fue, era uno de los
requisitos que el periodista viviera de la profesión. Pero Moreno había puesto
en práctica y a prueba su vocación desde mucho antes, cuando su hermano mayor
que era linotipista del diario El Bolivarense lo adoptó como ayudante. Entonces
barría el taller y colocaba los lingotes de plomo recién salidos del crisol del
Linotipo en la dura mesa de imposición. Antes de aprender a redactar con los
rudimentos primarios de su educación escolar recibida en Maturín se sumergió en
el ardoroso ambiente de la impresión en caliente donde los gráficos se entendían
o comunicaban con un lenguaje muy propio que el periodista de hoy seguramente
ignora. En ese lenguaje que al principio le parecía enrevesado, Moreno aprendió
el significado de los vocablos chivatear, regletear, galeras, interlineados,
bastardillas, miriñaque, rastrillo, picas, refilar, ludlow, monotaype,
esterotipia, tipómetro y tantos otros términos que a la perfección dominaba
entonces el mocho Lexilé Narváez, aficionado al cine súper ocho al igual que
Marcos Dinelli que terminó siendo camarógrafo de RCTV. La mortificación de Cruz
Moreno era el lead de la noticia más que su estructura piramidal. Cada vez que
comenzaba a redactar un suceso se levantaba de la sonora e incansable Remington
y se dirigía a la dirección a consultarme si había acertado con el hexámetro
técnico de las circunstancias: Qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué. Al fin
se soltó el moño y comenzó a mejorar su situación allí y con otras chambas que
le fue posible conseguir para pagar la pensión de la calle El Progreso.
Incursionó en la radio, llegó a dirigir a Bolívar Visión y también el Correo de
Guayana, un diario de vida efímera que circuló en la Zona del Hierro en 1968,
fundado por el colombiano Jairo Agudelo. Este periódico se resteó con el
periodista José Manuel Rojas cuando un juez le dictó auto de detención
atendiendo a la demanda del corredor público Edmundo Mattei y es más, Cruz
Moreno Seijas, se declaró en huelga de hambre junto con los periodistas de
Ciudad Guayana César Díaz (Solito) Decán, Eduardo Santana, Nolasco Guarisma
Álvarez, Héctor Lara y Luis Alfonso Amario, este último incorporado a la huelga
por instrucciones de la AVP local, para cubrir la ausencia del colega Nolasco
Guarisma Álvarez, detenido en ese mismo día por la tarde acusado de estar
flirteando con los guerrilleros. De todos los periodistas es el que mejor se
comunica con el sector militar, seguramente porque un familiar suyo fue alto
oficial del Ejército, muerto, por cierto, en un asalto. El mismo Cruz Moreno en
dos oportunidades ha sido atracado. De nada le sirvió el curso de Corresponsal
de Guerra que lo apegó más al sector militar. Una vez en una asamblea de la AVP
se presentó con una indumentaria de soldado y lo hicieron correr sus colegas.
Siempre anda bien vestido y una época hubo en que competía con Lira Puerta,
director de El Bolivarense. La costumbre de vestir bien le quedó desde que fue
jefe de Prensa del Poder Ejecutivo en tiempo de los gobernadores Andrés Palazzi
y Eduardo Oxford Arias. En la noche del 9 de enero de 1969 una esfera luminosa
estuvo inmóvil sobre el Puente Angostura del Orinoco y luego se desplazó hacia
el Sur hasta desaparecer, según dieron a conocer a la prensa regional y nacional
el director de la emisora “Ecos del Orinoco”, un dirigente juvenil de COPEI y
numerosos habitantes del barrio La Sabanita. Juan Parra Tovar, director de “Ecos
del Orinoco” y el dirigente socialcristiano Cruz Moreno Seijas, informaron que a
las 9:45 de la noche vieron posarse a considerable altura y en dirección
vertical sobre el Puente Angostura “una esfera blanca esplendorosa, con un punto
rojo luminoso que estuvo allí detenida por espacio de 15 minutos y finalmente se
desplazó hacia el Sur hasta desaparecer”. Explicó Parra Tovar, que el sábado por
la noche por primera vez apareció el objeto luminoso en el cielo. El se hallaba
entonces estacionado con su vehículo en el Puente “La Campiñas” de La Sabanita y
que el domingo por la noche volvió a seguirle la pista al objeto, acompañado de
Moreno Seijas y su familia. Estos constataron lo que antes habían escuchado con
escepticismo. Lo dicho por los informantes fue corroborado más tarde por el
Operador de la Torre de Control del Aeropuerto, Daniel García y numerosos
habitantes de la avenida Sucre, quienes dijeron haber observado la trayectoria
extraña del objeto luminoso. El pintor Rafael Torrealba, cuando pertenecía al
departamento de extensión cultural de la UNEG y a la dirección de Cultura de la
Alcaldía, contaba a sus alumnos de artes plásticas las experiencias vividas en
Maracay con los platillos voladores. “Los ovni son una realidad que yo he
vivido” solía decir y aseguraba haber visto varios además de dar cuenta de un
grupo denominado “Misión Cristiana Fe Renovada” que visita Venezuela a través de
ellos.(AF)