Así me dijo el Comisario Cirilo Perdomo (en la
foto) que se llamaba internamente el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial. Me lo dijo en la ocasión de averiguación
contra un empresario minero que me había suministrado información documental
publicada en El Nacional, sobre la actuación de funcionarios de ese cuerpo y la Guardia Nacional.
No transcurrió muchos días sin que el
empresario minero fuera a parar a La
Pica , con lo cual los dos organismos de investigación y
seguridad quedaron virtualmente exentos de culpa, lo que no significa que en
las prenombradas familias no haya ovejas negras, pues en la viña del señor,
como bien reza la Biblia ,
inevitablemente nunca deja de crecer la mala hierba, con la cual, por supuesto,
el labriego debe permanecer alerta, hoz en mano, para que el cultivo no se
arruine.
El CTPJ era muy bien cultivada a pesar de la maleza que algunas veces le introducen las correntías y, el 20 de febrero de 1991 cuando cumplió 43 años aún no le habían cambiado el nombre por el que ostenta ahora, tan largo como tan difícil de memorizar o romper con la tradición.
Este cuerpo fue creado en 1958, por la Junta cívico- militar
presidida por el Contralmirante Wolfgan Larrazábal Ugueto, como órgano auxiliar del Poder Judicial que
hasta entonces se valía de la funesta Seguridad Nacional.
Los Tribunales de Justicia contaban con una Policía
preventiva y represiva, pero al mismo tiempo científica, que perseguía y combatía el delito donde quiera, coadyuvando así a la estabilidad y protección
social.
La edad de la antigua PTJ en Venezuela es,
si se quiere, la misma de las Seccionales y Delegaciones más
importantes del país, entre ellas, la de Ciudad Bolívar establecida bajo la
dirección del amigo Carlos Guzmán Vera, a quien siempre persiguió el fantasma
del suicidio. La de Ciudad Guayana fue creada en 1983 por el gobierno de Luis
Herrera Campíns atendiendo a su crecimiento poblacional, al alto índice
delictivo y al establecimiento allí de un nuevo circuito del Poder Judicial.
A nivel nacional la
PTJ creció, se tecnificó y abrevó en los adelantos que se
producían en las mejores policías del mundo como la norteamericana, la
francesa, la inglesa y la
Israelí para perfeccionar sus métodos, sistema y mantener una
depuración constante en aras de su eficacia, fortaleza, confianza y
credibilidad social. En esa dirección procuraba que sus miembros fuesen
licenciados universitarios formados a través de núcleos y delegaciones en las
regiones del país. En tales núcleos los funcionarios podían en un año optar al
grado de detective y luego de cuatro años más de estudios a distancia, optar a
la licenciatura de ciencias criminales.
No se si mantiene hoy la misma estructura y marcha al mismo
ritmo profesional de antes cuando yo era corresponsal de El Nacional y me
tocaba visitar diariamente a Guzmán Vera montado en su oficina en los altos de la Casa Capella. Hoy la
antigua PTJ se llama conforme a la
Ley promulgada en enero de 2001 “Cuerpo de Investigaciones,
Científicas, Penales y Criminalísticas”.
Ahora, Señor Perdomo, es la familia de
las cinco letras (CICPC). (AF)
ANTES LES DECIAN ERAN LAS TRES LETRAS POR AQUELLO DE LA PTJ
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